Símbolos y
Transfiguraciones es un nuevo trabajo que Blanca Suárez nos entregó el pasado
mes de enero en la sala del Ateneo del Táchira, donde podemos ver la
exploración espacial de piezas que tratan de abrirse paso en cada uno de los
trazos a los que nos enfrenta. Esta propuesta vuelve a entrar en la diatriba de
lo que estamos buscando como espectadores, donde las piezas tratan de salir de
su estado original para entrar en el juego del gran rompecabezas, pero que al
unísono nos obliga a buscar la uniformidad -casi imposible- debido a la acertada
fuerza con la que nos reta de nuevo la artista.
Un tema acertado sobre Símbolos y Transfiguraciones debido a
este indagar entre las formas donde se van desplegando las piezas, te vas
adentrando en los rincones de la fuerza del color, en el trazo que no deja de acechar
al espectador en conjunto con una dinámica prácticamente indetenible. Blanca
Suárez nos lleva de la mano hacia este movimiento de manera adictiva como todo
artista capaz de desarrollar su despliegue estético partiendo de un sentido de
uniformidad para desplegarse en polifonía de formas, dejando de manifiesto la
experiencia y la sobriedad que la caracteriza. Ahora mismo Blanca Suárez busca descifrarnos
como espectadores invitados a su festejo, navegamos entre fragmentos que van
creciendo a medida que los transitas y se unen en conjunto de universos donde
los Símbolos intentan escapar, pero se Transfiguran en discursos estéticos
complejos que va plasmando sin mediar en la economía de líneas y en contrastes con
la violencia del trazo.
Las Transfiguraciones aparecen como medio para apropiarse del espectador,
y desde la idea de una pieza dinámica que va cayendo en medio de un campo místico
hace que su obra en sí misma se reescriba y se relate sin mediar, sin frenos y
sin conservar nada, porque a fin de cuentas, es una manera de exponerse, de
verse, de proyectarse con su huella particular que es la de un artista en el
punto máximo de madurez.
Símbolos
y Transfiguraciones ha sido una de las exposiciones más
activas y de mayor movilidad que se ha expuesto en los últimos meses en nuestra
ciudad, es una extraordinaria alternativa, para quienes se precian de un arte que se
erige por su propios medios sin improvisadas aventuras, más al contrario, es
una muestra artística muy activa y de gran valor estético.
Blanca Suarez nos vuelve
a sorprender, y es desde estos Símbolos y Transfiguraciones deja
expuesta su manera de ver el arte, de buscar las alternativas en las que un
conjunto de piezas discurran por su propios medios y no se detienen en ningún
instante para entrelazarse con el espacio y los espectadores. Es sin duda una
extraordinaria propuesta artística.
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