Melancolía (2011) es el trabajo cinematográfico más
reciente de Lars von Trier, está colmado de una zozobra intrigante desde el
inicio hasta su final devastador. Es una propuesta que mantiene la estética del
conocido director danés, empieza con el juego de personajes muy complejos en su
sencillez, pero que, detrás del trazado inicial terminan desafiando al
espectador. En esta ocasión retoma el tema de las mujeres como punto
fundamental que las obliga a llevar la batuta del argumento, pero ellas mismas
recrean un universo de una visión absolutamente sesgada por su incomprensión –
o extraordinaria atención- ante los hechos que se proponen.
Melancolía, al igual que su nombre lo indica nos lleva
hacia la polémica de los sentimientos humanos que son tan diversos como contradictorios,
pero al unísono, nos permite fantasear con un mundo apocalíptico que se va a
dejar arrastrar por una hecatombe del choque de dos planetas, y la vida
desaparecerá para siempre sin ninguna esperanza.
Pese a que
el tema de la ciencia ficción no es común y casi ilógico encontrar en un
director como éste, acá gira de manera espectacular y crea una atmosfera que
simplemente puedes tener dos lecturas de una trama interesante.
En primer
lugar vemos esta necesidad de mostrarnos como seres humanos que somos, capaces
de alejarnos y destruir todo cuanto nos rodea con la historia de Justine y
Claire, dos hermanas con cierta paridad en cuanto a la inocencia con la que
enfrentan sus retos y tratan de mantenerse de pie ante la institucionalización
de la familia, el hogar y la felicidad. Justine, más que Claire, mantiene esta
posición de desinterés que termina convirtiéndose en una sombra de lo que es en
la primera escena y sufre una metamorfosis bastante particular, dejando ver un
trabajo de actuación extraordinario de Kirsten Dunst y Charlotte
Gainsbourg.
Con un intro fenomenal, acompañado del Preludio
de Tristán e Isolda de Richard Wagner, se convertirá en un tema repetitivo a lo
largo de la pieza y puede llegar al punto de la desesperación por parte del
espectador, algo que ya es recurrente en el director, puesto que es allí donde
radica su huella personal.
Justine y
Claire está dibujadas en una superficie que es una gran pieza barroca que se mueve a través de su desenlace, con locaciones que terminan transformando la
película en una gran reproducción plástica que permite la apreciación y de
seguro el espectador se verá atrapado por sus texturas, los colores, los matices
y la manera de enfocar cada escena. Además, la pieza se va cargando de colores
a medida que pasan los minutos, para culminar en un gran estallido azul que
atrapa la pantalla lo que te lleva de nuevo a esta forma de subir, bajar y arrastrar
la atención de manera indiscriminada, dejando de manifiesto un trabajo de cinematográfico
que no permite la distracción por un instante.
Los
personajes masculinos que están marcados por esta fuerte crítica ante la
superioridad que de ellos se desprenden y que son llevados a su mínima
expresión desde el matrimonio de Justine, el esposo de Claire (magistral
trabajo de Kiefer Sutherland) o Michael (Alexander
Skarsgård), que
finalmente van desdibujándose y permiten la incorporación de un niño que
termina anulándose así mismo desde el inicio hasta el fin.
De nuevo
entramos en el juego del director con el aire místico de los animales que
anuncian la llegada del mal agüero y de la muerte como principal protagonista
de la propuesta, que es latente desde mismo momento en que comenzamos a ver su
desarrollo.
Las escenas
de absurdos, de desfases de seres incomprendidos están a la disposición,
dejando ver una vez más que las propuestas de Dogma 95 se mantienen allí, esperando
para saltar encima del espectador. Melancolía
es una pieza que esconde una enorme cantidad de símbolos y de elementos que
para un acucioso del cine de autor le resultará llamativo.
Por otra
parte tenemos la segunda visión de la película, un planeta llamado Melancolía
de color azul se acerca a la Tierra y se estrellará dejando la muerte a su
paso, creo que este es un punto álgido de la propuesta, puesto que es más
aterradora la postura humana ante las situaciones del apocalipsis que se anuncia.
Por ello Melancolía es de nuevo un
espacio para reclamar sobre la maldad humana, que es tan nefasta como cualquier
otra acción del universo.
Melancolía es una muy buena alternativa para ver y
disfrutar del cine de autor. La recomiendo totalmente.
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