jueves, 25 de febrero de 2010

Trabajo + música…. Una buena estimulación para las vacas.

Cuando se hacen comparaciones, siempre se tiende a menospreciar el lado que está más cercano a los intereses que uno tiene. Es una regla sencilla en el comportamiento humano, siempre buscamos los defectos nuestros y los resaltamos, como por ejemplo, cuando se habla de la autoestima del venezolano se dice siempre: “el venezolano es muy flojo, rumbero, alegre y despreocupado con un toque de simpatía tropical latinoamericana…” algo que realmente discuto, pero casi siempre caemos en contradicciones.


Es verdad que nos pasamos de alegres, pero lo que he visto la semana pasada en la ciudad de San Cristóbal es un tema muy particular. Cerca de las 12:00 m cuando las colas abarrotan las escasas vías que tenemos para movilizarnos, se armó un espectacular “tranconazo” y nada que se movía el transporte. Iba en una unidad de transporte, si de transporte, de éstas donde vas atrapado con otras miserables almas que no encuentran manera de arreglarse adentro del autobús. Unos encima de otros, unos por fuera, otros colgados a la ventana, y los más afortunados, se montaron al techo, sin embargo, el amable del conductor con sus modales muy particulares nos dice: “Córranse para atrás que todavía hay espacio, y sino les gusta se bajan para que otro se pueda subir y muera asfixiado por un costo muy irrisorio de 1,5 BFs”.

Bueno, todo iba bajo este precepto, de que aquí ocurre de todo pero nunca pasa una tragedia, cuando de repente, ¡avanzamos un poco!... y llegamos al obelisco. Veo que hay un espectáculo musical, me imagino que debe ser algo de la feria, o del carnaval, o quien sabe cuantas estupideces se inventan a esas horas nuestras “autoridades civiles”.

Resulta ser, que a medida que me acerco hay una cuadrilla de obreros trabajando en la isla de la avenida que está al lado del cuerpo de bomberos, me doy cuenta que están removiendo algo, o colocando algo, o haciendo algo, no vi bien el detalle. Eran unos señores con chalecos verdes, en camiones verdes, con gorras verdes y una pancarta grandota que decía el nombre de una señora, ah claro me di cuenta que eran de la alcaldía. Efectivamente era la alcaldía trabajando a esa hora exacta, las 12:00 m. Pero ese no es el punto más decadente, había una amplificación de sonido que colocaba música a todo lo que podía y reiteraba una y mil veces que esto lo lograba la alcaldía del municipio y todas esas sandeces que se les cruzan por la cabeza.

Ahora me pregunto: ¿Por qué deben colocar música a todo volumen, acompañada de un cierre casi completo de la avenida y generar un “trancón” en horas pico? ¿No es su trabajo el de administrar y mantener en orden la ciudad? Es una costumbre, que ahora todo lo que se hace se le coloca: “esto lo hice yo, no el gobierno central” y cuando el gobierno central hace algo dice: “esto lo hicimos revolucionariamente nosotros, porque los escuálidos son unos ineptos”. Es una falta de conciencia, de ética y de sentido de responsabilidad, es como si tener un cargo de estos (alcalde, gobernador o presidente) solo sirviera para demostrara que sí trabajan…

Bueno, señores de la alcaldía y de la gobernación, creo que es hora de demostrar que no son tan ineptos como todos lo percibimos y ponganse a trabajar. Me parece genial eso de la música porque dicen que trabajar en buen ambiente da mejores resultados (como las vacas en holanda). Pero si se hace por una tonta campaña política, es donde queda decir… por eso es que por eso….

viernes, 19 de febrero de 2010

¿Me puedo tomar el día?

Los venezolanos somos una especie que nos caracterizamos por una alegría eterna… creo, según dicen, pero más que alegría considero que debe ser algo así como una pereza de pensar y de reaccionar ante lo que está sucediendo. Esta conclusión sale de una mirada muy singular de las fechas patrias y asuetos que se declaran a cada instante.


Hace no menos de 24 horas finalizó el carnaval, ya todos pensamos en la playa que visitaremos en Semana Santa… “El Carnaval”, pregunto ¿por qué celebramos el carnaval? ¿En qué parte de Venezuela se hace?, aunque todos saben que sólo se habla de los carnavales de Carúpano y de El Callao, agregando a esta pequeña lista el famoso Carnaval de la Montaña, o el más deprimente como el Carnaval de la Frontera estoy más que seguro que nadie sabe, qué es el carnaval y su contexto histórico, y seguramente todos mojaron a sus vecinos sin ninguna explicación.

