domingo, 26 de marzo de 2017

Día Mundial del Teatro 2017

Riñon 2012
Cada 27 de marzo celebramos las Dionisíacas Teatrales en todo el Mundo, HOY en cada rincón del planeta estará un grupo de personas buscando conectarse con este hilo divino que se llama Teatro. Sin embargo, en medio de la celebración y de los mensajes en los que nos vemos atrapados creo que el mismo Teatro nos está llamando reflexionar sobre lo que estamos buscando, lo que estamos estudiando y lo que estamos revisando a diario.

El Teatro no es una excusa para buscar el gesto superfluo, necesitamos urgente un Teatro que entre en la exploración y representación del Mundo como lo imaginamos, como lo queremos, que no se pierda este horizonte en medio de las luces y del público que está entrando a las salas, este público debemos llevarlo al punto que se revise y se enamore de lo que hacemos, que se internalice. No queremos un Teatro que nos entretenga solamente,  sino que sea  motivo de vida y razón de existencia de todos los que nos encaminamos por estas sendas, que de una u otra manera estamos comprometidos completamente con no dejarlo morir.

Zuela, 2012
Necesitamos un Teatro que se aleje de las súplicas de sus hacedores, que dejen de ser víctimas y que vengan de frente a los espacios que son propios de él, que es el Mundo entero.

Necesitamos un teatro que sea hecho de fibras humanas, que no se convierta en simple divertimento, que para eso ya hay muchas alterativas en este Mundo de medios y mediaciones.

Necesitamos este Teatro que no se desmaye ante los embates de la burocracia y de los centros de poder que intentan callarlo por ignorancia y por convicción de quienes lo ostentan.

Necesitamos un Teatro que se ría, que sufra, que goce de los placerse, que entre en la gruta de los sentimientos y que cuestione la existencia de lo humano.

Necesitamos un Teatro que incomode, que no se preste a manipulaciones y que luche sin cesar.
Yorick, 2016

Necesitamos un Teatro que se revitalice en cada montaje en cada función, en cada sesión, en cada ensayo, en cada lectura, en cada pensamiento de quienes estamos día a día tratando de verlo y de estudiarlo, porque la vida no alcanza para desentrañarlo y darle las respuestas que él exige, porque no la hay, simplemente está allí mirándonos y obligándonos a convivir con él.

Necesitamos un Teatro que esté a la altura de lo que somos, de esta humanidad que intenta dispersarse, pero por todos lados busca entrar en el Teatro como aliciente y expone sus cicatrices que nos hablan negándonos y contradiciéndonos.

Porque a fin de cuentas, nosotros comprendemos que el Teatro somos nosotros y sin nosotros él no existe, pero somos recíprocos y de igual manera vivimos desde su representación.

Medea..., 2015
Ese es el Teatro que necesitamos, que sea más natural, que se refugie y se alimente de lo más primitivo de lo que somos, de este Cuerpo que quiere actuar, bailar, jugar y representarse una y otra vez.

Ese el Teatro que necesitamos, de teatristas que se sientan claros y confundidos, pero comprometidos sin medida, que se viva realmente por lo que somos, por lo que realmente existimos.

Ese es el Teatro que sueño, ese el Teatro que debemos buscar y nunca descansar para que él mismo sea quien respire. Ese es inevitablemente el Teatro que sueño, que vivo, que edifico a medida que pasan los días, espero que también podamos entrar en esta sintonía con mis queridos y apreciados teatristas.

¡SALUD Y QUE LLUEVA MUCHÍSMA MIERDA!!!


José Ramón Castillo, 2017

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Por ahora sólo me retiro dejando el Mensaje del Día Internacional del Teatro 2017.
Por Isabelle Huppert, Francia*

