viernes, 30 de julio de 2010

HERMANO

Tenía muchos días sin escribir sobre algo que realmente me llamara la atención. Hace días tuve el placer de ver Hermano la ópera prima de Marcel Rasquin, y me parece que es una muy buena alternativa sobre lo que es el cine venezolano, que tan golpeado ha sido y tan mal catalogado lo hemos tenido. Hoy parece una ilusión poder entrar a las salas de cine comercial para apreciar estas alternativas tan loables y tan fantásticas que están produciendo en nuestro país.
Lo confieso, soy un adicto al cine venezolano, me parece un movimiento latente, que va cada día con mayor ahínco y mejores resultados. Claro ejemplo es el número de estrenos que se han logrado materializar este año, y llegan a todos los miembros de esta comunidad tan avasallada y golpeada por la anarquía política que trae como consecuencia el desentendimiento de todas las partes.
Hermano, es una historia singular, hilada desde un relato muy cotidiano que envuelve al futbol como catalizador de la trama, entrecruzada con las historias de sobrevivencia en Petare de un par de hermanos que el destino puso para que se desarrollara un simple y agresivo relato.
Inicia de una situación muy recurrente en el arte contemporáneo, un niño abandonado en el basurero, es rescatado por la madre soltera, protectora y amorosa que lo adopta convirtiéndose éste en el compañero de su hijo. Es claro que la estructura del barrio y la violencia urbana están de manifiesto, pero quiero rescatar de este film los siguientes aspectos.
En primer lugar, la historia trata de mantenerse en el relato de la edificación, pero lamentablemente se va inclinando hacia un destino más impredecible, que lleva de manifiesto una carga emocional a punto de estallar. De allí, se cruza con la esperanza de jugar en el Caracas FC –que de paso hay que decir, institución que juega un papel importante, además de ser considerado el club deportivo más importante de nuestro país-. Pero también podemos presenciar que este juego, entre combinar la película con el deporte, es siempre un arma de doble filo, pues regularmente se ligan historias poco complacientes a un público estándar. Esta película la sumo al gran numero de piezas que tratan de vincular la visceralidad del juego con la acción de lo cotidiano. Es decir, así como el futbol resulta tan injusto e impredecible, de la misma manera la película se deja vislumbrar.
Las actuaciones no son las mejores, pero se busca más el relato de la pieza y desfigurar la acción del hilo dramático para avanzar sobre situaciones dispares que se van entrecruzando. Es evidente que aparece el cliché típico de la historia del barrio y que debe tratar de avanzar hacia un desenlace compasivo de algunos personajes. Creo que este detalle lleva de manifiesto, que con pocos recursos y sin tanta petulancia actoral se logran los cometidos.
Las locaciones son, efectivamente, en los ya conocidos barrios de Caracas, pero lo que más llama la atención es el tratamiento de la imagen y la búsqueda de un lenguaje particular, que termina por captar la atención del público demostrando el nivel de maduración de algunos de nuestros directores. Por ejemplo, hay una escena casi al final que es realizada en una construcción, donde la textura dice mucho de lo que estas percibiendo. Con paredes en la decadencia de la intemperie y andenes que luchan por no dejarse caer, es una analogía de lo que está pasando a lo largo de la historia.
Creo que estamos frente a un nuevo movimiento fílmico nacional que todos deberíamos ir a ver y que merece todo nuestro apoyo. Claro, no sólo me estoy sesgando hacia esta temática, porque nuestra producción es muy elevada y esperemos que la difusión de nuestros creadores sea aun más amplia.
Ahí los dejo por esta semana y les sugiero que cuando se consigan con una película venezolana no le den la espalda, sino al contrario, véanla y acuérdense que es cine hecho con bajo presupuesto y que tiene una manera particular de verse.
100% recomendable nuestro cine.

domingo, 25 de julio de 2010

Juré que no lo iba a decir….


