miércoles, 31 de agosto de 2011

El Turismo Gocho…


En una ocasión alguien me preguntó sobre las principales atracciones turísticas que tenemos en nuestra ciudad, yo me quedé un instante pensando sobre esta pregunta tan “capciosa”, porque de verdad, me detuve en el abismo de mi memoria. Sentí que estaba traicionándome, y con esto a todos los que en esta región vivimos. De seguro los que leen estas líneas estarán pensando en Peribeca, pero les recuerdo que la pregunta fue sobre la ciudad, es decir, “San Cristóbal”. Desde hace algún tiempo hay una especie de virus que cuando hablamos de turismo sólo pensamos en un pueblo como Peribeca y su estructura prefabricada decadente de turismo, que mas parece una feria de San Sebastian improvisada cada fin de semana, porque ni siquiera entre semana está habilitado.

Pero bueno, continuando con la escasez de los lugares que conocemos, me veo en esta diatriba sobre recomendar el centro de la ciudad o correr los turistas a los pueblos del interior del estado. El centro es un hervidero de trabajadores de la economía informal, comerciales que colocan sus baratijas en la mitad de las aceras, y por supuesto, no pueden faltar los amigos de lo ajeno que andan por doquier. Este cuadro se logra gracias las gestiones de los administradores de la ciudad y del estado que hemos tenido a lo largo de la historia y que hoy día no son la excepción.

Es lamentable ver desaparecer las estructuras del pasado histórico, observamos cada día cómo se esfuma a medida que se siguen adoptando políticas populistas y carentes de ideas, que sólo se preocupan por intereses electorales, y nosotros, los que convivimos en nuestra ciudad, tenemos que seguir soportando el peso de la desidia.

Si revisamos nuestro recorrido en el “Centro histórico” sólo veremos espacios donde el caos es triunfante, donde es imposible caminar por las avenidas y hacer un paseo por la Plaza Bolívar, junto con el Centro Cívico es toda una travesía de peligro extremo. Hoy día estos espacios no son ni la sombra de lo pensamos era parte de una arquitectura digna para una ciudad que la necesita.

Si paseas por la zona de  Edificio Nacional, vemos la cantidad de construcciones que podrían llamarse “joyas de la arquitectura” (por el momento histórico en el que se erigieron), sólo sé que ahora están venidas a menos, esperando algún momento para que alguien rescate estas áreas, que sería de extraordinario atractivo turístico si se colocará espacio para el disfrute del peatón común y corriente. Claro, tomando en cuenta que se iluminara dignamente y existiera un verdadero servicio de seguridad ciudadana que protegiera los intereses de los sancristobalenses, porque seamos claros, es más peligroso toparse con un policía que con un antisocial.

Les aseguro que el alcalde o gobernador que se digne a arreglar el Centro, podría quedarse eternamente en su puesto y sería aclamado como más el proactivo de todos los que por allí han pasado.

Siguiendo el recorrido, un poco mas hacia las carreras 9 y 10, vemos que el Palacio de Los Leones ahora parece el refugio de los gatos nocturnos y un poco mas adelante, la iglesia San José está en el abandono de la oscuridad que la acecha y que nos invita por completo al olvido. De lo que alguna vez se intentó hacer, es una edificación estilo “gótico”, con aquello del rimbombante gusto sofisticado del kitsch en la que se realizó, sólo queda un fantasma que se alza en la mitad del centro, o el edificio del Liceo Alberto Adriani, que sería fantástico verlo iluminado y con una visista guiada que traería como gran aliciente la llegada de turistas ávidos de espacios para disfrutar tanto en el día, como en las noches cálidas de nuestro valle.

Pero decirlo y hacerlo es tan utópico, que me resulta una burla ver lo que hemos hecho con nuestra ciudad, que espera, sedienta de espacios urbanos para los citadinos y con áreas para el esparcimiento. Donde en lugar de tener miedo a salir por la inseguridad y por las deplorables edificaciones, pudiéramos ver cómo se restauran y se configuran zonas que son de alto valor estético y sobretodo histórico.

¿Será que esto sólo lo veo yo? ¿Será que no hay sensibilidad ante tal abominación hecha contra la ciudad? ¿O será que ha nadie le importa porque es mejor mantenernos en la oscuridad del caos?

