La Feria
Internacional del Libro 2012 es un ejemplo de una población que está ávida de
recibir información y de estar abierta a los cambios que necesitamos
urgentemente. Los homenajeados son el escrito venezolano Luis Britto García,
que se ha sabido ganar su puesto como uno de los intelectuales más prolíficos
de nuestras letras y Uruguay como país que resalta su entusiasmo por la lectura
y la incorporación y difusión de lectura en todos los niveles sociales.
Este evento
es un aliciente ante tanta desidia que crece a nuestro alrededor, y nos
demuestra que en menos de tres días sesenta mil personas se acercaron las
instalaciones de la UNEARTES en Caracas, para estar en contacto directo con los
libros. De la misma manera se desbordó hacia el interior del país para tratar
de abarcar un mayor número de personas.
Pero siguen
mis inquietudes sobre la manera cómo se hacen las cosas en nuestro país, creo
que esta monumental acción sobre la que se emplean una enorme cantidad de
recursos, debe incidir más sobre las comunidades del interior. Venezuela
tiene millones de personas que requieren
de una muestra de libros, donde la cultura en pos de la lectura sea incentivada
como un juego, y posteriormente podamos entrar en los vericuetos de la
complejidad del lector activo.
Me preocupa
de nuevo que casi todas las actividades de nuestro entorno cultural están
enfocadas en la capital, y luego, los estados quedan como pequeños rincones de
escombros que recogen las sobras de lo que el caraqueño no pudo o no quiso
rescatar. Es un país que aun no se quita la infamia de la centralización que
tanto daño nos ha hecho en los últimos cien años. Pero allí seguimos, pidiendo
restos de fragmentos digeribles.
Es una
praxis que venimos realizando sin ningún escrúpulo, y que tiene gran culpa en
cada uno de nosotros, por estas intríngulis de la lucha por el poder central, a un evento de tales magnitudes sólo nos
conformamos con mirarlo por los medios y tratar de organizar una tarde
literaria en un plaza o en un local para leer poesía y vernos los unos con los
otros del medio literario (que no está mal, pero debe ser más intenso el
contacto, con muchas voces leyendo al unísono).
Necesitamos
urgentemente una Feria del Libro que atiborre los espacios de nuestro más
importante recurso como es el Conocimiento, y que todos, absolutamente todos,
podamos ir a comprar libros y revistas para que tengamos presente que sin la
lectura no podemos tener asidero alguno.
Desde niño
siempre he tenido la preocupación por leer, gracias a un entorno en el que la lectura
diaria era obligatoria, pero vemos con preocupación cómo estas formas de
aprendizaje se pierden con el tiempo, y ahora, hablar de una Feria del Libro es
tan escabrosos y peligroso para los imaginarios de quienes nos rodean, que
posiblemente estaremos ante una generación de detractores de libros.
Es
fundamental el trabajo mancomunado de todos los sectores para promocionar la
lectura, y que miles de personas se muevan en todas las regiones para buscar
los títulos que las editoriales exponen.
Es una
preocupación que surge cuando veo que las Ferias de los Libros empiezan a
modificarse y terminan siendo unos extraños agujeros que no muestran “nada” –en
el interior del país- lo que hace que muchas personas se alejen con mayor
rapidez de los centros artísticos y culturales.
Las
políticas de la masificación de la cultura están siendo aplicadas de manera
errónea y la participación ciudadana es efímera, debe existir el método que
pueda cautivar la masa de lectores y que estos se multipliquen.
La FILVEN
es un evento sin comparaciones pero, reitero una vez más, debemos traerla con
el mismo empuje que se hace en Caracas, dentro de cada una de las ciudades de
nuestros estados y ser parte de esta gran fiesta.
Sólo queda
decir de nuevo: LOS LIBROS SON UN
PELIGRO PARA NUESTRA IGNORANCIA.
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