miércoles, 17 de septiembre de 2014

De qué hablo cuando hablo de correr.

La unificación entre los intelectuales y el deporte, siempre es visto desde estos primeros como algo perverso, inhumano, salvaje y bárbaro. Los conceptos de interacción de un cuerpo que necesita de un contexto donde pueda sentirse mejor físicamente está ceñido por una rebeldía propia de quienes ostentan el conocimiento, o al menos así es la percepción vacía que se deja vislumbrar.

Haruki Murakami vuelve otra vez a entrar en esta discusión haciendo una paridad entre lo necesario del ejercicio físico y la intelectualidad desde su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” publicado por Tusquets ediciones en 2007 con una edición de México 2010. Es un diario de campo sobre las percepciones que se tienen sobre el hecho de ejercitarse y de comprometerse con el deporte, que inicia como un juego y termina siendo un compromiso de alto rendimiento.

Con una prosa agradable, de relatos y anécdotas sobre el complejo rol del escritor y su disciplina solitaria, Murakami nos lleva a un complejo mundo de intensos esfuerzos, de preparación para maratones de manera sistemática y científica, que permite ver el deporte como la unificación de varias disciplinas. Es una aventura conjugar dos especialidades que están ligadas por la misma capacidad de concentración, en cuanto la internalización de una rutina, que puede llegar a ser estresante, pasando por los cambios lógicos de pensamiento y la rigurosidad de métodos capaces de alterar las formas de reacción intelectual.

Es un libro que nos lleva de la mano hacia los recónditos pensamientos de un escritor excelso y su cotidiana obligación a mantenerse en forma. No sólo se habla de un deporte por simple excusa de salud, sino al contrario, como forma de interacción al momento de enfrentarse a grandes competencias, en las que se experimentan los micros y macros ciclos de entrenamiento, que son indispensables. Vemos las necesidades de valerse de rutinas cotidianas para soportar las constantes arremetidas del ambiente y para luchar contra las condiciones del cuerpo a medida que pasan los años.

Murakami nos deja la experiencia de más de treinta años de un corredor que inicia como amateur, en una disciplina plagada de detalles, pero que, poco a poco va planteándose nuevas metas. Desde carreras de corto kilometraje, hasta llegar a los maratones y el triatlón, de los cuales puede llegar a correr dos o más al año, lo obligan a responsabilizarse por una preparación aún más contundente, más eficaz y más metódica, que de seguro lo llevará hacia los perfiles de competencias cada vez más exigentes.

Comenzamos el libro con prácticas sencillas que fueron acompañando al autor en su carrera como novelista, vemos cómo sus estados de ánimo influyeron en la elaboración de sus obras que han sido premiadas a nivel mundial. Sin embargo, esta conjugación lo convierte en una especie de máquina de deporte y de escribir, que no puede detenerse en ningún instante y sus relatos van desde su vida en Japón hasta su entrenamiento de alta competencia en Estados Unidos. Es por esta razón que nos ofrece la mirada conjunta de actividades que van de la mano y que no pueden dejar de acercarse puesto que una priva sobre la otra y viceversa.

“De qué hablo…” es un extraordinario relato sobre las exigencias que no sólo llegan hasta la competencia, sino lo que acontece alrededor de ella, de lo que puede llegar a convertirse el deporte que te obliga a llegar cada vez más lejos, con mayor intensidad y con la mayor ansiedad, hasta convertirte en punto de referencia de ciertas disciplinas.

Magistralmente Murakami va narrando en tres etapas de su vida, en lo que se ha convertido y en lo que piensa al momento de iniciar cualquier labor dentro de su vida, puesto que está todo reseñado de acuerdo a los parámetros disciplinarios en los que convive y la importancia del deporte en estos momentos.

“De qué hablo cuando hablo de correr” de Murakami es un muy buena opción para que entendamos la delgada línea en la que camina la intelectualidad y el deporte, y después de leerlo se tendrá una nueva visión del hecho de practicar un deporte sin desligarse de nuestra rutina diaria.


Totalmente recomendado para quienes son amantes del deporte y de la literatura, no tiene desperdicio y recuerden ¡LA LITERATURA ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!.

lunes, 15 de septiembre de 2014

El Testamento Maya

En el año 2012 se especuló mucho sobre la desaparición de la vida en nuestro planeta como consecuencia de una profecía Maya que se interpretó hace apenas tres décadas atrás. Steve Alten comienza su camino vertiginoso en una trilogía que envuelve este fascinante mundo de las teorías de la conspiración, la tecnología oculta bajo los misteriosos hallazgos de las culturas desaparecidas y las visitas alienígenas, al colocar todos estos ingredientes en el mismo libro logra desarrollar un trabajo que te cautiva y no puedes abandonar de principio a fin.