Espero algún día alguien se digne meter la mano en este centro y realmente convertirlo en el “Centro Histórico” de atractivo TURÍSTICO. De seguro es un sueño tonto que me invento, pero ni modo estaré esperando algún día…

Por ahora seguiremos viendo cómo a los turistas les hacen pasar el mal rato de ir a Peribeca, y por supuesto, con su respectiva vuelta al Chorro del Indio que está en la mismas condiciones que el resto de lo que nos rodea.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Mentol Chino


Si intentas comprar algo de a comer o cualquier articulo para tu casa desde un lápiz hasta electrodomésticos, te toparás con una serie de comerciales asiáticas que están en todos los rincones de la ciudad y del estado. No hay un espacio donde no haya uno de ellos, pero el problema es que se han convertido en una especie de necesidad porque llegan al centro de lo que cotidianamente usamos.

Desde la llegada de los chinos a nuestro continente las teorías postcolonialistas de Edward Said y Edoard Glissant han quedado insuficientes ante la arremetida del imperialismo que nos agobia día a día a los venezolanos. De acuerdo con la tesis del imperialismo, este es un sistema económico y político que se intenta afianzar en diferentes regiones del mundo para extraer sus recursos y dejar a los países cada vez más pobres y en la peor de las desesperanzas. Estando claros en esta primera parte, entra de manifiesto un discurso bastante polémico en nuestra América Latina que regularmente está sesgada, vemos las diferentes formas imperialistas colmada por guerras que desatan lo EEUU en casi todos los continente, en búsqueda de lo que ellos necesitan para sobrevivir dentro de sus fronteras. Hasta acá el discurso en nuestro país responde ante estas injusticias, y la lucha antiimperialista ha pasado de mano en mano como bandera política… sin efervescencia.

El problema es cuando sales de tu casa a comprar algo, en búsqueda de cualquier cosa y ves que la posibilidades de encontrarte con un Marine norteamericano (ojala eso nunca llegue a pasar) son mínimas. Pero lo que sí puedes ver es en cada esquina letras asiáticas que se propagan de manera inmisericorde en toda la ciudad, y los que viajamos por el país las vemos en cuanta ciudad, pueblo, caserío o comunidad donde nos movemos, eso sin hablar de cuando salimos a otras partes del mundo, que sentimos esa mirada de la presencia imperialista de los chinos que de manera indiscriminada han estado allí, tomando posesión de los sistemas comerciales en todos los ámbitos.

En este momento podemos sopesar las formas de expansión comercial y sabemos que los norteamericanos no son la amenaza de la invasión imperialista. Por eso en Venezuela el problema radica en la cantidad de permisos y de facilidades que se le agilizan a los habitantes de este país llamado China y que ahora en imposible que no te topes con alguno de ellos en cualquier parte donde vayas.

Las invasión de los chinos es evidente y está a la vista de todos sin limites, en nuestra región siempre nos manifiestan de la entrada de colombianos y peruanos que vienen y toman las plazas de trabajo, algo que no lo veo como amenaza, porque es la base de una economía que ha hecho que la región se nutra y crezca como en este momento lo hace. Pero lo preocupante es la propagación de los chinos en los últimos años, que poseen grandes restaurantes y comercializadora con rubros de importación que no podemos competir y de los que estamos totalmente atrapados.

Siempre he considerado que los chinos han resuelto en muchas partes del mundo el problema gastronómico, pero ahora, frente a este impulso de otras áreas económicas, uno se pregunta sobre las disparidades que nos hablan, desde las formas de imperialismo y sobre las cuales uno se ha mantenido al margen de la cultura norteamericana, pero le dejamos la puerta abierta a los chinos, que sin medida se han tomado un sitio de privilegio en nuestro contexto económico.

Ahí es donde creo que las teorías de Said están más vigentes que nunca puesto que podemos presenciar cómo el imperialismo sea de donde venga es tan nocivo.
Pero bueno, no crean que este comentario lo hago desde una visión xenofóbica, sino que trato de encontrar el sentido de los espacios imperialistas y me topo una y mil veces con la misma interrogante.

Total, creo que ya no se puede hacer nada y debemos acostumbrarnos a tomar como parte de nuestra dieta diaria, el arroz especial, el lo mein, hasta el mentol chino y cuantas cosas nos venden, que por cierto, tienen su atractivo dentro de la diversidad gastronómica que poseemos.

