Viajamos no para cambiar de lugar,
sino para cambiar el modo de pensar,
de ver.
Vamos lejos solo cuando ignoramos a dónde vamos.
¿Se puede enseñar esta
ignorancia? (Barba)
Coloco este epígrafe al inicio del texto porque considero necesario
entrar en este viaje al que nos sumerge Eugenio Barba en el discurso del
Doctorado Honoris causa entregado el pasado 22 de mayo por la Facultad de
Teatro de Janáček Academia de Música y Artes Escénicas de Brno (República
Checa), es una recopilación de su vivencia en más de cincuenta años aportando
ideas sobre el teatro y su renovación constante. Allí se plantean las dudas que
pueden existir al tratar de mover el teatro hacia profundidades insospechadas, esto
en el caso de artistas que se dedican a explorar sin medida, y sólo consiguen caminos
insondables que aún faltan por recorrer. Está explícita la manera de resumirlo,
el Teatro no sólo es un trabajo de creación artística, sino que es un TODO al
unísono, como una filosofía de vida, que nace de la fuerza telúrica de los
pensamientos, las sensaciones y esta obstinación de seguir adelante arriesgando
todo sin detenerse.
Es un viaje hacia tres puntos fundamentales que son la base de la estética
en la que se sustentan los artistas y aprovecha de recordar la construcción de
un elenco comprometido en la búsqueda de una manera particular de accionarse.
Eugenio Barba - Foto Tommy Bay |
En primer lugar vemos un Barba que está apostando al punto único de la
acción teatral: el ACTOR y él reconoce su compromiso como director del grupo de
1964 que fundaron el Odin Theatre sin reparar en su entorno, más que su manera
de ver el mundo se trata de viajar al interior a su irremediable “obstinación” o
lo que el sentido le motivara. Como creadores bajo una rigurosa y disciplinada actitud
para revisarse a cada instante, mantiene este sentido último la creación, porque
el director quien debe revisar el problema y no estar atado a soluciones que
sería el lado más sencillo. El proceso de construcción del espectáculo y todo
lo que su planteamiento filosófico incluyen, debe estar sintonizado en medio de
una relación actor/director y su fluir de caminos que deben mantenerse en
libertad, nunca dispersos, y siempre cohesionados, de manera que puedan ver lo
compacto de una estética.
Como segunda parte entra en la filosofía del Teatro, como tal, busca lo
que se va a convertir en el complejo artístico, es decir, hay que buscar las
herramientas para mantener esta cohesión, pero sin dejar de lado el proceso de
creación. Para lograr esto habla de sus proyectos como el Magdalena Project, el
Festival Transit y la revista The Open Page, que se derivan de Odin Teatret, ISTA
– International School of Theatre Anthropology, Universidad del Teatro
Eurasiano, CTLS (Centre for Theatre Laboratory Studies), Archivos del Odin
Teatret, Odin Teatret Film y la casa editorial del Odin Teatret donde
cumplen las tres funciones básicas que son la artística, la pedagógica y la de
investigación, logrando llevar esta propuesta
a través de los años.
A pesar de esta titánica labor, pensemos un poco más sobre el Teatro,
ese que siempre está atento y salvaje para renovarse a sí mismo y tal vez nos
sumergiremos en propuestas más claras desde cualquier rincón del mundo en que
nos encontremos. A lo mejor en unos años estaremos entrado en la polémica si Eugenio
de verdad es un revolucionario del teatro, pero eso dejémoslo al tiempo y a las
“Academias”, por hora podemos decir que aporta desde la Antropología Teatral
cantidad de patrones sobre los que tenemos referencia para buscar esta senda
que se diluye a cada instante, que se nos pierde por veces y que nos acompaña a
diario.
El perderse en esta senda es lo que me indica que estoy transitando por
otro camino que no había podido ver, y ahora estamos tratando de explorar, pero
es muy difícil mantenerse, más no imposible. Las propuestas seguramente estarán
plagada de cicatrices y brechas que permitan mostrar más de lo que somos, de lo
que nos planteamos, y estoy seguro que nuestros fantasmas, demonios y miedos
puedan buscar esa escapatoria que terminaremos viéndonos a nosotros mismos. Es
un juego fantástico y un viaje alucinante el que Eugenio está planteando a través
de una vida consagrada al teatro.
Por último empieza a cerrar el discurso con la filosofía del ACTOR,
busca el punto para estar al lado de él,
con el que negociará y al mismo tiempo, impondrá la visión de jugar con sus
estados, de trabajar sin parar en el constructo de un personaje que será único
e irremplazable. Sólo se puede vivir con y para el TEARO, beber de él, de su
rebeldía y de su trajinar diario, no hay TEATRO mientras no se viva, mientras
no se disfrute, mientras no se esté bien adentro y que sea un sólo horizonte
sin mediar. Es posible que esto sea una odisea, pero algunos la vivimos de esta
manera.
El ACTOR y todo TEATRISTA viven el Teatro al máximo, al extremo, con la
suerte de una innovación dentro de sí mismos, y desde él es de quienes estará
el nuevo cambio del Teatro, aunque de tanto hablar de horizontes nos perdemos y
debemos dejar que el Teatro fluya sin cesar, sin parar, y que sea más una filosofía
para coexistir entre todos.
Extraordinaria reflexión que nos deja de manifiesto el aporte que Eugenio
Barba para el teatro actual, por estas sendas que cada día se bifurcan más.
Para leer completo el discurso de Eugenio Barba pueden entrar en:
http://www.artezblai.com/artezblai/discurso-de-eugenio-barba-al-recibir-el-doctor-honoris-causa-en-brno-republica-checa.html
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