Realizar un estudio
sobre narrativas cotidianas de la Frontera, y más en esta región, resulta toda
una aventura, los conceptos tienden a repetirse en lecturas trajinadas,
reiterativas y hasta ingenuas, pero en el caso de la exposición fotográfica Tramas Urbana de Fronteira, de Guilherme
Cardim, la frontera se expone desde la dimensión de un espectador en caos. Por
supuesto, esta mirada se vincula con el movimiento y el intercambio comercial,
sería ilógico no entrar en este tópico, pero esta "mirada" de la Frontera, devela
a cientos de personajes que se mueven en medio de la polifonía de un lado a
otro del Ponte Amizade. Más que un registro de interconexión profundiza en el
movimiento de cuerpos y de símbolos particulares que se han construido en el
imaginario de sus habitantes.
Hablar de la Frontera es
una invitación para cuestionar el tránsito comercial característico, pero el
trabajo de Guilherme Carmin se orienta a desenredar, o tal vez enredar,
-depende de la óptica- el lenguaje desde el ruido visual al que se sometió y se prolonga
en cada una de las imágenes expuestas. La composición estética de la imagen es fundamental, busca esta polifonía desde discurso caótico, para detenerse de manera
abrupta en detalles que relatan historias contradictorias.
En este caso el empleo
de la fotografía como elemento que permite registrar la mutación del espacio, induce
a crear una Frontera sin definición de espacio, aquí se funden Foz de Iguazú y
Ciudad del Este en una franja muy delgada de su territorio donde se imitan una
de la otra. La difuminación del límite físico se respira en el trazo agresivo
de la imagen, en el trabajo de saturación de la luz, en la dinámica de ruidos
que permiten al espectador reconstruir y dividir de nuevo sus visiones de
frontera, que convierten la exposición en una especie de atracción que acelera
y obliga a detenerse en pausas intermitentes.
En Tramas Urbanas de Fronteira se genera claramente el acercamiento a espacios
territoriales sin definir desde la polifonía, pero se mantiene como constante
el sustrato interno o subterráneo de los cuerpos que habitan y cuentan su
historia. Cada fotografía tiene independencia, expone su propia narración, se
visualiza al fotógrafo como testigo minucioso del movimiento, y, aunque parecen
miradas múltiples, en cada uno de los destalles, nacen estas Tramas Urbanas de Fronteiras, resignificándose
en lecturas particulares.
El trabajo de Guilherme
Carmin bajo la orientación de Diana Araujo Pereira desde la UNILA deja de manifiesto
que la Frontera, una vez más, es expuesta como punto de encuentro, de lugares
comunes que se viven a cada lado de la división física.
En la sala de
exposición de la Fundación Cultura de Foz de Iguazú, por esta semana las Tramas seguirán contándonos sus relatos
que resultan muy interesantes y atractivos.
Y no se les olvide: ¡EL
ARTE ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!!