Bueno, por ahí nos vemos, de seguro hoy saldré a comer donde los chinos.

jueves, 18 de agosto de 2011

Yo no se matar…

Yo no sé matar pero voy a aprender es el nombre de la primera novela del dramaturgo venezolano Gustavo Ott que ha sido publicada por Monte Ávila Editores este año y se convierte en la visión de un país desvencijado, que cae en el letargo de un sueño, o de fantasías que sólo generan el caos aun más del ya existente.

Para el dramaturgo que hace excursión por la novela resulta bastante enriquecedor, ES la historia detectivesca, donde es víctima la figura mas “representativa” de nuestro país: Miss Venezuela que igualmente fue Miss Universo. Ott busca desde el primer momento el final, mostrando este asesinato descarnado y sin límites para la imaginación. Una imagen violenta que nos lleva de la mano hacia un sinfín de historias que se empiezan a entrecruzar para buscar al verdadero asesino que está tratando de diseñar su arte y procura aprender a hacerlo bien, porque “asesinar es también una obra de arte”.

Novela que se desarrolla a ritmo de bolero, salsa y guaracha, que le dan ese toque caribeño procurando una prosa acelerada y ligera, que procura abrirse paso por los recodos de la psiquis de sus personajes y terminan entrando en una jerga muy popular que atrapa al lector en vaivenes narrativos.

Si nos detenemos para ver cómo se hila este discurso, encontramos varias vertientes de un país que está en efervescencia y que juega a los imaginarios de mundo “ideal”, de la búsqueda inalcanzable de la belleza bajo los preceptos que todos conocemos, y que no son más que los de dejarse llevar por una máscara detrás de un certamen, capaz de detener el tiempo de toda una nación.

Este tema es recurrente en muchos de nuestros escritores, y Ott no es la excepción, con una narración alegre, cotidiana, ligera y agresiva, deja pasar cada una de sus páginas como parte de una hiriente caricatura que se convierte en la Venezuela que ha llegado al extremo del caos. Vemos la radiografía de una nación atravesada por las lides del poder, de personajes absolutamente grotescos que se dejan llevar por la avaricia de un mundo vacío, que no son más que la reafirmación a las respuesta a un país que se cae a pedazos como las prótesis de una Miss, donde no tiene cabida la inocencia, ni la clemencia.

Desde el personaje principal de Mary Carmen hasta el negro Mauricio, pasando por el presidente de la republica y la organización del Miss Venezuela, nos vemos atrapados en lo que desde hace años estamos denunciando y graficando. Es una nación que perdió su horizonte y se dejó llevar por diferentes formas del plástico, con personas de plástico que sólo pueden ver hasta donde su dinero llega, capaces de reafirmar  su conciencia desde las pertenencias, desde lo insospechado, pero que nada tiene que ver con la benevolencia.

Yo no sé matar…, es una reafirmación a lo estéril de un país que se multiplica en la marginalidad, de personas que sólo pasan la vida tratando de acrecentar su dinero, pero sin dinero, de vivir sin vivir, de morir sin morir, desde la reconstrucción de un mundo con artificios de múltiples cicatrices, -no sólo en su cuerpo-  de operaciones para llegar a ser la reina de la belleza, de cicatrices que atraviesan los sentidos, las formas de engañar, de estafar, de asesinar.

Es por esta razón que Gustavo Ott al incursionar en este género, se despliega en su fuerza como narrador basado en imágenes dramatúrgicas, dejándose llevar por las intrigas pueriles y amenazantes de unos personajes que se definen limpiamente como  animales que se devoran unos a otros y que no tienen mas que una salvación: el suicidio, o como diría el negro Mauricio, “Todo se podría solucionar de un tiro”.

Yo no se matar… es la respuesta a muchas de nuestras preguntas  de una cotidianidad plagada de asesinatos, de inseguridad, de un poder gubernamental totalmente corrupto y desvencijado, de una lucha indescriptible por transformarnos como la Miss Venezuela -con la cabeza vacía pero con mucha avaricia-.

