sábado, 6 de octubre de 2012

La Pachanga Electoral.


Desde hace varios meses se intensificó la campaña electoral para elegir el nuevo presidente de Venezuela, que más que una campaña, es una fiesta que sirve de excusa a los ciudadanos para dejar de hacer sus obligaciones laborales. Es una praxis que tenemos y que se acostumbra hacer desde hace muchos años, esto no es nada fuera de lo común.

Con frases rimbombantes y discursos mesiánicos los dos candidatos nos están embaucando de nuevo, con promesas y engaños que al final el pueblo quedará en la misma posición que hace más de cincuenta años viene quejándose.

Es toda una fiesta performática en la que los habitantes de todos los sectores toman sus calles y las transforman en templetes improvisados, en los que ves cómo se disfrazan de uno u otro color, se aprenden las consignas como un libreto exacto que sólo puede desembocar en la liberación de energía, y por ende, conlleva a la extrapolación etílica, que nos es más que una constante.

Las calles, avenidas y ciudades están empapeladas de fotografías de todos los tamaños de los candidatos, aunado a la contaminación sónica, que jugará un punto de importancia, lo que nos lleva a ver ésta performance como una inmensa instalación urbana en la que se intervienen los espacios y se modifican los paisajes detrás de una razón política. Pero lo que realmente vemos, es una fiesta que muchos no tienen ni la menor idea de lo que hacen allí, por eso, recuerdo mucho a las grandes manifestaciones adecas que avasallaban en todo el país, transformándolo en un escenario de caos polifónico y ahora las olas chavistas son la fiel copia de esto lo que nos indica que los venezolanos no hemos cambiado, que las estructuras del populismo y del proselitismo político vacuo están a la orden del día, dejándonos de nuevo en el punto de partida, de un país sin esperanzas, sin criterios y que se deja llevar por la emoción, la inmediatez y la improvisación.

Vemos un país que se ha convertido en especialista de grandes fiestas, de inmensas performances, de un ritmo arrollador que nos lleva de la mano a una hecatombe, en la que de una u otra manera estas siendo invadido por esta avalancha de información e imágenes que terminan en zozobra.

Es por ello que las campañas electorales siempre las he considerado una performance o una instalación gigantesca, que toman a millones de personas para que cada uno asuma un rol y sea protagonista desde los recursos que se le otorgan como la gorra, la franela, el panfleto, la cerveza, el ron y la música, de manera que sólo pienses en ser parte de ella y no puedas salirte del libreto.

Estas performances siempre nos llevan hacia la incorporación de las masas, y la uniformidad está ebullición, porque ya creamos las propuestas de un bando o de otro, siempre los mensajes están orientados hacia la misma posibilidad del encierro y del ensordecedor ruido de la campaña que está en cada esquina. Dejándonos en una posición alienada, lo que nos permite leernos una y otra vez, y ver que Venezuela es un país que sólo piensa en la fiesta, pero no una fiesta cualquiera, sino en una pachanga sin fin, de excusas sin respaldo para dejar de hacer lo que hacemos e incorporarnos en esta bacanal que sólo nos dejará una gran resaca.

Porque no importa quién gane, simplemente estaremos frente a una línea que nunca se romperá, puesto que hemos sido adiestrados a estas formas de conducta.

La performance electoral es la posibilidad de obligar la intervención del espacio, para realizar una lectura de un grupo de personas (millones) que se obligan a sí mismos a creerse protagonistas, a ser parte de esta fiesta, porque estos personajes se encuentran que cada una de estas personas que están integrando las campañas, que no son más que muñecos que pueden ser fácilmente manipulables.

Todo desembocará al domingo donde estaremos en la parte crucial de la performace, y que no sólo llegará hasta allí, sino que continuará la fiesta electoral, porque no se olviden que es el mismo presidente el que ha estado en campaña ininterrumpida desde 1998.

La performance electoral es parte del venezolano, eso es algo que no nos podemos negar ni obviar, así que de ella participamos, lamentablemente, todos.

¡Las campañas electorales y los políticos alimentan nuestra IGNORANCIA!!