martes, 15 de enero de 2013

Batman, La Leyenda regresa.


Desde que Bob Kane creó el personaje alado que ronda de noche, hace alardes de su extraordinaria inteligencia y se oculta tras la máscara para salvar su identidad, se ha podido fantasear con su historia y sus formas de percepción del mundo.

Christopher Nolan de nuevo entra en acción con una propuesta estética que lo caracteriza, y lo lleva a caminar por unos senderos más complejos de este superhéroe.

Considero que el cine actual está en una competencia desenfrenada por la humanización de los héroes que tuvimos en la infancia, es una confrontación entre lo imbatible contra la emoción que se encuentra detrás de las acciones, por ello ahora buscamos la desacralización de estos imaginarios para transformarlos en protagonistas de lo terrenal, para la absoluta deconstrucción de su universo… en algo mas cotidiano.

Este nuevo acercamiento a la figura del héroe murciélago es un desafío que el mismo Nolan se ha hecho, recordemos la cinta anterior y aquella estupenda, además, compleja actuación de Heath Ledger en el personaje de El Guasón que desmitificó por completo el desenfrenado personaje de los sesenta o el contradictorio trabajo realizado genialmente por Jack Nicholson en la versión de 1989 de Tim Burton.

Ahora retornamos a una proyección que está allí, tratando de comprometer al espectador con el personaje principal Bruce Wayne, y es que resulta una intriga el retorno del héroe que aparece de condiciones físicas deplorables, aunado de un estado emocional que lo aleja de las calles.

Fue un desafío para el equipo de trabajo de Nolan ingresar en la psicología del personaje de este excéntrico millonario y tratar de reivindicarse sin ninguna posible salida, pero el destino ya está marcado. Sin embargo vemos una estética que se sumerge en la intriga de imágenes que van sufriendo una especie de desgaste y es parte de lo que Nolan nos quiere contar, de una Ciudad Gótica deteriorada, no en sentido físico, sino en
la ciudadanía, que la convierte en una especie de población estancada en la automatización y divorcio de sus vidas.

Christian Bale desliza un trabajo de actuación que lo ha llevado a confrontar a este personaje y empieza a colocar matices y formas de expresión mucho mas internas, no se encuentra el personaje activo físicamente, sino que al contrario, lo arrastra hacia la intima forma de su ser, de su destino. Demostrando de nuevo su capacidad actoral, acompañado de una ambigua y curiosa Catwoman que sufre una metamorfosis a medida que pasan las escenas pero que no queda claro el sentido de su función dentro del filme la cual es caracterizada muy acertadamente por Anne Hataway.

En este film podemos apreciar esta reescritura de todo un elenco que marca nuevos trazos de personalidad en actores como Morgan Freeman o de Michael Kane o el genial Gary Oldman, pero que nos induce en la posibilidad de una exploración más profunda del mundo de Batman que es totalmente amenazado por la soledad y la injusticia.

Nolan escribe una historia que se convierte en apología al caos y entrecruza muchas historias que ya viene desarrollando desde dos películas anteriores, y esta no fue la excepción, para el manejo de lo melodramático y de la intriga apasionante que lo caracteriza. Es por ello que la historia no puede detenerse en ningún momento, y Batman se convierte en una suerte de saltos vertiginosos que te consumen en la butaca sin respiro alguno. En esta ocasión sí debo reconocer que las secuencias de acción son un tanto más largas que las anteriores pero soportables para los cinéfilos.

Es claro destacar que el director está frente a su última producción del Caballero de la Noche y decidió mostrar más su decadencia y humanidad para cerrar los lazos de una secuencia que lo siga, pero surge la posibilidad en una cuarta entrega con un nuevo personaje como es el caso de Robin (Joseph Gordon-Levitt) que posiblemente veremos como parte de esta franquicia en años posteriores.

Por ahora me quedo con una sensación de estar frente a esta trilogía que no me canso de ver y que de seguro será muy difícil de superar por un nuevo director.

¡El Cine es un peligro para la IGNORANCIA!

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