El Testamento Maya (publicada originalmente en 2001 con una edición en español de Grijalbo en 2009) nos lleva de la mano a un mundo oculto de cifras y nombres comunes, de una investigación minuciosa del autor para basar su estudio en los posibles factores que llevaron a la construcción de las pirámides en diferentes partes del mundo. De acuerdo con estas cifras, las marcas están a primera vista y aun no se han podido clarificar por la propia ceguera que nos impone el positivismo científico y las estructuras casi perfectas de un pensamiento que sigue siendo “humano”.


Michael Gabriel es el personaje apartado del mundo en un psiquiátrico y posee la clave para encontrar el portal que podrá hacer la conexión con estas civilizaciones que provienen de otras galaxias. Su padre Julius Gabriel encontró las respuestas a los acertijos que nos dejaron hace cientos de años los Mayas y que tiene relación con los incas y egipcios, dejándonos en la diatriba entre coordenadas y mensajes energéticos.

La historia se convierte en thriller en el mismo momento de su inicio de lectura, con la desaparición de los dinosaurios y las pistas que quedaron detrás de ellos, es posible que sea un sueño o una alusión a teorías sin determinismo científico, pero los personajes se moverán en aguas peligrosas, donde las formas de conspiración están detrás de lo que se oculta. Con una guerra nuclear a punto de iniciar, Michael deberá entrar en contacto con los alienígenas que dejaron sus pertenencias en diferentes partes del planeta y armar un enorme rompecabezas que señala fechas y lugares específicos.

Para los amantes de la historia mesoamericana este libro los llevará a sitios espectaculares como la Riviera Maya, los cenotes y las ciudades escondidas en las selvas de Guatemala y México, para los incrédulos de seguro los llevará a la duda, a suposiciones sobre lo que siempre han creído de los orígenes de las grandes culturas. Es posible que no haya más que una continuidad en el tiempo actual, en el que los acontecimientos están encadenados unos a otros, es posible que las formas de vida extraterrestre se multipliquen o estén coexistiendo entre los actuales pobladores de la Tierra y no seamos más que mutaciones de una especie superior que se ha ido degenerando con el pasar de los años.

Para El Testamento Maya es fundamental hacerse estas preguntas y encontrar respuestas múltiples que pondrán en juego al lector interesado en seguir investigando sobre los restos de estas suposiciones, que son cada vez más increíbles, y entran de manifiesto en la búsqueda de patrones que se pudieron desencadenar en 2012 pasado, sino las consecuencias que de ellos estamos experimentando actualmente.

Esta novela escrita con gran versatilidad, nos permite ver un Steve Alten que se convierte en maestro de la narración, pese a las posibles soluciones obvias que enfrentarán sus personajes. Es sólo una excusa para traernos de vuelta esta paranoia que siempre ha estado infundada entre nosotros, esperando alguna vez entrar en contacto con las culturas alienígenas que acechan para desencadenar acciones como especies de jueces. A través de portales dimensionales y la inducción de tecnología de otras galaxias, la especie humana estará a expensas de lo que pueda ocurrir y de allí su desaparición o su reafirmación en el planeta.

Para los amantes de la ficción, la tecnología avanzada, los extraterrestres y las secuencias de acción esta novela los dejará prendados y tendrán por obligación que buscarse las secuelas La Resurrección Maya y el Apocalipsis Maya, porque es hacia donde el escritor nos arrastra y que no es mala opción, puesto que es envolvente y adictivo su estilo.


Por tal razón les recomiendo esta trilogía y no se les olvide: ¡LA LITERATURA ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!

viernes, 12 de septiembre de 2014

La LEY del Cuerno

Justificándome en las temáticas que manejamos para la próxima reunión del Proyecto FRONTERAS (Teatro en la Frontera), traigo de referencia un trabajo periodístico publicado en México por Ediciones Punto Cero, titulado “La Ley del Cuerno”, donde siete investigadores exponen sus indagaciones en medio de un panorama violento que atraviesa este país actualmente. Entre la lucha contra el narcotráfico, la desaparición de ilegales que intentan llegar a Estados Unidos y todas las secuelas que ello trae, vemos que la violencia se va degenerando en mayores conflictos, que la corrupción va permeando esferas y círculos de poder, vemos un país que se desvanece en manos inescrupulosas porque es víctima de políticas desacertadas que tiene consecuencia nefastas.

