sábado, 12 de mayo de 2012

Melancolía


Melancolía (2011) es el trabajo cinematográfico más reciente de Lars von Trier, está colmado de una zozobra intrigante desde el inicio hasta su final devastador. Es una propuesta que mantiene la estética del conocido director danés, empieza con el juego de personajes muy complejos en su sencillez, pero que, detrás del trazado inicial terminan desafiando al espectador. En esta ocasión retoma el tema de las mujeres como punto fundamental que las obliga a llevar la batuta del argumento, pero ellas mismas recrean un universo de una visión absolutamente sesgada por su incomprensión – o extraordinaria atención- ante los hechos que se proponen.

Melancolía, al igual que su nombre lo indica nos lleva hacia la polémica de los sentimientos humanos que son tan diversos como contradictorios, pero al unísono, nos permite fantasear con un mundo apocalíptico que se va a dejar arrastrar por una hecatombe del choque de dos planetas, y la vida desaparecerá para siempre sin ninguna esperanza.

Pese a que el tema de la ciencia ficción no es común y casi ilógico encontrar en un director como éste, acá gira de manera espectacular y crea una atmosfera que simplemente puedes tener dos lecturas de una trama interesante.

En primer lugar vemos esta necesidad de mostrarnos como seres humanos que somos, capaces de alejarnos y destruir todo cuanto nos rodea con la historia de Justine y Claire, dos hermanas con cierta paridad en cuanto a la inocencia con la que enfrentan sus retos y tratan de mantenerse de pie ante la institucionalización de la familia, el hogar y la felicidad. Justine, más que Claire, mantiene esta posición de desinterés que termina convirtiéndose en una sombra de lo que es en la primera escena y sufre una metamorfosis bastante particular, dejando ver un trabajo de actuación extraordinario de Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg.

Con un intro fenomenal, acompañado del Preludio de Tristán e Isolda de Richard Wagner, se convertirá en un tema repetitivo a lo largo de la pieza y puede llegar al punto de la desesperación por parte del espectador, algo que ya es recurrente en el director, puesto que es allí donde radica su huella personal.

Justine y Claire está dibujadas en una superficie que es una gran pieza barroca que se mueve  a través de su desenlace, con  locaciones que terminan transformando la película en una gran reproducción plástica que permite la apreciación y de seguro el espectador se verá atrapado por sus texturas, los colores, los matices y la manera de enfocar cada escena. Además, la pieza se va cargando de colores a medida que pasan los minutos, para culminar en un gran estallido azul que atrapa la pantalla lo que te lleva de nuevo a esta forma de subir, bajar y arrastrar la atención de manera indiscriminada, dejando de manifiesto un trabajo de cinematográfico que no permite la distracción por un instante.

Los personajes masculinos que están marcados por esta fuerte crítica ante la superioridad que de ellos se desprenden y que son llevados a su mínima expresión desde el matrimonio de Justine, el esposo de Claire (magistral trabajo de Kiefer Sutherland) o Michael (Alexander Skarsgård), que finalmente van desdibujándose y permiten la incorporación de un niño que termina anulándose así mismo desde el inicio hasta el fin.
De nuevo entramos en el juego del director con el aire místico de los animales que anuncian la llegada del mal agüero y de la muerte como principal protagonista de la propuesta, que es latente desde mismo momento en que comenzamos a ver su desarrollo.

Las escenas de absurdos, de desfases de seres incomprendidos están a la disposición, dejando ver una vez más que las propuestas de Dogma 95 se mantienen allí, esperando para saltar encima del espectador. Melancolía es una pieza que esconde una enorme cantidad de símbolos y de elementos que para un acucioso del cine de autor le resultará llamativo.

Por otra parte tenemos la segunda visión de la película, un planeta llamado Melancolía de color azul se acerca a la Tierra y se estrellará dejando la muerte a su paso, creo que este es un punto álgido de la propuesta, puesto que es más aterradora la postura humana ante las situaciones del apocalipsis que se anuncia. Por ello Melancolía es de nuevo un espacio para reclamar sobre la maldad humana, que es tan nefasta como cualquier otra acción del universo.

Melancolía es una muy buena alternativa para ver y disfrutar del cine de autor. La recomiendo totalmente.

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