Si este es nuestro horizonte, no tenemos razones para lamentarnos. Por eso recomiendo leer Yo no sé matar, pero voy a prender, porque es parte de lo que somos, de lo que vivimos a diario, donde todo se basa en la estafa y en la apariencia.

Alternativas para leer y para disfrutar, estoy seguro que no van a perder su tiempo, y una vez más les digo: El arte es un peligro para tu arraigada y petulante ignorancia.

sábado, 13 de agosto de 2011

Buscando desesperadamente a Aquiles.

Aquiles el semidios invencible que sólo puede ser derrotado golpeándole sus talones, nos tiene atrapados en un dilema, porque no se consigue en ninguna parte. En una forma de enfrentar las formas de unificación de pensamiento, nos hemos acostumbrado a tantos golpes en los últimos años, que su búsqueda se propaga de manera inmisericorde y que sólo podrá ser superado por un milagro de los dioses cuando Ares o Zeus bajen de los cielos.

Es justo de esta manera que percibo los tiempos de cambios que están desarrollándose en Latinoamérica, dónde nos vemos atrapados por las sombras de los héroes incólumes que tratan de solucionar el conflicto, cuales seres divinos y están por todas partes. Una visión del imaginario colectivo cada día más golpeado trata de mantenerse en pie, esta búsqueda de “ideales” y de “utopías”, son sólo eso, ideas que podrían estar allí, que perviven en las formas del pensamiento complejo de un pequeño grupo que procura mantener a otro de manera obligada observando un horizonte sin sentido.

La imagen de Aquiles está hoy día con más fuerza en Venezuela, como el héroe que trata de renacer y que está a la disposición de un grupo para mantenerse en el poder. La paranoia y la esquizofrenia son parte de lo que debemos alimentarnos a diario, tenemos la intriga de alejarnos de un líder que nos acostumbra al populismo, y que, aun desde su cuerpo en deterioro, seguimos pensando en el renacimiento de sus energía y de su poder para mantenernos en vilo siempre y hallar la felicidad que todos estamos ansiosos de disfrutar.

Su cuerpo divino se corrompe, entonces toda la estructura que de él depende está en deterioro. Es de esta manera que visualizamos, de nuevo, la forma en la que los dirigentes nuestros nos alienan aún más y procuran mantener en zozobra a millones de personas que están ansiosas por ver en sus ojos al mesías ineludible que sólo podrá llevarnos de su mano a regiones más tranquilas de aguas fresas y de mundos paralelos, donde todo puede suceder y donde todos veremos la  “Felicidad Social Eterna” -algo que aun no entiendo qué es eso de “compromiso social”, “desarrollo social” o “vida social”…-.

Hemos recibido tanto la influencia de esta palabra que terminamos por nombrarla a cada instante sin tener el mínimo sentido de lo que ella significa, y ahora, es parte del glosario que debemos seguir para sobrevivir en las lides de un mundo que está cada vez más desordenado.

Si revisamos, nos daremos cuenta que estas estructuras toman demasiada fuerza en países con alto índice de compromisos internacionales (deudas, venta petrolera, pobreza extrema) y de una decadente estructura social que no podrá ser superada en mil años o más. Claro ejemplo nuestros países de Latinoamérica y sus figuras presidenciales que abonan al populismo para que se agigante y sueñan en convertirse en una especie de colosos griegos que soportan los embates de la naturaleza, que podrán sólo ser amenazados por la justicia divina. Pero si miramos más hacia el norte el imperialismo esta en la caída vertiginosa de una economía deteriorada con la deuda externa mas elevada del mundo y que sigue en caída libre, dejando de la mano de Obama una decisión de ejecución de la cual nunca podrá librarse, que lo llevará a su propio abismo.

Este paternalismo y la búsqueda de dirigentes mesiánicos es lo que nos ha llevado a la debacle que presenciamos en un pequeño país como Venezuela, donde no tenemos la más remota idea de quién es Aquiles, pero sí sabemos que buscamos un líder con sus características, y que, desde hace años lo tenemos, pero ahora nos dimos cuenta que su poder mágico no funcionó. Sin embargo, no se preocupen, a este Aquiles aun le quedan instrumentos de acción como su cuerpo deteriorado que se extiende vertiginosamente.

