jueves, 26 de noviembre de 2009

Pásame tu pin… la ola imbécil


Mucho se habla sobre el desarrollo de las tecnologías en nuestro país, que si es necesaria para la comunicación, que si la educación se acaba sin ella, que los niveles de inflación se bajan con ella, y todas las excusas que tenemos los venezolanos para justificar un gasto superfluo e indiscriminado en el uso de las tecnologías.


Para Venezuela el uso del teléfono celular supera el índice per capita, lo que quiere decir, que hay más teléfonos que personas en el país. Eso sin contar la ola de moda con el famoso Blackberry. Se dice que el Blackberry fue creado para evitar la clonación, de una fiabilidad impresionante que mantiene de manera confidencial todos los programas y archivos que posees, con miles de funciones que son para uso exclusivo de los ejecutivos y de personas que están trabajando en áreas que requieren de esta tecnología de punta.

Pero en Venezuela como un buen país de esnobistas que raya en lo ridículo, todos quieren tener uno para poder decirle a sus amigos: “Pásame tu pin ahí”, además que los extrañan y que los quieren mucho... es una verdadera ola de imbéciles lo que tenemos en nuestro país. Millones de personas que están a la disposición de una tecnología que ni entienden, ni son capaces de asimilar. El uso del Blackberry se ha convertido en una forma de reconocimiento social, es sorprendente llegar a tu oficina y ver cómo todas las personas semanalmente cambian de Blackberry –me imagino que los regalan en alguna parte- y cuáles son las funciones nuevas que le encontraron, como por ejemplo: “mira de acá me conecto a msn”, “¿uy chama, sabes que te puedo enviar un msj sólo a ti?” (tomado textualmente de una conversación hace un par de días).

También las personas lo usan para decir a los demás: “mira yo tengo un Blackberry original y tú no tienes, por tanto eres un pobre miserable marginal. Yo sí soy venezolano promedio y tu no”. Por esta razón es que los venezolanos caemos en las fauces de un extraño síntoma imbécil, que lo considero aterrador y superficial, gracias al esnobismo del Blackberry.

Mientras nos preocupamos por estar a la moda, miles de personas mueren en la calle de hambre y de inanición, y a nadie le duele, esta insensibilidad va desde los sistemas gubernamentales hasta los que usan esos sofisticados artefactos. Es lamentable que los dólares de importación se gasten en estos rubros “supersuntuosos”, mientras todos los venezolanos nos vamos degradando y dejamos de lado a nuestros paisanos para sobrevivir dentro de la vida fashion, dictada por el gran gurú de la moda.

Es posible que seamos un país de imbéciles, gobernado por imbéciles, donde el mayor imbécil sea el que cargue el mejor Blackberry para que pueda humillar a los demás. Es posible que hayamos perdido la sensibilidad frente a los problemas que nos atañen. Es posible que le achaquemos los problemas al gobierno, a sabiendas que nosotros somos los responsables de tal acto tan injusto.

Considero que los venezolanos somos un grupo de esnobistas llorones, que sufrimos porque no hay dólares para sus Blackberry original, mientras los productos del mercado suben de precio y nadie se manifiesta... ya veo por la tele una marcha ordenándole al presidente que traiga Blackberry subsidiado, porque el no tener uno atenta contar los derechos humanos… allí estaríamos ratificando la Misión Imbécil que es lo que se ve a diario en nuestra ruta cotidiana.

Por eso prefiero quedarme viendo desde esta ventana los imbéciles con sus Blackberry, mientras algunos aún somos vírgenes de este esnobismo y usamos nuestros “Palperry” que son mucho más cómodos y no pecamos de nuevos ricos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los venezolanos somos adeptos en aquello de seguir modas. Es lamentable el hecho de que seamos un país que sólo le importe la pinta, el estilacho, lo que tienes en el bolsillo pero lo que realmente eres quede atrás.
Todos en algún momento de la vida nos dizfrazamos de fantoches, el problema es que los venezolanos exceden los límites establecidos. Ojalá más gente leyerá lo que escribes -a ver si alguuién logra entender- y deja un lado tanto esnobismo.