jueves, 10 de diciembre de 2009

Ideas, violencia, caos… muerte


El pasado martes 08 de diciembre, mientras muchas personas esperaban la llegada de la navidad, en nuestra universidad se fraguaba una manifestación estudiantil con razón o sin razón, pero era la voz del estudiantado que estaba allí. Una voz que siempre está activa con toda su fuerza y emoción, estaba la voz de algunos jóvenes que querían decir algo. No es momento de enjuiciar, pero la manifestación se fue de las manos de dirigentes estudiantiles, de autoridades universitaria, de fuerzas de orden público, de manifestantes…. Se fue de las manos.


Luego, viene un detonante de agresiones de cada bando, donde se conjugan ansias y terrores, visceralidades y acciones desenfrenadas que enardecen los ánimos, y desde allí, aparece el caos.

¿Preguntamos que ocurre? ¿Qué ha estado desarrollándose? porque es confuso el contexto. No sé algo estaba fuera de orden y hay una trifulca, que trae como resultado el asesinato vil de un joven universitario que aparecía en el tugurio de la manifestación… es desesperante.

La universidad como tal enfrenta un problema marcado por una desorganización latente en cada uno de los miembros de la comunidad. Es realmente lamentable que hechos como estos acontezcan en nuestra institución, y que sea siempre el resultado de la impunidad.

¿Será que es muy fácil deshacerse de las voces, será que es fácil acabar con las protestas, será que es fácil dar la espalda a semejante problema… será que no hay dolientes?

Estas preguntas siempre las hago, y me obstina ver como estudiantes mueren en nuestras universidades en cada protesta y nadie trata de hacer algo por la solución de los problemas. A veces pienso que hay complicidad de parte de todos y que no es posible que estemos en dos aguas… ¿Que será entonces de los que miramos a todos correr de derecha a izquierda y de izquierda a derecha?

Sólo quiero dejar esto como una reflexión y que no nos vuelva a pasar, ya que podemos ser víctimas por lo que decimos y pensamos, porque como bien dice un amigo mío: “Gente que avanza se puede matar, pero sus pensamientos quedarán”

jueves, 3 de diciembre de 2009

Deportivo Lástima


Una vez más se confirma lo que se pronostica: una liga de fútbol venezolana incapaz de mantener un espectáculo deportivo, con una indisposición de enfrentar los problemas de manera seria y organizada. Y es que los problemas que vivimos, se multiplican a todos los ámbitos y áreas sin importar los oficios. El caso del Deportivo Táchira es el más deprimente y hasta banal ejemplo, es un “equipo” que pretende ser un club y jamás en su vida se ha marcado una meta o un proyecto de corporación o empresa –si es la palabra con la que se puede catalogar-. Sin embargo los habitantes de esta zona consideran que este equipo es el más grande del país, con una fanaticada que cree que estamos frente al Real Madrid de Venezuela.


Pues, una vez más, y lo reitero, el Deportivo Táchira deja perder el campeonato en su casa y se pronostica que ya es un mal de nunca acabar. No hay que ser un adivino o un genio de las estadísticas para saber que es un caso perdido hablar de este equipo, donde nadie trata de ponerle una mano para terminar de arrancar. Después de más 30 años en la primera división del país, son escasos los triunfos que ha logrado, incluso podemos contarlos con la mano y sobran dedos.

Una directiva que no sirve de nada, con casos de desfalcos a lo largo de su historia, con un trato deplorable contra los hinchas y con una desorganización que raya en lo absurdo, que aún hoy vemos reflejada en que no tienen siquiera una cancha propia para sus entrenamientos, y siempre están detrás de campos subsidiados por el estado para no hacer ningún tipo de inversión. Pregunto: ¿por qué mejor no venden a ese equipo y nos dedicamos a otras cosas mas importantes? Esto viene aunado de un cuerpo técnico inoperante con una participación de amiguismo, donde el técnico seguramente está emparentado con sus jugadores y no quiere reconocer que están mal.

Jugadores -nunca lo he comprendido- que se les paga una millonada para que estén acá durante una temporada, lesionados y de fiesta en los diferentes lugares de San Cristóbal, de manera que es una especie de trampolín para gastar el dinero y acabar con los imaginarios que el hincha normal persigue. El espacio del fútbol tachirense es cada vez más decadente.

Es una visión muy triste, a la vez uno sabe que dentro de este “equipo” no hay ni la menor intención de hacer un trabajo productivo, ni la dispocisión para ganar un juego y menos aún un campeonato. Es como si fuera una especie de cheque posfechado donde todos de seguro van a comer y ver televisión, porque seguramente no hacen nada durante el resto de la semana.

La descomposición de las instituciones es innegable, vemos cómo este juego del domingo pasado con Trujillanos para estar en la punta, es toda una secuela de enfermedades cancerigenas de las cuales somos cómplices y no reconocemos porque no queremos ver mas allá de una pasión y de actitudes netamente viscerales.

Los resultados del deporte son los que marcan la diferencia, de la misma manera la organización de un equipo que de verdad quiera jugar y no como el domingo que estaban de paseo y que no sienten para nada una pasión que baja de las gradas del estadio, con una hinchada que mal que bien, aunque es estereotipada, esta allí esperando a ver qué pasa y los resultados siempre son lo mismos.

Es un equipo de irresponsables que desperdician esfuerzo, tiempo y dinero creyendo que juegan el fútbol. Es un problema de actitud, y como en este país todo es tomado de broma, pues ni modo hasta acá debería llegar el Deportivo Táchira y debería llamarse Deportivo Lástima, donde se dediquen a alguna otra cosa como por ejemplo ser alcaldes o gobernadores porque actúan de la misma manera que lo administradores públicos, de manera mediocre.

Allí es donde confirmo mi teoría de la decadencia de un sistema que se proyecta en todos los sentidos y el Deportivo Lástima es el fiel y claro reflejo de ello.