sábado, 7 de abril de 2012

¡Ríe, Payaso…!!!


La pequeña II Temporada de Ópera del Táchira 2012 que se logra por una coproducción entre la Fundación Cultural Coro de Cámara del Táchira y la Fundación Teatro Teresa Carreño cerró con I Pagliacci de Ruggero Cavallo, interpretado por Francisco Morales en el personaje de Canio y Elizabeth Talavera como Nedda, bajo una puesta en escena que jugueteó al minimalismo de parte de la maestra Isabel Palacios, dejándonos ver la posibilidad de explotar un potencial que está acá, en nuestra ciudad y que no podemos ignorar de ninguna manera. Es un trabajo monumental de parte de los productores de la ópera tachirense, que desde hace algún tiempo vienen desarrollando este tipo de acciones tan difíciles y tan emblemáticas, dentro de un entorno cultural tan agreste. Sabemos que estos trabajos tienen la posibilidad de mostrar una faceta más del arte a una comunidad, que está sedienta de nuevas formas interpretación y de manifestaciones.

La temporada de ópera es una meta que de seguro han logrado un pequeño grupo de personas, que se aventuran en la travesía de entregarnos “portentosas” puestas en escena (lo digo por el número impresionantes de personas que se ven involucradas), con los escasos recursos humanos y materiales con lo que se ve a leguas que cuentan. Pero para mí es una actividad que nos deja un saldo positivo, y que, procura la posibilidad de arrancar de una vez con la consolidación dentro del movimiento del canto lírico y del teatro a unísono, pero que requiere de  un compromiso inmenso por parte de quienes se animan a caminar por estas sendas.

La Caballería Rusticana y Payaso fueron dos trabajos que si bien, están buscando un lenguaje y adaptación de los actores-cantantes, además de su corporeidad ante el escenario (que resulta urgente esta incorporación), vemos un nivel de canto muy interesante, y reflejan muchos años de trabajo y de preparación que se viene gestando.

Considero que se deben sumar más elementos a la producción como por ejemplo, una puesta en escena que entre en sintonía con un arte más activo y más agresivo que desafíe a los espectadores, de una propuesta estética que responda a los intereses de la misma compañía de ópera y de un trabajo actoral más profundo.

Es fantástico tener el apoyo de maestros como Isabel Palacios y Angelo Pagliuca que pueden generar una especie de escuela, se debe aprovechar al máximo, pero me preocupa que este esfuerzo sólo sea resumido a una noche y después cada quien quiera vivir de su lisonja.

Esto lo digo por mi preocupación ante tantas actividades artísticas que realizamos en nuestra región, que sólo quedan ahí, abandonadas en el olvido. Veo con igual preocupación cómo la gobernación del estado invierte más de ciento cincuenta mil bolívares fuertes para poder desarrollar dos noches de ópera, y ¿dejar que esto quede en la inopia? Sé (quiero creer) que los organizadores de nuestra ópera no están pensando en este horizonte y ojalá podamos ver los frutos muy cerca en nuestro tiempo.

Estoy cansado de ver espectáculos que se presentan una noche y se engavetan, como cuando lees un libro y luego te da fastidio volverlo a ojear, pero algo que está de manifiesto, es que estos recursos que se inyectaron puedan ser reinvertidos en la formación de actores-cantantes, de músicos, y, de un público que por fin logre llegar a las salas de motu proprio y no bajo la premisa de una “figuración social de elites” ilógicas, ilusas y vacías... ¡POR FAVOR NO SE OLVIDEN DEL PÚBLICO!!!

Estamos en un momento donde las agrupaciones culturales del estado recibieron un duro golpe en cuanto a su presupuesto, y ahora vemos este derroche de recursos, pero si es para un proceso formativo, no deberíamos dejar que este impulso se apague.

Espero que los organizadores de estos espectáculos me estén leyendo, porque necesitamos dignificar la cultura y que podamos llevar la ópera, no sólo a un teatro, sino a diferentes espacios de nuestras comunidades, para que se propague esta idea.

Creo que dentro de muy poco las cargas en sector cultural se equilibrarán y los espectáculos tendrán de manifiesto una estela de púbico en proceso de formación y después de esta reflexión sólo me resta decir: EL ARTE ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA.

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