sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Teatro?... ¿Y eso existe?

Si al público no se le enseña lo que es el teatro como disciplina artística, no se le puede exigir que vaya a las salas.
Mi apreciación del ambiente teatral en nuestra región me lleva a pensar un par de cosas en vista de los mensajes que recibimos de las personas  que asisten, y las que no asisten, a los espectáculos de teatro que realizamos los grupos que convivimos en este estado.
La primera es el desconocimiento por completo de temporadas y festivales teatrales que acá se realizan, es una calumnia decir que el movimiento es inexistente. Casi semanalmente las agrupaciones presentan sus trabajos en diferentes espacios de la ciudad, no digo que a diario o con una cartelera tan extensa como la de la Gran Buenos Aires con un promedio de 280 estrenos semanales, pero sí modestamente, estamos viendo a muchos de nuestros compañeros en espacios para la representación de su trabajo. Si eres de los que dicen que por estas tierras no hay teatro estas muy equivocado, porque sí lo hay, pero a veces queda todo detrás de una gaveta, que no es mas que una ignorancia inducida que no nos permite ver lo que ocurre.
Este tema lo discuto siempre con mis estudiantes pues creo que es hora de sentarnos a reflexionar sobre la fundación de la Escuela de Espectadores, que tanta falta nos hace. ¡Formar  público para que asista al teatro! Se empieza a vislumbrar público joven y numeroso que intenta llenar las salas de teatro, me parece que el movimiento puede llegar a tener una acogida diferente para las próximas décadas, ¡ojo!, dije décadas, porque no se debe hablar de días o semanas en vista que es un proyecto a largo plazo que requiere dedicación para que las personas se conviertan en público teatral que exija nuevas formas estéticas y propuestas escénicas más desafiantes. Ya se nota la preocupación por ir modificando las puestas en escena, además de un grado de complejidad y exploración más profunda. Y lo mejor, nos despojamos de los falsos “amantes del teatro” que sólo asisten a los espectáculos que traen de Caracas con personas que trabajan en los medios de comunicación y que no tienen la remota idea de lo que es el teatro. Si usted es de este último grupo… esperamos verlo por allá en la Escuela de Espectadores porque necesita un intensivo.
En segundo lugar, ya son cada vez menos los comentarios que no tenemos un “Teatro” para la ciudad, con lo activo y dinámico que es el teatro las salas alternativas son un extraordinario recurso para la exploración artística. Desde que me inicié en este oficio he escuchado que se pelea por la construcción de un teatro para las temporadas y han pasado años por montones y veo que todo son promesas electorales y mentiras burocráticas. Lástima que lo que están y han estado en los cargos públicos de administración de la ciudad y el estado sigan sumidos en la ignorancia política y descuiden tanto este gremio.
Pero no importa, mientras, estaremos viendo la cartelera de noviembre-diciembre en la ciudad que incluye el Festival Internacional de Teatro de Género, el Seminario Internacional de Teatro y los estrenos que se avecinan desde el 18 de noviembre hasta el 11 de diciembre. No digan que no hay teatro, porque EXISTE y si no lo ves es porque no quieres.
Recuerda: el teatro es un peligro para tu arraigada ignorancia. 