Algo que me llamó muchísimo la atención estos días son los cambios radicales de colores con los que se debe vestir la gente, que se deben seguir frases emblemáticas para ser usados en la instituciones públicas… es preocupante ver estas actitudes y me resulta difícil asimilar tan aberrante forma de conducción alienada de un contexto social que está ávido de líderes populares.

Ahora sólo queda esperar en qué momento bajará Aquiles, si es que se digna aparecer, y mientras, busquémoslo desesperadamente de nuevo o conformémonos con el que tenemos.

martes, 9 de agosto de 2011

El ocaso de los Héroes.


La heroicidad es un complejo mundo de fantasías que nos llevan a buscar una imagen ideal de figuras inalcanzables, que sólo son comparadas con los dioses. Los mortales nunca tendremos acceso a los privilegios que de allí se desprenden. Aunque pensándolo bien, siempre aparece uno que otro personaje que se trata de exaltar y el común denominador le hace llamar Héroe.

Si revisamos el concepto de Héroes nos encontramos ante una imagen fuera de serie que trasciende las barreras del tiempo, del espacio y de lo físico, que estará en nuestra memoria, o mejor, existe como el inalienable e incorruptible líder que siempre será joven y que nunca se equivocará en sus decisiones. Es decir, que llegamos a la perfección del discurso y de los hechos.

En todos los países del mundo los Héroes se dejan ver como una respuesta a la necesidad de unificar sentidos de pertenencia, como aquello tan trajinado como es la IDENTIDAD, pero no queda otra alternativa y todos vamos como rebaños detrás de unos ideales que pueden ser o no los más apropiados. Pero ahí seguimos, repitiendo frases y palabras sin sentido y Venezuela está repleta de Héroes que se deslindan de sus huestes de la historia y son tan cotidianos que parece te los conseguirás en la vuelta de la esquina. También están los Héroes contemporáneos que no tienen parangón y a veces me pregunto si de verdad existen.

Esta duda resulta de celebraciones tan banales como el Bicentenario o el natalicio de El Libertador, que al final, las personas no están claras de qué es lo que ocurre o qué es lo que están dispuesta a hacer por el Héroe de antes o los de ahora que nos atosigan desde los medios de comunicación. Porque les digo desde acá, que no sólo desde el poder gubernamental que mantiene un aparataje mediático espectacular tenemos esta influencia, sino que en el bando opositor vemos como se alzan nuevos lideres buscando estas lides de las heroicidad y ahora no estamos claros si la rencilla bolivariana estará marcada en alguna parte, porque si todo empezó desde este discurso de la existencia del famoso Libertador, ahora nadie se preocupa por recordarlo. “El Libertador” es como una especie de  marca registrada que al final tienen un sello de CA o SA, y de allí las imágenes terminan en lo que era un ideal para transformarse en un producto para vender una idea o para encasillar aun más un pueblo que está ansioso de ideas,  pero que sólo encuentra una serie de figuras que están almacenadas en bancos de memoria y que todos, pero absolutamente todos, se adueñan de estas heroicidades y lo convierten en bandera política o comercial. Lo que algún día pudo ser algo tan fantástico como Aquiles y la Ilíada -tratando de parafrasear Eduardo Blanco y  su Venezuela Heróica- quedó en la inopia de una idea inconclusa.

La imagen del Héroe es tan cotidiana que se convirtió en panfleto heroico y dejó de lado la posibilidad de hablar sobre algún personaje que tuvo sus aciertos o sus defectos, pero que ahora sólo es la vaga imagen de lo que algún día pudo ser o no fue. Porque a fin de cuentos eso de la Libertada y la Independencia, es como un terrible relato que nunca termina por armarse y que todos nos mantenemos en ascuas esperando una respuesta digna de alguna parte.

Total, esta heroicidad está soslayada por las inmensas ganas a aferrase a las crestas del poder, de estar en el impulso de la ola que es una buena excusa para avanzar en mares de ignorancia, con historias oficiales que no son mas que una verborrea irónica y vacía de imaginarios incompletos, marginales y empobrecidos.

Por eso, no veo qué se puede celebrar el 24 de junio, el 05 de julio o el 24 de julio, me cansa encender la televisión y ver frases trasnochadas como “Padre de la patria”, “Paladín de la justicia”, “Justicia antiimperialista”, cuando estamos tan ávidos de soluciones sociales y comunitarias inmediatas para tener que perder tiempo y dinero en celebraciones pomposas que no llevan a otra cosa que a la desidia y a la desazón de un  país que está en la inopia.