Cuerno de Chivo se le conoce en México a la Avtomat Kalashnikova modelo 1947, que se ha popularizado como la AK-47, pero que en este país ha conseguido un extraordinario “rating” en medio de balaceras y ajustes de cuenta. Personalmente he estado en parte de la frontera del norte en ciudades como Juárez o Chihuahua y el ambiente que se lee en los artículos se vive constantemente. Son parte de una dinámica en la cual los imaginarios de los mexicanos se han transformado en una pasividad, que es más una forma de vivir bajo la égida de la violencia.

Juan Villoro, Pablo Ordaz, Edgar David Piñón Balderrama, Alejandro Alamazán y Diego Enrique Osorno nos muestran una forma de enfrentar y de vivir con el narcotráfico en tu vecindario, la cultura de este y cómo se van apropiando de territorios específicos, dejando un corredor claro en el país mexicano para que pasen los cargamentos que vienen del sur hacia el país del norte. Es una visión múltiple de colectivos que se anexan cada día con mayor fuerza y que operan en cada uno de los estados mexicanos, frente a la mirada oculta de las autoridades que han sido alertadas y se basan en su licencia para permitir la operación de grupos armados con total libertad.

El imperio del narcoterrorismo, tal y como lo señala Juan Villoro, es un salvoconducto para operar, es una especie de marca que permite a los miembros de la sociedad entrar en estos carteles y empezar a subir escalones de sangre para quedarse en las cúpulas. Por ello hay una guerra que se enfrenta, no sólo desde las autoridades gubernamentales, sino entre las fuerzas territoriales que posee cada uno de quienes allí se organizan, y están diseminados en cada uno de los habitantes de estas tierras.

Es una guerra no oficial que está latente y que deja datos alarmantes de asesinatos a diario, de desapariciones (hombres, mujeres y niños) y de torturas indiscriminadas que no tienen antecedentes y que van aumentando a medida que pasan los años. Junto a esta propuesta de agresividad se desarrolla una forma de vida a la que se rinde culto desde los medios de comunicación, de las telenovelas, de los corridos y de las noticias que se vanaglorian de estos hechos y terminan siendo una apología al delito. Es necesario que tengamos claro que el marketing de estas actividades es muy llamativo para un país como México que posee características particulares como el alto índice de desempleo, la infancia abandonada, el desplazamiento de grupos completos por las hordas violentas, las comunidades desasistidas y por supuesto, falta de un aparato educativo que esté en sintonía con los cambios actuales, lo que nos un saldo de bajas numerosas. Un país donde jóvenes y niños están inmersos en actos delictivos, y donde el horizonte y la esperanza de vida fueron en algún momento mencionados, porque ahora la ley se basa en la operación dentro de los grupos armados.

Hay complicidad de parte de un gobierno que oculta los verdaderos problemas sociales detrás de una supuesta arremetida contra el narco, pero a fin de cuentas están desviando la atención de los verdaderos problemas sociales que deterioran un país de esta dolida Latinoamérica.

En el trabajo hay dos artículos más, uno de Oscar Martínez, y otro de Marcela Turati sobre las desapariciones de miles de personas anualmente, no sólo los que pretenden pasar las fronteras, sino los que tienen como objetivo ingresar a los grupos armados lo que trae un grave problema. Podemos presenciar las operaciones de los Zetas, y las desapariciones de algunos carteles que se han fusionado a estos terroristas que cada vez son mayor en número, y es más delicado hablar de ciertos temas, puesto que hay informantes en todos los rincones de las ciudades y de los pueblos, porque ahora operan desde los medios del poder gubernamental, dejando de manifiesto que la corrupción está más agresiva que en cualquier otro período de esta historia reciente de México.

La Ley del Cuerno es la radiografía de un país que actualmente se balancea y tiene un grave problema de violencia, que se extiende de manera rápida y efectiva en todos los rincones, y vemos un México peligroso y agresivo que intenta sobrevivir, pero también vemos un México que es atrapado y secuestrado por la complicidad de todos sus protagonistas. Es necesario leer este trabajo porque nos dará una visión de un México que nos duele a los latinoamericanos y que no tiene una solución clara del conflicto armado.

Un trabajo que no tiene desperdicio, para los amantes del periodismo de investigación, es una lectura recomendada al cien por ciento, y no se les olvide: LA LECTURA ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!!


jueves, 11 de septiembre de 2014

SAIME

Fui a la oficina del SAIME a realizar uno de los acostumbrados trámites que te exigen y que por derecho tenemos los venezolanos, y más que una espera, lo que hice fue encontrarme con un panorama devastador y hasta decadente de lo que somos, de lo que venimos decayendo los venezolanos, porque una acción nos lleva a otra y así sucesivamente. Es natural que los estados de caos los toleramos, pero algunos rayan en lo absurdo y surrealista del trópico en el que coexistimos.

