El viernes 01 de febrero estuvo en nuestra
ciudad el músico Yatu que está de
gira por diferentes ciudades de Venezuela desde hace ya un buen tiempo, va paso
a paso y sin apuro, además tampoco es para acelerarse cuando se tiene la
trayectoria de este personaje. Para refrescar un poco la memoria, Yatu es el cantante de la legendaria
banda de rock de los ochenta Seguridad
Nacional que entraron en la escena del punk-rock, con temas como Uñas
Negras, Vampiro o Superman que dieron mucho a una propuesta que trata de
acercase a nuestras raíces de la música venezolana, con un enfoque
absolutamente nacional y bastante contestatario.
Yatu
aparece en escena como solista, continuando esta línea de investigación del
rock-punk Nacional de los ochenta, pero ahora se adentra en una identidad que
es algo de lo cual debemos estar claros. Los músicos del género regularmente se
pierden en la búsqueda de estereotipos que no comulgan con el entorno en el que
se encuentran, al contrario tienden a alejarse hacia estereotipos anglosajones,
y por esta razón el público no se acerca a sus conciertos. En el caso de Yatu, que valga decir, es una leyenda
del rock nacional, divaga en esta búsqueda incansable de atraernos a una
identidad nacional y a una memoria de lugares comunes e historias que nos
conectan de inmediato con la venezolanidad. Es uno de los muchos músicos que
realmente están preocupados por una verdadera reivindicación de un rock
nacional hecho en Venezuela, con una buena factura, y que, responda a los
intereses de lo que estamos esperando desde hace rato.
Yatu
toma la escena de un bar conocido de San Cristóbal y durante más de una hora
toca sus mejores temas, algunos propios, otros ya conocido por su carrera con Seguridad Nacional, dejando disfrutar
de Churuguara blues, Superman, Joroporoll, Chimbengüenchones, Los Hijos del
Sol, Vampiro, que nos dejan un sabor agradable, puesto que además de ser clásicos
dentro de su producción, los ejecuta con tal energía que aun nos queda ver este
cantante por muchos años más.
Considero que estas iniciativas deben ir más
hacia la promoción de las masas, puesto que es un ejemplo de desarrollo
estético, de un estilo, que si bien, ha recibido tantos embates en nuestro
contexto social, trata de sobrevivir y espero que la ola de bandas que tratan
de buscar un lenguaje similar en la escena del rock nacional sea más amplio, y
se vaya mostrando un verdadero movimiento integral de músicos que apuesten
hacia lo nuestro. No se trata de modificar las temáticas o las formas de hacer
de rock, sino que nos dispongamos de una vez por todas a buscar la raíz de un rock venezolano y no venezolanos que traten de hacer rock
que es mucho más deprimente.
Ver un rockero venezolano en escena con
tal derroche de energía, de improvisación y de composición es algo que te llena
de emoción, espero que las nuevas generaciones de músicos se acerquen a este
proceso de cambio para permitir una reivindicación de lo que más nos interesa.
Por supuesto que Yatu no estuvo sólo y por San Cristóbal tomó la escena Radiomotora en un desconectado que contó
con la participación de Darío y Segua, que también están haciendo un trabajo
llamativo porque se acercan no sólo a lo venezolano, sino que van apuntando a
una estética mas de acá del Táchira, empujando, por supuesto, de lo regional
hacia lo universal, desde temas como Pizca Andina que buscan un leiv motiv que los lleva de inmediato a
una conexión de quienes estamos allí escuchando. Esperamos que esta banda
continúe en su carrera vertiginosa porque bien lo merece y creo que es una
buena alternativa para recomendar como muestra de lo que tenemos en la ciudad.
Ahora volviendo de nuevo al caso de Yatu, para mí fue un gusto estar allí,
además de conocer un personaje que he admirado y que ha aportado tanto al rock
nacional, sólo queda la satisfacción de disfrutar de las composiciones y las
letras de este músico. Por otra parte es motivo de beneplácito, puesto que
vemos que después de más de treinta años en escena no ha perdido el horizonte y
sigue empujando el movimiento rockero sin ningún problema.
Después de ver a Yatu sólo nos resta decir: ¡El Rock es un peligro para la
ignorancia!!!
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