No pretendo ser fatalista, pero es algo que me intriga sobremanera y veo que se desperdicia tanto tiempo en buscar Héroes, pero no tenemos claro hacia dónde vamos y mientras el país se cae a pedazos… Y hablando de esto de la heroicidad, ya hasta a la selección vinotinto de futbol le llaman Héroes… Ahhh POBRE PUEBLO MÍO!!!!!

lunes, 1 de agosto de 2011

¿Para que sirven las aceras?


Mil veces me estrello contra el mundo tratando de descifrar algunas cosas que me resultan insólitas. Sé muy bien, y reitero que me molesta la forma en la que organizamos nuestra ciudad que es un caos infernal, donde la ingobernabilidad es el plato fuerte del día, con miles de contradicciones políticas que sólo nos han llevado a la hecatombe y estamos a punto de sucumbir. Pero no se preocupen todavía vamos bajando aun más hasta el fondo.

Esta semana me he visto atrapado en el centro de San Cristóbal por un mar inmenso de personas que practican la economía informal y que se han tomado las aceras para convertirlas en su espacio de sobrevivencia. En vista de esto, se presenta el panorama de la desidia, porque las aceras, ahora me doy cuenta, no sirven para caminar sino para obligarte a ir por el medio de la avenida, tratando de sortear tu vida en medio de las unidades de transporte público que están embotelladas de manera perenne y no hay poder humano que nos pueda salvar.

Por eso considero que las aceras de San Cristóbal sirven para otra cosa totalmente diferente que ayudar el transito de los peatones, sino que son un espacio con la finalidad de poner en riesgo tu vida y la de todos cuantos osan acercarse al centro. Es muy bueno esto del “ingenio” de quienes planifican y administran la ciudad, porque se convierten en una especie de “fenómenos” que no tienen la más remota idea de lo que son los espacios urbanos. Creo todos deberíamos vivir en la ciudad de manera digna y no como una banda de desadaptados que intentan comerse unos a otros y donde impera la ley del más fuerte.

Es una vergüenza y una lástima ver el centro de la ciudad que es tan llamativo y que se ha venido a menos por dos razones de las cuales me imagino es sobre las que se mueve este universo:

Primero los señores de la economía informal, que deben ubicarse en alguna parte para vender y sobrevivir sin importar el sitio o las condiciones mínimas en las que se pueda desarrollar una actividad comercial (porque, seamos claros: todos tenemos derecho a trabajar) y no como nos vemos, donde la polifonía amorfa y desorganizada está al servicio del día. Si existe un sitio en el centro para esta actividad por qué nadie lo toma en cuenta. ¿Será acaso que aquí nunca se ha pensado que existe algo que se llama el Turismo y que estos espacios en perfecto estado pueden ser de gran interés para las personas que vienen a diario a nuestra ciudad? ¿Será que es muy difícil hacer entender a quienes administran la ciudad que el centro posee edificaciones históricas de alto valor y que ahora sólo sirve de colgandejo de los productos que coloca esta gente allí? ¿Será que estamos sentenciados a vivir con un centro convertido en basurero, donde impera la inseguridad, y el peligro está a la espera en cada esquina?

Como segundo, estoy mas que seguro que la alcaldía no está dispuesta a tratar de arreglar este caos, porque sacar la economía informal del centro representa miles de votos que se pierden, no es justo porque hay que mantenerse en el poder como de lugar y bajo las circunstancia que sean, así tengamos una ciudad sumida en la basura y la oscuridad de ideas carentes de propuestas y de personas que de verdad tenga la disposición de HUMANIZAR REALMENTE la ciudad.

Si queremos ver a San Cristóbal como una verdadera ciudad debemos tomar medidas extremas y comenzar por arreglar el centro para transformarlo en un área llamativa para el disfrute de quienes aquí vivimos.

Ojala alguien lo escuchara a uno, o mejor, los que ostentan el poder y administran la ciudad les creciera algo llamado sentido común y le metieran la mano al centro.

Hoy no puedo sentir que hay algo para alegrarse, sólo veo la completa descomposición de algo que un día quiso ser CIUDAD.