Como primer punto, llegar a la oficina del SAIME que fue diseñada para albergar a la población de San Cristóbal de hace muchas décadas atrás, nos trae como consecuencia que se atiborren los usuarios, venga el desborde de la histeria -que ya es común ver en cuanta cola nos detenemos a hacer- ante la mirada pasiva de quienes están al frente de estas instituciones. Los funcionarios en su gran mayoría siguen las indicaciones que les dan sus superiores, y por supuesto, la organización de la gente está supeditada a los estados del tiempo, que por casualidad el día que fui estaba lloviendo a borbotones y no había manera de refugiarse en ningún sitio.

Viendo este panorama no sabía hacia donde caminar y me acerqué a uno de los señores identificados con sus carnets y me respondió igual que a la señora que estaba delante de mí: “haga esta cola y espere a que venga mi otro compañero” claro, el final de la cola no se veía por ninguna parte, era un tropel de personas, y mi pregunta inmediata fue: “¿pero hacia dónde?” porque allá ni siquiera le dicen a uno qué procedimiento se debe seguir, ya sea para sacar la cédula, el pasaporte o reclamar este último. Sorteando, fui preguntando entre el mar de personas que estaban unidas unas a otras para que me indicaran dónde era el final de la fila, pero de igual manera ellos estaban tan perdidos como yo, y después nos vimos en la imperiosa tarea de preguntar a cada uno qué venía a hacer y me hicieron pasar por un callejón que llevaba hasta las afueras, en la calle y esperar a que llamaran por grupos. Esto implicó que la intemperie hiciera mella en mi indumentaria y tuve que soportar un aguacero porque de lo contrario perdía mi turno.

En un patio estaba un joven llamando por nombre y apellido a quienes venían a retirar sus pasaportes, pero creo que estaban al azar, puesto que las personas hacían un círculo a su alrededor, que más parecía un foro polifónico de versiones, sobre las preguntas que todos nos hacíamos en ese momento.

Para completar los funcionarios uniformados te decían que te movieras de un sitio a otro, que “esa no es la cola” que “venga mañana” y que “si quiere se espera a ver si sale el encargado de lo que solicita”. Total, uno se queda a la expectativa pero sabe que debe armarse de paciencia porque de seguro se le irá todo el día en el asunto.

Me pregunto: si en la página de internet te asignan UN DÍA Y UNA HORA para el trámite de pasaporte y cédula, si te envían un mensaje para retiro de documentos, ¿por qué cuando llegas allá hay gente que ni siquiera estaba en el listado?, personas que llegaron para ver si podían pasar, y ¿por qué no se puede medianamente organizar este caos que lo que trae es la multiplicación de la histeria que se procuran multiplicar los venezolanos?

Vemos aun que las instituciones no se preocupan por mejorar los servicios, sino al contrario, se mantienen en la inopia, en la devastación que trae una hecatombe y que al final, tanto usuarios como funcionarios terminamos odiándonos al máximo.

Eso sin contar la cantidad de personas que hacen la fila y las versiones de lo que ellos creen que es el país, soportar esos discursos que denigran al máximo nuestra identidad, nuestra idiosincrasia y nuestro desarraigo, como el caso de una muchacha que firmó la entrega de su pasaporte y en la misma oficina gritó: “¡Al fin!! Ahora sí me voy de este país de M…” y el que te dice en la fila que él puede ganar más dinero haciendo los contactos para tramitar lo que sea, desde dólares, citas gasolina y hasta papel higiénico. 

¿QUÉ NOS PASA?? Todo que me deja con un sinsabor, oír venezolanos denigrarse a ellos mismos.

Es una situación preocupante la que estamos observando, porque tanto los que están al frente de oficinas públicas no quieren corregir sus errores, así como tampoco los usuarios, porque se ven en un ambiente que reiteran una y otra vez, de gente deshonesta que va y hace las filas interminables y se confunde con quienes seguimos los pasos regulares, de funcionarios que no quieren corregir y dejan al que las cosas se deterioren. Seguramente muchos de los que leen esta columna habrá estado en una situación similar, y ahora lo pensará sesudamente cuando tenga que ir a algún registro, un banco o a tramitar cadivi, porque de seguro la historia estará magnificada.