Bueno, pues aquí estamos otra vez. Reunidos nuevamente en primavera, 55 años después de nuestra reunión inaugural, para celebrar el Día Mundial del Teatro. Tan solo un día, 24 horas, es lo que se dedica a conmemorar el teatro alrededor del mundo. Y aquí estamos en París, primera ciudad del mundo en cuanto a los grupos de teatro que atrae, para venerar el arte del teatro.
París es una ciudad del mundo, idónea para acoger las tradiciones teatrales del planeta en un día de celebración; desde aquí, en la capital francesa podemos transportarnos a Japón al experimentar el teatro Noh y Bunraku, trazar una línea desde aquí a formas de pensar y expresiones tan diversas como la Ópera de Pekín y el Kathakali; el escenario nos permite permanecer suspendidos entre Grecia y Escandinavia mientras nos dejamos arropar por Esquilo e Ibsen, Sófocles y Strindberg; nos permite ir y venir entre Gran Bretaña e Italia mientras resonamos con Sarah Kane y Pirandello. En el espacio de estas veinticuatro horas podemos vernos transportados de Francia a Rusia, de Racine y Molière a Chejov; incluso podemos atravesar el Atlántico siguiendo un impulso de la inspiración para trabajar en un campus en California, ayudando a algún o alguna joven estudiante de allí a abrirse camino en el mundo del teatro.
De hecho, el teatro tiene una vida tan palpitante que desafía el tiempo y el espacio; sus obras más contemporáneas se nutren de los logros alcanzados en siglos pasados, e incluso los repertorios más clásicos cobran modernidad y vitalidad cada vez que se interpretan de nuevo. El teatro renace siempre de sus cenizas, despojándose solo de sus convenciones anteriores para manifestarse a través sus nuevos y modernos formatos; es así como se mantiene vivo.
Así pues, el Día Mundial del Teatro no es, evidentemente, una fecha cualquiera que podamos dejar perderse en una continua sucesión de días. Es un día que nos permite acceder a un inmenso continuo espacio-temporal a través de la inmensa majestad del canon teatral mundial. Para poder conceptualizar esta idea, permitidme que cite a un dramaturgo francés, tan brillante como discreto, Jean Tardieu. Al pensar en el espacio, Tardieu dice que lo sensato es preguntar "¿cuál es el camino más largo entre uno y otro?"... Para el tiempo, nos sugiere medir, "en décimas de segundo, el tiempo que se tarda en pronunciar la palabra 'eternidad'"... Respecto al espaciotiempo, sin embargo, nos dice: "antes de quedarte dormido, fija tu mente en dos puntos del espacio, y calcula el tiempo que se tarda, en un sueño, en ir de uno a otro". Son las palabras en un sueño las que siempre han quedado fijadas en mi mente. Es como si Tardieu y Bob Wilson se hubieran encontrado. También podemos resumir la singularidad temporal del Día Mundial del Teatro citando las palabras de Samuel Beckett, que hace decir, en su estilo expeditivo, a su personaje Winnie: "Oh que bonito día habrá sido". Al pensar en este mensaje, que me siento honrada de haber sido elegida para escribir, recordé todos los sueños de todas esas escenas. Por ello, bien podría decirse que no he acudido sola a esta sala de la UNESCO; cada uno de los personajes que he interpretado en toda mi vida se encuentra hoy aquí conmigo, papeles que aparentemente se desvanecen cuando cae el telón, pero que han conformado una suerte de vida subterránea en mi interior, esperando a ayudar o a destruir los papeles que vengan a continuación; Fedra, Araminte, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche DuBois... Asimismo me complementan, a día de hoy, todos los personajes que he amado y aplaudido como espectadora. Y es por ello que pertenezco al mundo entero. Soy griega, africana, siria, veneciana, rusa, brasileña, persa, romana, japonesa, neoyorquina, marsellesa, filipina, argentina, noruega, coreana, alemana, austriaca, inglesa, una auténtica ciudadana del mundo, en virtud de la amalgama de personas que residen en mi interior. Porque es aquí, en el escenario y en el teatro, donde encontramos la auténtica globalización.