Juré que no lo iba a decir y menos a escribir, porque era darle importancia a algo que me da mucha pena ajena.  Aunque en el momento que escribo esto de seguro estará saliendo el Incinerador del miércoles 14 de julio. Pero bueno no hay problema, y aunque conversamos un largo rato y tendido sobre el tema, había jurado que no hablaría de los problemas de identidades culturales que tenemos en este lado del mundo, no sólo los venezolanos, sino los gochos, que somos una especie de fenómeno bastante curioso.
El domingo 11 de julio caminando como todos los domingos por una de nuestras avenidas, veía a la derecha cómo se levanta en Parque Nacional Chorro del Indio y a la izquierda contemplando cómo crece, más aún, el basurero que tenemos por ciudad. Claro, trato de cerrar los ojos ante tal desidia que tenemos, pero no se puede evitar mirar que en el semáforo de los bomberos ya llevamos casi un mes sin funcionamiento, y no hay explicación lógica ante tal irresponsabilidad, y por supuesto, eso no le importa a nadie. Ojala no haya una catástrofe pronto, porque me imagino los pobres bomberos tratando de salir a atender a las almas desconsoladas y nadie les de paso, porque la redoma del obelisco esté en total tranconazo. Pero eso no importa, porque acá nunca pasa nada y todos vivimos a expensas de lo que el Otro decida. Por eso considero que el abandono es por una buena parte de los que allí vivimos, en complicidad con la alcaldía y la gobernación que van marcando la pauta.
Resulta ser que ese día domingo veo gente llorando, gritando y sufriendo porque ahora hay un  nuevo campeón del mundo…. Si, del mundo… ¿se acuerdan? Hubo un mundial hace unos días, lo que pasa es que por acá hay una desmemoria fantástica y ya los gochos parecen gatos que se les olvidan las cosas cada 5 minutos. Bueno, resulta que este campeón es de por allá, de Europa, y acá la gente lo celebró como si fueran de ese país -que valga y está de más, para nada nos reciben con los brazos abiertos, sino, pregúntenle a cualquiera que haya ido los últimos años y verán el grado de desprecio que te tienen sólo por bajar del avión y de eso hay cientos de miles de historias-.
Por las avenidas se hicieron colas eternas y caravanas porque ganó un país que la gente de carambola sabe que existe, se arma una especie de júbilo de algo que no tiene ningún sentido y carece de bases, ¿o será que somos tan españoles que no nos hemos dado cuenta? Pero el rollo es lamentable y patético, pues el sentido de arraigo que se posee, es una barbaridad más de nuestros conciudadanos que no tienen esperanzas de nada y sólo deben estar del lado de alguien que ni sabe que existen.
Me pregunto: ¿Todos los gochos somos españoles? Porque he notado que regularmente se hacen llamar españoles de acuerdo a las siguientes categorías:
Primero: porque tienen un familiar que es español, lo siento si no has nacido en España no eres ni remotamente español, eres venezolano y ya… o es que te da pena serlo?
Segundo: uno de los más patéticos, “me hago llamar español porque mi esposa o hijo es español”, no seas decadente, se es o no se es.
Tercero y el más triste de todos: soy español porque esa es la madre patria y hay que apoyarlos.
Cuarto el más inocentón y hasta el más sincero: no tenías sino para comprar una solita franela para ver tus partidos y de casualidad fue la de España.
Total somos tan pobres de ideas que vamos por triunfos foráneos, y lo de acá siempre decimos que es muy, pero muy malo, y ahí es donde siempre digo: Por es que por eso, y seguiremos siendo los mismos ineptos y decadentes hasta el cansancio.
Por cierto con la desmemoria y demás, ¿que pasó con Cerati, que en facebook, se habia armado un grupo que lloraba y se rasgaba las vestiduras por el cantante argentino, pero empezó y pasó el mundial y esas lagrimas se las llevó el río del olvido… no es que me quiera meter con nuestros gochos, pero es que somos demasiado esnobista, por ahí les dejo esa reflexión y espero los que leen esto no estén en ninguna de las categorías que les presenté, aún están a tiempo de salvarse jejejejeje.