Qué triste ver que ninguno de nosotros quiera mejorar, que ninguno trate de abonar, que ninguno intente poner un poco de orden. Por mi parte seguiré haciendo los trámites tal y como lo indican los procesos y veré como unos y otros pasan por encima, escalan sin escrúpulos ante la mirada insensible de quienes están al frente de las organizaciones.


Esto es un mal de nunca acabar y siempre lo he dicho: ¡POBRE PUEBLO MÍO!!!!

lunes, 1 de septiembre de 2014

Ilona llega con la lluvia.

 Ir sobre las olas del mar en una embarcación es tan cautivante como dejar que las fuerzas de la naturaleza te acechen y te lleven hasta los más recónditos rincones, para saber que al final todo es siempre igual, que navegarás sin ninguna posibilidad de desembarcar.

Esta es la sensación que nos deja “Ilona llega con la lluvia” de Álvaro Mutis, publicada por Santillana y merecedora del Premio Cervantes 2001, lo que nos deja en la diatriba de una poética latinoamericana, muy caribeña, que trata de resurgir en medio de este caos de géneros y estilos que podemos, a veces, menospreciar o tal vez ignorar.

Las aventuras de Maqroll el Gaviero, no son más que las peripecias de un imaginario del Caribe que está en búsqueda de un muelle donde atracar, pero en su condición de errante seguramente será imposible de hacer y, después tratará de resolver el día. Es Maqroll este imaginario del Caribe que es como el mar indomable, que no tiene reparo, que no busca la paz, que simplemente nos lleva de la mano por diferentes puertos para desembarcar en Panamá y encontrarse con la mayor de las sorpresas Ilona, el tormento de su vida, que es capaz de enamorarlo en cada ocasión que se la tropieza.

Con una narración que nos arrastra, Mutis despeja las dudas del imaginario de la errancia, de un mundo donde el calor de los cuerpos se desprende de cada una de las situaciones que son absolutamente sensuales. La novela nos cautiva con las ideas de Ilona, que trata de seducir los negocios de los hombres, tratando de administrar un prostíbulo exclusivo para los viajeros. Un oficio común, y necesario para la mayoría de los personajes de la novela.

Es “Ilona…” una novela que entra en las formas de nuestro pensamiento, por esta necesidad de reivindicarnos y de hacernos creer que estamos en el lado correcto de una narración donde los protagonistas son portentosas figuras que detallan todo a su paso, capaces de pasar por las más arriesgadas acciones, con el objetivo de lograr alcanzar los más intrínsecos mundos de relaciones y de amistades.

Desde la habilidad de Maqroll para llegar a los negocios fraudulentos, hasta el establecimiento del prostíbulo exclusivo, él va de la mano de Ilona que es la conexión con la pasión y ésta a su vez es llevada de la mano del autor magistralmente a una amistad con  Larissa para sufrir un desenlace arrollador, pero de igual manera magnífico.

En el mundo del creole, del inglés, del español variado, del juego de azar, de las supersticiones de marinos, Maqroll e Ilona se convierten en punto de referencia de una Panamá que está ansiosa por la llegada de los navegantes, y precisamente, es desde allí, que podrán realizar un juego de manipulación y de amor indetenible, que es como estar en medio de una tormenta del mar, que de seguro el autor, estaba allí cuando decidió graficar esta historia cautivante.

Álvaro Mutis se erige un extraordinario sitial en la narración caribeña, al dejar que la prosa se desencadene y se vaya de manifiesto en medio de las corrientes marinas, del salitre que choca contra su rostro y el de todos los personajes, así como la humedad, el calor y los sentidos apegados a la piel, a la sensualidad, al desenfreno sexual, que a fin de cuentas, en medio de un torbellino de tabaco y de ron barato, no es más que este perfil y este retrato de nuestro Mar Caribe, de sus historias que nos abrazan y son capaces de reformular las formas en las que conocemos los relatos. El Caribe es tan disonante como el ruido que produce, como las sensaciones que nos deja y como la inmensa posibilidad de navegar sin rumbo.

“Ilona llega con la lluvia” de Álvaro Mutis es una verdadera joya de la literatura, no sólo latinoamericana, sino Caribeña que envuelve todas estas sensaciones en un triángulo de amor y de sentidos, de pertenencia sobre un mar que es enorme y que nos cobija.

Si deseas navegar por un mar de sorpresas y de una historia de seres apasionados, sólo hay que abrir las páginas de Ilona llega con la lluvia de Álvaro Mutis y dejarse arrastrar.


Una muy buena opción para leer, y no se les olvide: ¡LA LITERATURA ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!!!!