Volviendo al tema del “puente” por asueto, vemos que en menos de seis meses hemos gastado más de 60 días en supuestas vacaciones, -al menos en la ciudad de SC- que se extienden desde el mes de diciembre, y que por esta causa, a cada instante, se cancelan las actividades laborales diarias. El inventario es extenso: la misa de navidad, el amigo secreto, el día de la virgen, el día del niño, el día de la mula y el día del buey… ah y los aguinaldos, la navidad y el fin de año. Por allí ya está perdido por completo el mes de diciembre.

Mi reflexión parte de un principio elemental, que presencio a diario, los empleados públicos, que están siempre a la expectativa de estos días y que son puntuales a la hora de salir, pero nunca al entrar. Por ello el sistema les presta tanta atención, debido a que son simplemente unos marginados que esperan estas dadivas, aunque sea en días libres.

Pasamos de inmediato al mes de enero, y con aquello de los reyes y las ferias de San Sebastián (que realmente nadie sabe quién es pero todos lo celebran en la devacle etílica), se fue el mes de enero.

Dos meses muertos, que generan cada día más pereza mental y marginalidad ciudadana. Sin contar lo días de paros, huelgas de estudiantes, o porque no llueve que permite acumular millas de ocio. La semana pasada hubo paros desde el martes y todos se fueron de “puente” porque estaban saturados de dos semanas de trabajo. Incluso alguien me dijo que estaba sufriendo de estrés. Bueno… me imagino, porque si vienes de dos meses de dormir, lo mínimo es que ansias es regresar a tu estado vegetativo y te sientes agobiado de trabajo.

En una comunidad donde cada celebración lleva un día, una semana o un mes de “puente” los resultados se observan de inmediato con una población ignorante y escasa de ideas, con dirigentes demasiado ineptos, concientes, que mientras más días libres tengamos, más pereza social se crea, y se convierte en un pueblo sumiso.

Se estima que todos los días en alguna parte de Venezuela hay una feria o fiesta que amerita suspender las actividades laborales, al sumar todos estos días nos da 364 y quedaría un solo día libre, pero cae 1° de mayo y por tanto no se debe trabajar. A la final tú no sabes que día tienes vacaciones y que días trabajas…

Y para terminar, las personas que contigo laboran y que siempre aprovechan los “puentes”, te dicen al regresar: “¿será que me puedo tomar la tarde? es que me acordé que no le cambien el agua al gato y se me puede morir….”

Si alguien me puede explicar esto… se lo agradecería!

jueves, 11 de febrero de 2010

“Es la hora del pasajero…”

Como bien saben me gusta mucho caminar por la ciudad y ver cómo tratamos de resolver los problemas de convivencia y de comunidad. Es un tanto complicada y bastante exótica la manera de cómo nosotros creemos en el concepto de ciudad. Por ello, quiero comentar algo que me ha pasado y que es muy particular en nuestro sistema de transporte público. Es una verdadera travesía hacia lo infinito, lo siniestro y lo misterioso montarse en un autobús de esos que pasan por cualquiera de nuestras calles.

Montarse en una buseta en la ciudad de San Cristóbal es tan peligroso como ir de excursión en la selva a la espera de que un animal salvaje se lo coma a uno. He pensado que deberíamos organizar un ecoturismo dentro de estas unidades porque resulta extrema la forma en que sobrevivimos día a día.

Resulta ser que el viernes voy en un autobús que atraviesa Barrio Obrero y eran cerca de las 12:00 m. Claro está que es una hora pico y que es imposible encontrar un buen asiento en la unidad de transporte. Pero lo que me fatiga es el exceso de personas que suben a estos colectivos, sin contar que la mayoría va colgada de la puerta, la ventana y hasta en el techo, el conductor presiona para que todos se vayan hacia atrás y no conforme suben algunos a vender cuanta cosa extraña se consigue en la calle, sin contar con las diferentes colas de colaboraciones y “estudiantes” que están “sin recursos” y deben salir a vender unos lapiceros a precio de mayorista. No soy quien para cuestionarlos.

Pero lo que sí me causó mucha gracia y terror, es una extraña sensación de humor negro, es que el conductor con su tono obstinado y su particular “buena voluntad”, les dice a todos los usuarios que se corran por el pasillo hacia atrás porque es “La hora del pasajero”. Me acuerdo que conté cerca de 12 personas de pie en una buseta y para colmo entraba más y más gente. Era un infierno insoportable que genera el delirio de asfixiamiento, en ese momento pensé que era el día de morir ahogado. La temperatura subía considerablemente y seguían subiendo a cada 10 metros que avanzaba la unidad. Era como si adentro existiera espacio más amplio, el conductor gritaba y peleaba con todo el que se subía, y decía una y mil veces: “Córranse que es la hora del pasajero”.