domingo, 18 de julio de 2010

Vampiros gays contra lobos calenturientos

SALA DE CINE GOCHO (SDCG): Definitivamente ir al cine en nuestra ciudad es una odisea única, porque las salas son tan decadentes que uno cree estar en medio de la barbarie y del salvajismo animal. Es una increíble experiencia, que siempre terminas viendo lo que no te imaginas y encontrándote con personajes insólitos, desde los que te atienden en la taquilla, los que venden refrescos, los porteros y los usuarios. Son todos tan decadentes unos a otros de manera recíproca, o como dije una vez: son una mano de capochos que se multiplican.
Venezuela se caracteriza por tener una atención pésima al prestar servicios, acá si reclamas por algo terminas siendo execrado de los locales. De la misma manera pasa en las pobres salas de cine que hay en SC. Se dice que las personas son el reflejo de donde viven y viceversa, estoy seguro que los gochos son así, unos seres abandonados en la nada, que les da igual si existen las cosas o no, y son capaces de vivir en la desidia sólo porque les gusta.
CARTELERA DE SDCG: Si eres amante del cine y quieres pasarte por una película de autor,,, ni pienses, y peor aún, no busques alternativas, porque acá lo único que proyectan son los títulos de cientos de basuras que se inventan los gringos, absolutamente comerciales y sin nada que aportarle al cerebro, más que una sensación de perder el tiempo. Llegas a la puerta del cine donde te miran los empleados con cara de Guardia Nacional de alcabala… es decir, de fastidio y con una amargura fantástica. Miras la cartelera y sólo tienes para ver dos películas. En un cine de siete salas no tienes sino dos películas!! Creo que nos toman el pelo. Bueno, allí sólo hay una de vampiros gays y lobos calenturientos, que más que una película es una telenovela al mejor estilo de RBD, pero se chupan la sangre y se vuelven promiscuos con licántropos y todas esas estupideces propias de esas películas. Digo yo, ¿por qué no harán una película donde los vampiros de Eclipse terminen en una gran fiesta gay con los Piratas del Caribe? Sería más agradable y divertido, que ver esos personajes tan banales que hacen que cientos de adolescentes vayan al cine a ver su telenovela cinematográfica. Por otro lado está un Ogro con un burro en situaciones sexuales dudosas, la gente se ríe de ellos porque no han decidido aceptar con orgullo salir del closet.. Aquí es donde hay un problema con estos centros de proyección, no hay un espacio para que el usuario tenga variedad, además, ¿para qué sirve eso del cine de autor o el cine venezolano? La gente no lo ve porque no se le muestra, entonces quedamos en las mismas, no puedes enjuiciar a alguien por su ignorancia. Pero hay algunos detalles que uno debe mencionar.
PÚBLICO DE SDCG: ¿Si no te han enseñado a hablar, cómo vas a pronunciar correctamente? Si vas al cine te sientes como en una buseta de esas que tenemos en la ciudad, la gente se lanza cotufas, y si reclamas, te puedes meter en un problema con una hordas de jóvenes que asisten a estos sitios, entonces te sientas y esperas a que por gracia divina no te caiga un refresco o algo encima. Hablan durante toda la película y si les dices algo te golpean con la bandeja en la que depositan loas cotufas, llaman por teléfono, envían msj y se toman fotos sin cesar durante toda la proyección, generando este caos interminable. Por último, aplauden cada vez que pasa algo llamativo dentro de la trama, como cuando el vampiro le propone matrimonio a la muchacha y todos lloraban dentro del cine, incluso una muchacha que estaba cerca de mi asiento decía: “esto es lo más tierno y bello que he visto en mi vida… no puedo dejar de llorar”
Finalmente tú no ves la película por completo, sino que terminas viendo otras cosas que pasan alrededor del asiento, y estás pagando una entrada por nada. Es mejor que la próxima vez que vayan al cine prepárense para dormir un rato, porque si tratan de ver la película estoy seguro que van a perder el tiempo. ¿Qué haremos en definitiva con nuestros Gochos Capochos?

jueves, 8 de julio de 2010

Los gochos mundialistas!!