En el Día Internacional del Teatro de 1964, Laurence Olivier anunció que, tras más de un siglo de luchar por ello, acababa de crearse un Teatro Nacional en el Reino Unido, que él quería transformar inmediatamente en un teatro internacional, al menos en cuanto a su repertorio. Sabía bien que Shakespeare pertenecía al mundo entero.
En mis estudios previos para escribir este mensaje, me alegré de saber que el mensaje inaugural del Día Mundial del Teatro en 1962 le fue confiado a Jean Cocteau, un candidato idóneo por su autoría del libro 'Vuelta al Mundo en 80 Días (Mi Primer Viaje)'. Esto me hizo darme cuenta de que yo he dado la vuelta al mundo de manera diferente. Lo he hecho en 80 espectáculos o en 80 películas. E incluyo en esto las películas porque yo no hago diferencias entre representar una obra teatral y representar una película, que es algo que me sorprende cada vez que lo digo, pero
es verdad, es así, no veo diferencia alguna entre las dos cosas.
Cuando hablo aquí no soy yo misma, no soy una actriz, tan solo soy una de las muchas personas que el teatro utiliza como conducto para existir, y es mi deber ser receptiva a este hecho, o dicho de otro modo, nosotros no hacemos existir al teatro. Más bien es gracias al teatro que nosotros existimos. El teatro es muy fuerte. Resiste y sobrevive a todo, las guerras, la censura, la penuria.
Baste decir que "el escenario es una escena desnuda de un tiempo indeterminado": todo lo que precisa es un actor. O una actriz. ¿Qué van a hacer? ¿Qué van a decir? ¿Hablarán? El público espera, y lo sabrá, porque sin público no hay teatro, no olvidéis nunca esto. Una sola persona ya es un público. ¡Pero esperemos que no haya demasiadas localidades vacías! Las producciones de Ionesco siempre llenan las salas, y él representa este valor artístico con gran candidez y belleza poniendo, al final de una de sus obras, en labios de una anciana las palabras: "Sí, sí, morir en plena gloria. Muramos para entrar en la leyenda... al menos tendremos nuestra calle...".
El Día Mundial del Teatro existe desde hace 55 años. En 55 años, soy la octava mujer invitada a pronunciar un mensaje, si es que a esto se le puede llamar un 'mensaje', claro está. Mis predecesores (¡ay, cómo se impone el género masculino de la especie humana!) hablaron del teatro de la imaginación, de la libertad y de la originalidad para evocar la belleza, el multiculturalismo y formular preguntas incontestables. En 2013, hace tan solo cuatro años, Darío Fo dijo: "La única solución a la crisis reside en la esperanza de la gran caza de brujas contra nosotros: de esta forma emergerá una nueva diáspora de actores, quienes indudablemente sabrán derivar a partir de esta represión beneficios inimaginables al encontrar una nueva forma de representación". Beneficios Inimaginables – parece una bonita formula, digna de ser incluida
en cualquier discurso político, ¿no les parece?...
Encontrándome como me encuentro en París, a pocas semanas de unas elecciones presidenciales, quisiera sugerir que aquellos que parecen ansiar gobernarnos sean conscientes de los beneficios inimaginables que trae consigo el teatro. Pero también quiero remarcar: ¡nada de caza de brujas!
El teatro para mí representa al otro, es diálogo, y es la ausencia de odio. 'Amistad entre las gentes; bueno, yo no sé muy bien lo que esto significa, pero yo creo en la comunidad, en amistad entre espectadores y actores, en la unión duradera entre las gentes a quienes une el teatro: traductores, educadores, diseñadores de vestuario, artistas escénicos, académicos, practicantes y público. El teatro nos protege, nos cobija... yo pienso que el teatro nos ama... tanto como nosotros lo amamos a él... Recuerdo a un anticuado director de escena para quien trabaje, que antes de que se levantara el telón cada noche solía gritar, con voz firme y potente: ¡Abrid paso al teatro!' Y esas serán mis últimas palabras esta noche.
Gracias.