¡La hora del pasajero!, es una interesante frase, nunca la había oído, ahora reflexionemos sobre la formación de esta oración. “La hora del pasajero” significa que el “pasajero” es un punto muy importante en la organización del transporte, lo que quiere decir, que es la fuente de sustento del conductor y del dueño de la unidad. Esto indica, por lógica, que el servicio deberá ser digno y no tan agreste como en nuestra ciudad.

La hora del pasajero significa que todos deberíamos ir al menos sentados, o un poco cómodos con un mínimo de decencia. Pero allí radica el grave problema de todo.

Los pasajeros somos cómplices de esta situación porque deberíamos denunciar os maltratos y las innumerables infracciones que comenten estos señores que se hacen llamar conductores. Además el caos es cada día más insoportable. ¿Quienes son los responsables de esta crisis de transporte? porque cada día las unidades son peores y el trato es demasiado agresivo.

La próxima vez que me suba a una unidad me llevaré una antirrábica para ponérsela al conductor y para mí una antitetánica, por si acaso adentro me muerde algo o me sale una culebra. Y esperemos que algún día, por fin, haya “una hora del pasajero”.

viernes, 5 de febrero de 2010

La culpa es de Chávez

Esta semana la ciudad ha quedado convertida en un gran basurero, con un hedor insoportable. Lo que es mal llamado el “Complejo Ferial” es un foco de infección y de enfermedades, gracias a un acto de salvajismo y barbarie: la Feria deja sus restos… por ello, los habitantes de las zonas aledañas son las víctimas de cuánto parásito, virus o epidemia queda en el ambiente. Pero no hay problema, los gochos tenemos la facultad –que tienen todos los venezolanos- de depositar nuestras culpas en los demás.


La culpa no es de los gochos que suben, sino de las autoridades que patrocinan la feria, las autoridades dicen que no es culpa de ellos, sino del gobierno central porque no envía los recursos para pagar las cuadrillas de obreros que se encargan del mantenimiento, y por último, el gobierno central dice que no es culpa de ellos porque la crisis financiera mundial imperialista está maquinando un duro golpe sobre Venezuela, en conclusión, los obreros no tendrán su pago, por una labor que los demás no pueden cubrir. Ahora resulta que sumando todo, por culpa de las malas políticas de Obama y de la invasión de Afganistán nuestra ciudad está sumida en el abandono y en la desidia. Es una suma sencilla. Creo…

¿Por qué para todo se le echa la culpa a los demás? De igual manera vemos cómo nuestras universidades y sus comunidades en complicidad con las autoridades rectorales hacen la misma acción del juego del culpable para generar el caos. Detrás de todo está el inminente desmoronamiento de los valores y de las instituciones que difícilmente han llegado al punto en el que se encuentran, y que no es para nada satisfactorio.

Esta semana se vuelve a retornar de la feria, ya los gochos se acordaron que hay graves problemas de inseguridad, inflación y escasez, que los servicios son una pesadilla. Hace un mes ni idea tenían y se mantuvieron embotados por los efectos del alcohol, las corridas de toros y todo lo absurdo que se pueden inventar en la feria, concluyendo con una semana arrasadora y que todos gastaron lo poco que quedaba. Hoy sí ven que hay conflictos en el país, durante el mes de la feria no. Hoy sí ven que todo está caro, durante el mes de la feria no. Hoy sí “reflexionan” para sacar estudiantes a la calle y que asesinen unos cuantos porque “las revoluciones son así”. Hoy podremos oír a una cantidad de personas que dicen estar en una dictadura, porque subieron la harina de 2.5 BsF a 2.7, pero ayer no se dieron cuenta que pagaban más de 100 BsF por una entrada a los toros, y que, mientras el presidente hacia sus famosas e interminables cadenas para informar, desde su consejo de ministros, que todos debemos apretarnos mas el cinturón. La semana pasada estábamos en la “Feria más Grande de América”, que sólo deja miserias a nuestra ciudad. Y no olvidemos que se sumó una alegría infinita porque suspendieron actividades académicas en todos los niveles, para que los estudiantes se sumaran más a la ignorancia, que de por sí están plagados.

Pero bueno, ya esta semana le estarán echando la culpa a alguien, me imagino que a Chávez, porque esa es una frase muy repetida en este país para desligarnos de nuestras obligaciones. Da lástima ver cómo se pierde tiempo en cosas superfluas y sin razón.

Por eso no creo en nada de lo que me digan esta semana, ni en nadie que se venga a reivindicar queriendo hacer una protesta contra el gobierno. Es una sociedad de tontos borregos viscerales.

Por cierto el viernes pasado perdió Magallanes con el mejor equipo de Venezuela los Leones del Caracas ¿eso también fue culpa de Chávez?