miércoles, 7 de junio de 2017

¿Por què no creo en las Izquierdas?


¿Por qué no creo en esa palabrita llamada Izquierda? Bueno ante todo debo decir que estuve militando en las filas de la izquierda por muchos años, que mi pensamiento y mi corazón aun respiran buscando esa reivindicación de los más jodidos, y por la cual más de dos década he estado trabajando en medio de la desidia, con gente que más lo necesita en diferentes regiones de Venezuela. Esta revelación la hago sin presiones y sin dolores de ideología, al contrario lo hago desde la necesidad de hablar con la voz de los que salimos todos los días a la calle, de los que estamos cansados y decepcionados, de los que buscamos otros hogares lejos de casa porque era insostenible la situación en nuestra bella casa llamada Venezuela.

Todo lo hicimos por una idea que estaba siempre allí, al lado de la calle, en la casa, en los ojos de nuestros hijos, arriesgamos con todo sin límites, sin familia, sin tiempo, sin mirar a los lados, simplemente allí mirándonos en esas caras que siempre nos reclaman que estemos con ellos. Sin restricciones. Pero hoy la izquierda –si es que podemos hablar de una izquierda seria- nos quiere traer de nuevo a una manipulación que siempre he criticado, a una manipulación de pensamiento que me molesta en gran medida. Porque, aunque vengo de una familia de combatientes y de revolucionarios, que me enseñaron que lo primero es la vida y que siempre debemos mirarnos al espejo antes de hablar y creo que hablar tanto al espejo él me contesta por ratos. Mis maestros y familiares siempre me dijeron que la idea es ese horizonte de la claridad, de la humildad ante las adversidades, y la humildad ha permitido que calle de manera insospechada. Pero en Venezuela se nos ha ido de la mano la situación, vemos un gobierno que en otrora luchó por esta reivindicación de quienes nos sentíamos aislados, pero hoy se desvaneció en particularidades, en sentimientos ególatras que todavía en este momento me parece una aberración. Sí, lo acepto, creí por mucho tiempo que era la manera de hacer las cosas, pero no considero que los venezolanos estemos pasando por tantas necesidades hoy día, que las cosas sean tan perturbadoras y que las autoridades sigan el camino de ver sólo una vía, la de mantenerse porque hay una necesidad de hacerlo sin paragón sin claridad.

Estamos desde hace meses ante un estado inoperante, en manos de un gobierno inepto que dejó de lado las necesidades básicas –si quieren, como simple ejemplo vean las fronteras de donde yo vengo- para dedicarse a una propaganda inútil, de una constituyente innecesaria y tiran al piso una lucha que hicimos en el 98. ¡Y todavía quieren que nosotros como buenos borregos sigamos el camino! Pues me niego rotundamente, cada día que veo este país por el que sufro minuto a minuto, veo que la ola crece sin parar, sin posibilidad de mirar a los lados y nos quieren poner de un lado u otro de la izquierda, pero pregunto hoy ¿Cuál Izquierda? ¿La tuya o la del Mundo que nos imaginamos? Ahora venimos con el discursito superfluo como si el Mundo de moviera en sólo en dos direcciones,  al cual no estoy dispuesto a seguir.

El gobierno en su afán por mantener la hegemonía se instaló en la lucha contra una “derecha” –porque esa gente que anda en la calle està mas desorientada que cualquier otra cosa-  violenta y ahora la exaspera con movidas electorales improvisadas, la Izquierda sólo busca reflexionar sobre lo que no hicieron, me imagino, o sí, hicieron que muchos nos defraudáramos de ellos, y allí llevamos más de cinco años donde cada día es más difícil vivir en esta tierra. Mi pregunta es ¿cuál es la alternativa? Bueno, revisémonos desde lo que nos falta, desde lo que adolecemos y que nuestra gente pueda vivir mejor su vida. Porque muchos estamos buscando otro hogar pesando más allá que en los de acá, porque esta cobardía nos trajo a un vacío generalizado tanto dentro como fuera. Me imagino que cuando este vendaval pase vedrán las cuentas por cobrar, y eso, no estoy dispuesto a pagarlo por otros.

Las Izquierdas en esta Latinoamérica, y peor aún, en Venezuela, perdieron credibilidad ipso facto, ahora vamos buscando nuevos rumbos. Pueden catalogarme de vendido, apátripa, vividor o estúpido acomodaticio o la frase que más que más me gusta “saltatalanquera” –cosa que es la única arma con la que me pueden ofender, pero si salto la talanquera me voy de culo, porque al otro lado no hay nada-, pero no me preocupa, porque es lógico, pero para mí siempre el pensamiento es lo primero y la condición humana es lo que me define.

Vamos coño, pensemos, no lloremos, no nos quejemos, vamos adelante y, por supuesto, que vamos a salir de este atolladero en el que estamos y que a TODOS nos afecta cerca o lejos, pero cambiemos de una vez por todas, porque ya creo que es la hora de rectificar esta situación.

PD: me disculpan mis panas, pero hay que ver las cosas con ecuanimidad.




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