viernes, 12 de noviembre de 2010

Estamos seguros que hay inseguridad

“¿Qué hacemos ahora?, porque a mí me da miedo entrar a mi casa” Ese es el comentario que recibí el lunes en la mañana de un vecino que fue víctima de la inseguridad dentro de su casa. Continuamos alimentando la violencia en nuestra vida cotidiana y la mayoría aprendemos a vivir con ella como un elemento normal. Hoy, después de escuchar el relato escalofriante de lo que ocurrió en casa de este amigo, creo que debemos hacer este comentario, porque no justifico que estemos frente una fuerte ola de criminalidad desatada. Algunos dirán que esto no es nuevo, pero ¿hasta cuando seguiremos esperando a que nos toque la hora?
Somos seres de adaptación y creo que muchos de los que aquí vivimos ya se dejaron convencer que la violencia en la calle es lo más natural que existe, y nos convertimos en una masa que considera que NO podemos salir de esta situación.
Luego, hay otra propuesta, nos venden una imagen de la “tacita de plata” o de la “ciudad de la cordialidad”, y nuestras autoridades dice que cada día estamos con una ciudad mas humana y mas digna… por favor!! ¿Cómo podemos ser tan insensibles ante tal situación? cuando estás sentado frente a cualquiera de los canales regionales y las imágenes de asesinatos son interminables.
Se habla de un “plan de seguridad”, todos entendemos que debemos estar cobijados por los cuerpos de seguridad, eso consiste en verlos allí, apostados sobre las calles principales en unas especies de alcabalas viendo la gente pasar. Y los Guardias Nacionales hacen lo de siempre NADA. Sólo perder el tiempo, esta es una fuerza que debería desaparecer y la policía simplemente están ahí porque no saben sino decirle a la gente que le den la cedula y robarle lo poco que lleva, no sé si es mas peligroso que te detenga un policía o un malandro.
Es claro que la inseguridad es un mal que ataca a todas las regiones, pero por resulta ilógico que salgas a la calle con una especie de esquizofrenia ante la posibilidad que te detenga un antisocial y te despoje de lo que tienes. Ya es una rutina escuchar a tus amigos y familiares que son víctima de este flagelo a diario, es una costumbre convertida en ley.
Somos permisivos, ¿pero hasta cuando? Resulta peligroso pensar que las comunidades tomen la ley por sus manos, y es allí donde está el peor de los temores, porque dejaríamos que definitivamente el caos y la desidia imperen. ¿O es que a eso es a lo que se apuesta? Estoy más que seguro de la complicidad entre fuerzas y antisociales. Y cada día me convenzo más que son la misma cosa. Por favor, en un país donde sólo hay uniformados. ¿por qué ocurren estas cosas?, pues sólo hay que sumar dos mas dos y el resultado es siempre el mismo, FUERZAS DE SEGURIDAD=MALANDROS!!!!
Mientras, la alcaldía y la gobernación juegan al desentendido en un conflicto político con el gobierno central, unos a otros se pasan la culpa y esta ciudad se cae a pedazos. Mientras la señora Alcaldesa mno tiene idea de que es una alcaldía y el gobernador demostró su ineptitud.
Mientras el estado se va al fondo de la desidia del abandono
Mientras la muerte es el plato fuerte cada día,
Mientras nos entretienen en musicales decadentes, coronaciones de niñas que son objetos de feria y se venden al igual que los productos de la exposición no pidan que esto se mejore… es imposible.
Agreguen a todo esto los miles de electores cegados por una oposición nefasta y manipuladora que no tiene idea de qué está ocurriendo realmente, aquí seguiremos jodidos dejándonos llevar por la violencia, que no es precisamente la de una estúpida novela colombiana, sino la que está ahí al frente de nuestras casas… POR FAVOR!!!!
A lo mejor me exaspero al escribir estas líneas, pero estoy cansado de esta locura… Pero no se preocupen, hay “buenas noticias”, ya pronto vienen las ferias para que a todos se nos olviden los problemas, y que nos lleva a perdernos en nubes de humo.
Mientras tanto –ya para terminar-el ciudadano común seguirá recorriendo las calles luchando por sobrevivir.
Por ahora sólo me resta decir que esta preocupación crece cada día y debería existir realmente un sistema de seguridad ciudadana que responda a los temores que tenemos quienes habitamos esta ciudad que cada día se deteriora más.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Un mal de nunca acabar

La particular forma de protesta que tenemos los venezolanos es desde la eterna retórica del “lamento”, de esta manera podemos contrarrestar todo lo que nos pasa. Acá ocurre lo mismo que la tesis de la visión negativa, “mientras más sufres, más te siente deprimido, te dices a ti mismo que no sirves y de eso se alimenta tu ego”, es muy contradictorio tratar de sentirse bien desde la autocompasión… creo que es así.
Todos nos quejamos de las eternas impertinencias gubernamentales, parece que nadie hace nada por resolverlo. Todos decimos que nos sentimos “mal”, pero ninguno se preocupa por colocar un poco de ánimo en salir a la calle tratando de respetar a los demás. Todos nos quejamos de lo imposible que es vivir en Venezuela, pero ninguno es capaz de decir que se puede vivir mejor, si procuramos hacer lo que nos corresponde con mucho ahínco y energía.
Este es el país de la colas infinitas que se producen por cualquier tontería que vemos en los medios o porque alguien dijo algo en la calle, en la parada del autobús o en el restaurante.
Un mal de nunca acabar, la cola para ir al super, para la gasolina, para el banco, para cruzar la calle, para llevar los niños a la escuela, para visitar un amigo enfermo, para ir a la funeraria…Resulta que estamos prefabricados en un sistema que nos lleva a hacer las colas como respuesta a un imaginario colectivo, y nos convierte en una especie de pobres conciencias que están detrás de las prebendas o regalías que podamos encontrar en el camino.
Hay una especie de histeria colectiva, que no es más que la respuesta a muchos años de conformidad, es necesario que todo lo resuelva el estado de manera clara, y sino es así que lo haga de  alguna manera, pero nosotros no podemos hacer NADA.
En esta ciudad es bastante triste ver a miles de personas en las colas para la gasolina como si fuera un acto de sobrevivencia, y entre los que la realizan hay una especie de aureola de tristeza autoinducida, que no es otra cosa que la posibilidad de echarle la culpa al Otro. Sí, es eso, las culpas somos incapaces de asumirlas. Es una ciudad donde no hay responsables, donde no existe la posibilidad del error, acá nadie se equivoca, si quieren, saquen su carro, vayan por cualquiera de las avenidas y verán como todos tienen la razón, todos irrespetan las señales de tránsito, todos creen que lo suyo es lo más importante del mundo…
Esta ciudad me da miedo, ya no salgo, ya no quiero salir, y mucho menos manejar, creo que se volvió demasiado para mi apacible ser. Es una ciudad en la que la violencia y la desesperación es el diario convivir, ya creo que sufriré la metamorfosis del ermitaño porque veo a cada paso a alguien que me puede lastimar. Es un verdadera lástima, pero es así como veo la ciudad y si alguno de los que lee esto no ha tenido esta sensación, me gustaría saber ¿cómo hace?
Ojala alguno de los famoso administradores de la ciudad se detuviera a ver lo que está pasando, es una problemática latente y preocupante, pero en esta ciudad parece que a nadie le importa nada, sólo impera la política del beneficio y hablar de esto es perder el tiempo…. Creo.