Una semana de feria
en San Cristóbal, llamada pomposamente Feria Internacional de San
Sebastián, con miles de visiones que se tienen sobre esta
multitudinaria actividad. Mis reservas ante tal caos. Es inmensa la
cantidad de personas que subieron a diario al Complejo Ferial de
Pueblo Nuevo, y nos demuestran los movimientos de las masas ante
estímulos de carácter colectivo.
La “celebración” es de nuevo el punto fundamental de una
performance cultural que respira por sí misma, elementos
culturales que se cruzan para dar paso a nuevas forma de organización
social. LaFeria... como tal, es parte una necesidad para la
población, es una idea natural y humana que se ve reflejada en
cientos de miles de manifestaciones a través del tiempo en diversas
formas.
Es la Feria... realmente una forma de contrarrestar la
monotonía que nos lleva durante el año, y ahora podemos quitarnos
esta cotidianidad y transformarla en una amalgama entre “fiesta
brava española” de mal gusto, con la celebración caribeña, que
desemboca en la unificación de un criterio en el que el cuerpo está
sometido a las dinámicas avasallantes de una fuerza arrolladora.
En la Feria... vemos dos bandos bien definidos, los que la
utilizan como único medio de suavizar sus faenas diarias, es decir,
aquellos que van en pos de una fiesta que empezará desde el ritual
de la salida de su casa con sombrero, camisa de cuadros y botas
vaqueras, sin contar que su familia es su vivo retrato. Cuando llegan
al complejo ferial están en tal derroche de recursos que deben hacer
el recorrido de los Pabellones, la exposición ganadera, el barrio
chino, las atracciones mecánicas y pararse en un costado de las
avenidas -que ahora son bulevares para tomarse una bebida
refrescante hasta bien entrada la noche, para cerrar la jornada en
uno de esos bailes populares en los que el gran rey es el porro
colombiano, el vallenato, el raspacanilla, y quién sabe qué otros
géneros pueden llegar a aparecer.
Aunado a ello, la gastronomía ferial que va desde los pinchos hasta
los famosos panes rellenos de pernil y la particular parrilla de
repollo con algunos trozos de carne de una calidad
extraordinariamente dudosa. Sin mencionar la asistencia al Circuito
de la 19 de abril, o cada vez que la vuelta al Táchira pasa por San
Cristóbal en algunas de sus etapas, o la asistencia a las barbaries
mas insólitas como son el coleo y las corridas de toros, que aun hoy
existen personas que pueden tolerar la degradación y humillación de
los animales de manera tan grotesca y tan absurda. Es fundamental que
las nuevas generaciones tomen conciencia porque esto no tiene ninguna
razón, ni motivo para celebrarse y menos asistir... considero que
las corridas y el coleo deben desaparecer para siempre.
El otro tipo de persona que va a la Feria... es aquella que es
un poco más moderada y que está en búsqueda de atractivos
culturales, entonces se refugia en las alternativas de la Plaza
Miranda o de la Ermita, para entrar en contacto con lo tradicional de
nuestra región. Seguramente podrá ir a un festival de músicos
campesinos y ver comparsas que nos recuerdan de inmediato el interior
del estado, y que no es otra cosa, que la reivindicación de nuestros
valores culturales con eventos en los que prevalece la artesanía,
los pasteles y el “miche” andino.
Estas dos visiones de la Feria... son en las que divagamos,
pero espero algún día las autoridades que están a cargo de su
organización puedan entrar en manifiesto para alternar las dos
visiones. Apoyar el desarrollo cultural será lo primordial aunado a
la celebración, no se pretende hacer un comentario moralista, pero
debemos estar claros, que la Feria...debería estar en toda la
ciudad con muchas manifestaciones artísticas y artesanales para
reivindicarlas y que no sean un simple paso de festividades que
dejarán un alto indice de contaminación.
Esperemos en alguna ocasión nos permitan entre la Gobernación y la
Alcaldía ver una Feria... digna para la ciudad, porque se
necesita apresuradamente, mientras tanto, seguiremos asistiendo a
estas festividades tratando de sobrevivir al caos.
Por
cierto, seamos humanos y acuérdense siempre decir ¡NO A LAS CORRIDAS
DE TOROS!!!