martes, 22 de febrero de 2011

…Y volvemos a lo mismo…

El lunes en la madrugada me siento como siempre a trabajar en la computadora y abro las diferentes páginas de internet. Me llama la atención que el perfil de un amigo bombero dice: “No nos dispares ¡Somos guardianes de tu vida!!” Me llama la atención y le escribo, porque me imagino que es algún problema que tiene y para mi sorpresa me dice: “Nos cayeron a plomo, loco… este país se fue la v….!”
Así es, la reiteración de las acciones violentas es la misma siempre. Esa noche se perpetró un hecho abominable en la sede de los Bomberos de San Cristóbal y al ver esta noticia he quedado en shock.
No se justifica un hecho de tal magnitud de violencia contra un cuerpo de resguardo ciudadano. Es una exageración que ocurran acciones de este tipo y a todos nos resulte bastante jocosa la cuestión, tal y como lo dijo alguien en la televisión al ser entrevistado. Esta persona, (la que apareció en la  tele) que desconozco su identidad decía que era algo fortuito, que lo mas lógico es que una descarga como esta se presenciara en una central de policía… ¡ojo! ¡Central de Policía!! Porque supuestamente “ellos tienen mas contacto con los antisociales”, ahora yo me pregunto, ¿qué lleva a una persona a opinar en un medio de comunicación de esta manera?
Pues es muy sencillo que presenciamos tanta violencia día a día con la inseguridad devorándonos tan cotidianamente, que resulta un paseo la ejecución de un grupo de personas. No importa cual sea su origen o profesión, para mí es algo inaudito, me siento demasiado vulnerable ante estos flagelos urbanos que están acrecentándose y veo que siempre VOLVEMOS A LO MISMO.
Todos en los medios indican que ya se van a tomar medidas de seguridad por parte de los funcionarios del estado para acabar de una vez por todas con la delincuencia común y el crimen organizado, me lleno la cabeza de opiniones de cada uno, tratando de responder a utopías de un contrato social más pacífico. Pero no es así, entre la gobernación y la alcaldía se pasan el testigo de la responsabilidad, para luego dejarlo en el ministerio de interior y justicia, mientras la ciudad está cada día mas desprotegida y los ciudadanos comunes somos víctimas de este flagelo que nos tiene en cuenta regresiva nuestras vidas.
No creo en nada de lo que dicen los famosos administradores de la ciudad. Hay una zozobra en cada uno de nosotros que me gustaría los señores del consejo legislativo, la gobernación, la alcaldía o algún otro organismo lo sintiera, porque esa impotencia ante los antisociales que se ensañan contra la población, te hace sentir parte de la miseria humana a la que hemos llegado y no creo que haya una solución porque cada vez iremos mas hacia el fondo.
No se preocupen señores, sigan perdiendo el tiempo en sus discusiones politiqueras efímeras y sinsentido! Porque acá estará la población sufriendo los embates de una administración paupérrima que sólo ha logrado crear más pobreza espiritual en cada uno de nosotros.
Mientras, le envío lo mejor de las buenas vibras a mis amigos los Bomberos de la ciudad, esperando que nunca vuelva a suceder un hecho tan infame.
Recuerden que con un poco, sólo un poco de voluntad se empiezan a arreglar las cosas…

miércoles, 16 de febrero de 2011

Todo va como muy rápido, no?