Ya estamos en la recta final del Mundial de Futbol, ya queda sólo una semana para que se juegue la gran final, volveremos a ver este espectáculo dentro de cuatro años. Ahora los gochos han olvidado que le hinchaban a sus equipos de Suramérica y se convirtieron por arte de magia en teutones y españoles, tratan de arrastrar sus penas tras el balón, en búsqueda de una copa del mundo. Claro los gochos no tienen ni idea de lo que hacen, pero ellos, van ahí, creyendo en los triunfos futbolísticos sólo de los que equipos que ganan. Por eso, en este país no funciona nada, siempre está como plato principal lo de afuera, lo mejor es lo que se vende y aquí siempre se escucha esta frase: “Es que ese país siempre ha sido el mío, yo he soñado toda la vida con ir a ese país, como sería yo de feliz allá”
Pero no sólo llegamos hasta ahí, porque no obstante se pintan la cara de los colores de ese país, y no saben donde está o si existe de verdad. Sería algo así como un gran mito urbano la existencia de los países por los cuales  se mueren las hinchadas gochas, que se les olvido que aquí hay una selección y que tiene dolientes.
El problema radica en lo efímero que no sólo es el gocho, sino el venezolano en general, que carece de sentido de pertenencia y los líderes que administran los fondo públicos lo saben de maravilla y se aprovechan de estos estados catalépticos de las masas, y pasan cosas como por ejemplo: La avenida 19 de abril está sumida en completa desidia, pasas por allí en la noche a riesgo que te ataque el hampa común y acabe con tu vida. Esto es gracias a quién? Creo que es materia del gobierno regional y de la alcaldía ¿verdad? Sino que alguien me lo explique porque la ineptitud está a flor de piel una vez más. Alguien debe ser culpable…. Me imagino.
La ciudad está sumida en abandono de la vías de comunicación, las avenidas y las calles son un desastre, pero acá eso no importa o como dijo alguien una vez: “es que a los gochos nos tienen tirria”, en otras palabras, los gochos siempre buscamos otros responsable ante la carencia de ideas de parte nuestra.
Ahora vienen unas nuevas elecciones mientras miles de venezolanos se matan la cabeza porque Argentina y Brasil son eliminados de una competición tan decadente como ellos mismos, pero nosotros lloramos detrás de imágenes ilógicas cuando en nuestro entorno se están fraguando cosas lamentables y que a nadie le importa.
Que importa? si hay futbol somos felices, o como dicen en la calle: “si me ponen un burro votaré por él, porque el burro tiene mas razón que los que están actualmente en el gobierno”. Perfecto!! Sigamos pensando de esta manera para que podamos sobrevivir de esta hecatombe. Es lamentable ver el desalojo de la conciencia con un ambiente que no está nada apacible y que esta ciudad es el mejor reflejo de lo que ocurre.
¿Por qué será que lo gochos somos tan tontos y dejamos que todo se torne desde el punto de vista de lo visceral? Seguimos siendo los mismos esnobistas de siempre? Con una alcaldía que se mata por hacer fiestas públicas, una gobernación que sólo piensa en proyectar la foto del su “gobernador” y un presidente que está mas loco que nunca, con restos de tierra que supuestamente son de héroes de la independencia –cosa que nunca he entendido-.
Miras, es triste y lamentable todo lo que nos rodea. Pero no le paren a eso, peguémonos todos a la tele esta semana cuando salgan los equipos a jugar, tratemos de embrutecernos más. Al final el mundo es así. ¿Verdad?