La reflexión en cuanto a la TELEVISIÓN que en la mayoría de nuestras familias le llaman Tele… y su influencia en el colectivo, es una de las temáticas sobre las que se ha derramado tinta indiscriminadamente debido a lo sencillo que es pelear con un interlocutor inexistente.
Lo digo de esta manera puesto que la Tele… es
un inmenso monstruo acéfalo que responde a intereses corporativos, que utiliza
la masa para vender, comprar o simplemente existir como parte de nuestro
quehacer diario. Las estructuras sociales en las que nacimos nos llevaron a
considerar el Tele… como nuestro niñero, y ahora no es la excepción, puesto que
las compañías se multiplican y las opciones son infinitas –lo que es un paraíso
para quienes nos gusta ver la Tele…-.
Por ello considero que las discusiones frente
al tema son simples propuestas estériles en las que no hay cabida para el
razonamiento lógico, por ejemplo, se habla de “educación” desde los medios, que
quiere decir, una Tele… que nos enseñe, ¿pero qué nos debe enseñar, si tenemos alternativas
que pueden llegar a encauzarnos hacia un imaginario colectivo más vacío del que
estamos acostumbrados? Tenemos un concepto de definir entre el bien y el mal
pero ¿quién establece esta diferenciación?, porque las sociedades se transforman
en cómplices jueces de un movimiento absurdo en torno a lo que debemos o no
ver.
Como buen televidente experimento día a día que
si cambias el canal, en esta suerte de zapping, no detectas más que la programación
acelerada, y el movimiento cómplice de tus impulsos. Es una reiteración de temas
que vas a encontrar en todos los canales, es decir, que estamos preparados para
atravesar un mar de más de doscientas alternativas sin saber qué buscar, porque
realmente las personas se sientan frente a la Tele… para buscar temas al azar.
Podemos definirla como una fuente de entretenimiento que se escoge de un catálogo,
y que, simplemente estamos a expensas de ella, pero ella misma responde a las
incontables formas en la que los canales han dispuesto su programación.
Suena complejo ¿no? pero no podemos llegar a una
conclusión absoluta sobre el daño que hace la Tele…, pero sí podemos acercarnos
a una opinión que de “tal Tele-espectador” tenemos como resultado “Tal Tele” y
viceversa, puesto que nos detenemos a ver las estaciones de transmisión simplemente
con el sentido de una masa que exige sus programas, y de unos programas que nos
han condicionado.
Nos instalamos en medio de una inducción
sencilla, y concluimos en una amalgama de
temas que nos proponen, entre la Tele… de los canales de cable o
satélite y la de señal abierta, no vemos más que esa complicidad de la que
tanto se ha elucubrado, y es imposible descifrarlo, puesto que los horizontes
están dispuestos a lo que se pide y lo que se ofrece.
Es una serpiente que siempre estará mordiéndose
la punta de la cola, y llegará al punto de partida una y otra vez. Nunca he pensado
que las cosas sirvan o dañen, simplemente debemos enfocarnos en temáticas que
nos lleven dentro de un abanico de probabilidades que nos permitan buscar
objetivamente una respuesta a lo que necesitamos, para generar una conciencia
crítica de quienes nos sugieren estos temas. Me preocupa a sobremanera que en
las casas de estudio superior de educación traten de desprestigiar la programación
de la Tele… per se, pero no hemos
llegado realmente a una discusión profunda sobre la forma en la que nos
orientamos para escoger los programas que necesitamos.
No podemos llegar al complejo de eliminar el
canal simplemente porque allí hay una programación considerada por parámetros de
un pseudointelectual esnobista, o simplemente un usuario que no discrimina,
sino que quiere entretenimiento sin mayor importancia.
¿Será posible llegar a un consenso en el que
los espectadores y las cadenas de la Tele… estén de acuerdo? Pues no es tan
sencillo, y ya existe un proceso de adaptación de todos a una programación que
está predeterminada por los mismos televidentes. Se los digo desde mi experiencia, puesto que he
pasado toda mi vida frente a la TELEVISIÓN y no me molestan las personas que
están conectadas a ella todo el día, simplemente considero que debemos tener ciertos
criterios para escoger el canal.
Por ello considero que enjuiciar la Tele… es
una tontería, al contrario debemos ver qué estamos haciendo para orientar a los
más pequeños cuando se conectan para divertirse.
Es posible que muchos no estén de acuerdo pero,
yo también soy de la generación que no podemos vivir sin la TELEVISIÓN.
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