Estoy detenido en un semáforo, las luces rojas indican que todos debemos esperar para que pasen los otros carros y los peatones. La luz cambia al verde, pero en menos de lo que puedas reaccionar hay una larga fila de personas tocando la bocina, sin percatarse que aún hay transeúntes sobre el rayado y no ha pasado una fracción de segundo. ¿nos molesta esperar? ¿nos gustaría atropellar al incauto? No sé…
Hay una inmensa ola de personas que tratan de acelerarse constantemente, hay una ola de acciones que nos atosigan cada día y no podemos despegarnos de ella, hay una avasallante fuerza que nos obliga apresurar nuestro biorritmo natural y nos convierte en autómatas, tras un destino cotidiano, sin sentido, sin ninguna razón de existencia.
Es la desesperación de todos que resulta inconcebible, la ciudad, y por ende, nosotros, hemos convertido nuestra vida en parte de una maquinaria programada por la rapidez de un mundo que no tiene justificación. He decidido no andar más en mi carro porque me da la impresión que a cada instante voy a chocar con otro, y me intriga ver cómo miles de personas conducen sin parar.
Todas las calles están plagadas de esta fuerza extraña, todos nosotros estamos diseñados para comprar-comprar, correr-correr, comer-comer. Ahora todo se ha convertido en un sistema dominado por el plástico, sólo somos seres humanos si tenemos visa, mastercard o un buen carro.
Es una lástima ver a una ciudad como san Cristóbal que empieza a verse como metrópoli y no termina por cerrar ese ciclo pueblerino. Es por ello que trato de no salir a la calle, porque todos andan corriendo en sus carros, nadie respeta las señales de tránsito, hay personas consumiendo bebidas alcohólicas en la vía pública, la basura nos devora, el improperio está a la luz del día y seguimos como si nada estuviera pasando, sólo es importante llegar… a donde? No sé, solo llegar a un destino.
Es difícil ir al supermercado y hacer la cola como todo ciudadano, es difícil esperar nuestro turno en el semáforo, es difícil darle paso al peatón para que atraviese la calle, es muy pero muy difícil esperar un instante mientras te atienden.
¿Casos? los vemos a cada instante en esta ciudad caótica, donde las leyes no se respetan y el sentido de urbanismo o ciudadanía se quedó en el olvido desde hace mucho tiempo, no soporto ver más esta disparidad entre algunas necesidades que tenemos, algunas que no sirven de nada, y otras, las urgentes, las olvidamos. Se nos olvidó que somos seres humanos.
Estamos acelerados hasta para nacer, porque al feto lo enferman revisándolo cada rato con el famoso “eco” desde que tiene cuatro semanas y los familiares se desesperan de manera histérica por saber el sexo del que viene... pues me parece la estupidez más grande que se nos puede ocurrir. Es una verdadera desesperación que todo se haya ido de las manos. Cada día esta enfermedad crecerá através del tiempo hasta ver materializado el pandemónium.
Por eso no creo en historias rosas o en mundos de paz, ni en los que hablan de humanización de la ciudad o del rescate de la cultura si no son capaces de ver la paranoia colectiva que no tiene solución.
Mientras, dejaremos que pasen las horas para que nos lleven mas rápido a la tumba… o a donde mejor sea.

lunes, 7 de febrero de 2011

Y todos digan…Salud!

Luego de unas merecidas vacaciones iniciamos de nuevo con esta etapa de El Incinerador Teatro, trataremos de no escandalizarnos con algunos temas que nos preocupan. Volveremos a reiterar la necesidad de organizar las actividades artístico-culturales que tan golpeadas están en nuestra región, y no lo digo por los artistas, sino por las personas que se encuentran al frente de estas instituciones encargadas de su administración. Pero bueno, eso es otra cosa y hoy estoy alarmado por lo ocurrido el domingo pasado en nuestra ciudad.
Un paro general en el Hospital Central de San Cristóbal donde los médicos protestaron por una serie de quejas, “la falta de insumos para que este funcione”.
Parece que ni siquiera la SALUD se ha salvado de la desidia de los gobiernos nacionales y regionales, estamos con los enfermos en la calle esperando que venga el  mismo José Gregorio Hernández a tratar de salvarlos cual mesías caído del cielo. Me parece un abuso por parte de las autoridades que se pasen la culpa el uno hacia el otro, aumentando las brechas que nos separan a los venezolanos y que no son más que una manipulación política. Si hay personas que son la prioridad en nuestro contexto, son los miembros del gremio de la salud, que están allí esperando para atender a todos los que asistimos diariamente a estas instituciones públicas. Particularmente apoyo la protesta, siempre y cuando sea para reivindicar las mejoras en el servicio que se presta a la comunidad.
Mientras tanto ese mismo domingo, en la otra parte de la ciudad, se estaba desarrollando una actividad decadente que gasta gran parte del presupuesto de la Alcaldía y de la Gobernación como es la Feria de San Sebastian, que, según tengo entendido, es el “orgullo de los tachirenses”. Me pregunto: ¿es más importante la bacanal del mes de enero que la salud de los ciudadanos?, porque ahora estamos en medio de una insensibilidad extraordinaria, donde cada dependencia está caracterizada por su aislamiento, sin tomar en cuenta que se juegan la vida de miles de personas. No pretendo ser moralista y mucho menos inquisidor de estas fiestas, pero si tenemos el problema de la salud, creo que deberían preocuparse un poco más sobre el tema y demostrar sus habilidades de gerentes para trabajar en conjunto con el gobierno central, si es que éste les está dando la espalda… según dicen… no me consta.
Pero como habitante de esta ciudad me indigna que los enfermos sean atendidos en la acera de la avenida Lucio Oquendo, mientras en Pueblo Nuevo están derrochando miles de millones en una fiesta que no tiene sentido alguno y que espero alguna vez llegue un alcalde sensato y regule esta situación.
Como no tengo la menor incidencia en estos temas -porque al votante o al ciudadano común nadie le escucha- me gustaría saber qué opinan nuestras autoridades regionales sobre este tema, porque genera en mí una gran decepción ver cómo se hacen las cosas y cuales son las prioridades.
Pero no se preocupen, sigamos participando del “Pan y Circo”, mientras la SALUD sigue en decadencia y nuestros médicos se desesperan aun más por sus pacientes, y el resto, que somos todos, seguimos dándole la espalda a los verdaderos problemas.
Y todos digan… SALUD!!