Este año se alcanzan los 20 años de ESCALOFRÍO, que
es una idea que tuvo Paul Gillman de recopilar en un trabajo discográfico, la
primera entrega de leyendas y mitos de Venezuela bajo el sonido de las
guitarras del Rock Nacional, que aún se mantiene latente en los oídos de miles
de rockeros.
En ese tiempo en que aparece ESCALOFRÍO las propuestas de un Rock
hecho e interpretado por venezolanos resultaba un hecho casi aislado y con muy
poca importancia por la misma situación de los medios comunicación, que se
negaban –y todavía hoy muchos se niegan- a difundir artistas locales. Peor aún,
rockeros que trataban de dejarse oír y ver, fue una lucha que se persiguió por
años desde los primeros músicos que salieron a la palestra de este género
musical.
ESCALOFRÍO es la preocupación por aquella
reivindicación de lo “Nacional” que simplemente se erige como parte de esta identidad
y memoria colectiva, de la que tanto tiempo nos hemos quejado y que su difusión
es escaza.
Es este trabajo un ejemplo de búsqueda y
experimentación de ritmos, que además van acompañados por los propósitos de la
difusión de elementos tan propios como los cuentos de caminos, haciendo la
traducción correspondiente a las formas en las que los imaginarios tratan de
agruparse.
Si nos plegamos a los procesos de creación artística,
ESCALOFRÍO se diferencia de miles de casos donde nos
alejamos de las raíces propias de una cultura como la nuestra, para acercarnos
a una estructura que no es la original, es importante hablar de las cientos de bandas
que hacen copias fieles de modelos que están muy distantes de nuestra identidad,
que afectan muchas veces al Rock y lo llevan a ser eliminado de
categorizaciones académicas por su origen y conceptos. Pero debemos hablar de
grandes exponentes que pasan de lo musical a lo performativo y es lo que hace
que este género sea tan rico y al unísono vapuleado dentro de los pequeños
círculos “musicales”, lo que nos lleva a la inmediata reflexión de una forma de
expresión artística que puede resultar muy rica, y que no es más un reflejo de
lo que se puede hacer con ritmos y de concepciones musicales.
El Rock Nacional siempre lo tenemos en
medio de una trifulca de conceptos, que simplemente se entretejen, pero que no
queremos reconocer desde las exploraciones de Vytas Brenner y todo el complejo
del Rock progresivo venezolano cayendo en las experimentaciones de Paul Gillman, es
por ello que vemos que el género se deja moldear y se adapta a las formas en
las que se necesita. Se requiere urgente de un proceso creativo que vaya más
allá de una simple copia que nos es muy alentadora.
Paul Gillman se monta en este proyecto
después de una larga historia dentro de las vías del Rock Nacional y
nos lleva de la mano a un trabajo que está respondiendo precisamente a la
intrigas de los músicos del género, y que sirve de detonante para muchos otros
proyectos que del interior del país están re-creando sin límites y con mucha
disciplina en una nueva concepción del Rock Nacional, y no de rockeros
venezolanos queriendo hacer rock que es otra idea muy diferentes.
Volviendo al caso de ESCALOFRÍO, es un trabajo que
siempre me ha llamado la atención puesto que es clara la influencia anglo, pero
se deja respirar una línea de investigación en la manera de hilar el discurso
de cada una de las historias, con las participaciones de los recitativos de Porfirio
Torres y de Alfredo Escalante que le ponen parte de una performance que atrae de
inmediato al que se atreve a escuchar este trabajo.
ESCALOFRÍO se convirtió en una
primera etapa de investigación de Paul Gillman que trata de acercase a
un público cautivo que estaba allí en los 90, saturados de un rock que estaba
influenciado y respiraba de lo foráneo, para empezar a reivindicar un
movimiento que será más complejo al pasar los años. Gillman
desde sus leyendas no queda allí en meras formas de integración del relato con
las formas del rock, sino que intenta ir más allá, y esperemos pueda lograr la
simbiosis de otros instrumentos y ritmos que nos traigan en la memoria a
nuestras estructuras de la Música Venezolana, para de una vez por todas tener
un sello de Rock Nacional, donde se puedan fundir ritmos sin miedo a
la experimentación y sin limitantes.
ESCALOFRÍO es la muestra de una
primera parte, que después se va a constituir en un proyecto mucho más amplio
de Gillman y su banda, para llegar a una interminable
lista de temas y de ritmos que hablan de relatos e historias de todo el país.
Les recomiendo se den una pasada por la pagina web de Paul Gillman para
que sean testigos de lo que hablo, para que podamos reflexionar sobre un género
que ahora tiene más adeptos y donde las propuestas se multipliquen a lo largo y
ancho de nuestro país.
Al ver que ESCALOFRÍO llega a sus primeros
veinte años no nos queda otra que esperar más propuestas de exploración e
investigación y decir de nuevo que ¡EL ROCK ES
UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!!!
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