* Isabelle Huppert, Francia. Actriz francesa.




lunes, 6 de marzo de 2017

La Razón... de mi Actuación por Aníbal Grunn

UNA referencia en el Teatro Venezolano es Aníbal Grunn, con toda su experiencia y más de cuarenta años en este país caribeño dedicado a la loable “Razón” de formar teatristas y público sin descansar, este trabajo publicado por FUNDARTE en 2015 nos muestra una biografía repleta de altibajos, de sueños que van y se desvanecen, de ideas que surgen como sacadas de un enorme foso polifónico y de amigos/hermanos irremplazables que aparecen a lo largo del relato reiterativamente. Y es viviendo, porque así nos enfrentamos a la escena, porque a fin de cuentas, para hacer teatro hay que vivirlo, de lo contrario déjalo de lado que NO es un pasatiempo, el Teatro es una manera de hablar, de convivir y de existir.
Si aún no lo han leído vaya a cualquier librería y busque esta edición y disfruten de un Aníbal que se ve como un niño en Argentina mientras su madre le ayudaba a respirar porque su vida estaba en vilo, hasta el aporte de trabajo sin descanso que realiza por su tránsito por esta Venezuela, desde esas tierras al sur se detiene en este norte espléndido. Anibal ya no es un extraño para nuestro querido país, sino que es donde encuentra su verdadera nación que lo quiere, lo cobija y lo hace suyo. Un texto que no puedes dejar de leer desde que inicias porque escuchas la voz de Aníbal en cada frase, en cada historia y en cada postura que fija ante los diferentes hechos que se atravesaron en su paso como dramaturgo, actor y director, porque además de ser polifacético, Aníbal aún le quedan muchos años para seguir mostrando su personalidad extraordinaria, apostando y alimentando el Teatro de esto que llamamos “interior” y que muchos hablan de “provincia”. De nuevo Aníbal en este relato se pliega a la provincia y la alimenta
.
Gracias por esta biografía, siempre he considerado que todos los Maestros deben tener una, pero contada por ellos mismos sin intermediarios, espero con ansía a unos cuantos que admiro y que de seguro me devoraré esas ideas sin parar, como hice con el trabajo de Aníbal, bueno, para eso es el arte, para eso es el teatro, para vivir con o sin La razón... de mi actuación, pero hay que actuar.
Abrazos Aníbal, el libro me llevó a un punto donde no podía parar de leer. Bella experiencia, bella manera de contar tus experiencias, bella manera de dejar el rastro.
Y si los que leen este post y les da curiosidad vayan y cómprenlo, y con eso ayudamos a enaltecer estos relatos y espero que ninguno de sus estudiantes lo hayan dejado pasar de largo.

Símbolos y Transfiguraciones de Blanca Suárez (2017)


Símbolos y Transfiguraciones es un nuevo trabajo que Blanca Suárez nos entregó el pasado mes de enero en la sala del Ateneo del Táchira, donde podemos ver la exploración espacial de piezas que tratan de abrirse paso en cada uno de los trazos a los que nos enfrenta. Esta propuesta vuelve a entrar en la diatriba de lo que estamos buscando como espectadores, donde las piezas tratan de salir de su estado original para entrar en el juego del gran rompecabezas, pero que al unísono nos obliga a buscar la uniformidad -casi imposible- debido a la acertada fuerza con la que nos reta de nuevo la artista.

Un tema acertado sobre Símbolos y Transfiguraciones debido a este indagar entre las formas donde se van desplegando las piezas, te vas adentrando en los rincones de la fuerza del color, en el trazo que no deja de acechar al espectador en conjunto con una dinámica prácticamente indetenible. Blanca Suárez nos lleva de la mano hacia este movimiento de manera adictiva como todo artista capaz de desarrollar su despliegue estético partiendo de un sentido de uniformidad para desplegarse en polifonía de formas, dejando de manifiesto la experiencia y la sobriedad que la caracteriza. Ahora mismo Blanca Suárez busca descifrarnos como espectadores invitados a su festejo, navegamos entre fragmentos que van creciendo a medida que los transitas y se unen en conjunto de universos donde los Símbolos intentan escapar, pero se Transfiguran en discursos estéticos complejos que va plasmando sin mediar en la economía de líneas y en contrastes con la violencia del trazo.

Blanca Suárez es sin duda una de las artistas más representativas dentro del movimiento contemporáneo del arte tachirense, que emerge desde este jugar a formas que se traducen en caminos insondables plasmados en cada una de sus propuestas, y por ello se Transfiguran en excusas para acercarnos a estos Símbolos que ella va elucubrando y que se despliegan por todo el espacio en el que se exhiben.

Las Transfiguraciones aparecen como medio para apropiarse del espectador, y desde la idea de una pieza dinámica que va cayendo en medio de un campo místico hace que su obra en sí misma se reescriba y se relate sin mediar, sin frenos y sin conservar nada, porque a fin de cuentas, es una manera de exponerse, de verse, de proyectarse con su huella particular que es la de un artista en el punto máximo de madurez.

Símbolos y Transfiguraciones ha sido una de las exposiciones más activas y de mayor movilidad que se ha expuesto en los últimos meses en nuestra ciudad, es una extraordinaria alternativa,  para quienes se precian de un arte que se erige por su propios medios sin improvisadas aventuras, más al contrario, es una muestra artística muy activa y de gran valor estético.


Blanca Suarez nos vuelve a  sorprender, y es desde estos Símbolos y Transfiguraciones deja expuesta su manera de ver el arte, de buscar las alternativas en las que un conjunto de piezas discurran por su propios medios y no se detienen en ningún instante para entrelazarse con el espacio y los espectadores. Es sin duda una extraordinaria propuesta artística.