En
2005 acudí al Congreso Iberoamericano de Teatro Universitario en la ciudad de
Coro (Venezuela) y tuve la oportunidad de encontrarme y conocer al maestro Tomás Urtusástegui, que demás está, decir es punto de referencia
en la dramaturgia mexicana. Es necesario hacer una recapitulación de la extensa
obra que este escritor nos está ofreciendo, y podemos ver su relación directa
con los contextos latinoamericanos en los que nos desenvolvemos a diario.
Para Tomás
escribir es parte de su filosofía de vida, corrijo, es su filosofía de VIDA, su
diario transcurrir se manifiesta desde la escritura de temas que nos son
comunes, podemos ver que sus piezas dramatúrgicas son la extensión de cuanto
vive, presencia en cada esquina, en cada circunstancia, en cada relato que
podemos toparnos en lo cotidiano. Plagado de una gran dosis de humor el Teatro
de Tomás está siendo representado
por cientos de grupos a diario en Latinoamérica, porque está dirigido a un público
que necesita de la reflexión desde la jocosidad, es una simple inserción de
situaciones absurdas, para desencadenar la risa que alivia las propuestas
agresivas ante las que nos enfrentamos.
Es
natural que frente a esta propuesta de teatro nos veamos reflejados, es muy
curioso ver que el Teatro de Tomás
se ha configurado en dos grandes bloques que podemos separarlos de siguiente
manera.
El
primer Tomás es aquel que está ligado a la comedia ligera, el segundo es el de
la historia local, el de las manifestaciones propias de la cultura popular
(fiestas, rituales religiosos, celebraciones históricas).
Entre
las piezas de comedia ligera, tengo que hacer referencia al estudio de los
imaginarios mexicanos, que fácilmente se adaptan a otros contextos latinoamericanos,
en los que tenemos farsas, parodias y pastorelas, estas últimas un género
absolutamente mexicanas, que están en sintonía con nuestras celebraciones
navideñas y que para sus entornos es muy común.
Tomás Urtusástegui y Oscar Erives 2012 Esta foto se la robé a Oscar de su facebook, :) |
Este
Tomás es un tanto agudo, sarcástico
e incisivo, puesto que es desde el género de la comedia que se ha refugiado
para hacer sus más fuertes críticas a todo lo que le rodea, es un Tomás que se envuelve en la sabana de
la inocencia, pero realmente, deja de manifiesto un discurso que va más allá de
una simple dosis de humor, y es la verdadera razón de existencia del arte. Tomás entra y sale de los discursos con
tal, maestría que trata de no ofender, pero que está en constate mirada aguda.
Se
me olvidaba, Tomás es un dramaturgo
que se masifica intencionalmente, por tal motivo muchas de sus obras ya han
sido estrenada por alguna agrupación y es resultado de su promoción y
publicación desde hace más de cuatro décadas, unido a su propagación en
internet, por los comentarios por sus amigos y por las inmensas posibilidad de
entrar a todos los ámbitos. Por esta razón confirmo que Tomás logra acceder a cada uno de quienes disfrutamos de sus
trabajos y los difundimos. Es necesario recordar que Tomás lleva escritas más de 330 obras publicadas, sin contar las
que estará escondiendo o maquinando en este momento detrás de su computadora en
su estudio de la Ciudad de México, -ya me lo imagino mirando por la ventana hacia
su jardín fraguando y riéndose de sus ideas- puesto que es incansable y he sido testigo de
su capacidad y disciplina de trabajo por horas de escritura, de dedicación en
medio de sus perros y su particular conexión con la naturaleza y sencillez.
Considero
necesario que las piezas de Tomás se
difundan con mayor ahínco, puesto que es laborioso en este género y cada día me
convenzo más, que tiene mucha energía aun para seguir llegando a miles de
personas.
Volviendo
al trabajo de Tomás, podemos encontrarnos
con un segundo Tomás que es el interesado
por la investigación histórico-cultural, de manifestaciones propias de los
sitios a los que visita, de las formas en la que ve el desarrollo de la cultura
de nuestro continente, con piezas que van desde la misma visión de su “Frida
Khalo”, hasta pasar por los relatos históricos, o de resaltar manifestaciones
como “Huapango”, y llega a los recónditos lugares como Trujillo en Venezuela
para escribir la pieza José Gregorio Hernández que es una imagen religiosa de
nuestro país. –y que está mal decir, pero tuve la oportunidad de dirigir en
2007 y la giramos por varios estados de Venezuela-
Esta
faceta nos deja de manifiesto el estudio constante de los lugares, de las razones
de existencia de las comunidades a las que se acerca, donde queda plasmada su
preocupación por un teatro que va más allá de una simple referencia. Vemos que
se interna en cada uno de los rincones, en los imaginaros populares, para
encontrar en su interior el sentido de pertenencia en la que nos vemos incluidos,
con una gran dosis de humildad -que está tan escaza- en estos tiempos, en los
que convertirse en escritor es más una moda, que un trabajo laborioso de
investigación permanente.
El
Teatro de Tomás está en constante efervescencia,
de un gesto que está por salir, de una historia de que está por alimentar
nuestra historia, de un personaje que soy yo mismo y del cual no me he
percatado. Cuando tratamos de alejarnos de los horizontes y el compromiso del
arte Tomás nos lanza una conexión en
la que nos vemos atrapados, que es mas un reflejo de quienes somos y lo que
estamos desarrollando a diario.
Tomás de la misma
manera ha buscado sin cesar un estilo propio de manifestaciones, de ideas y de
formas de ver el mundo, si entran a su página en internet podrán descargarse
sus ensayos y manuales para dramaturgia, que nacen desde su preocupación para
entrar en un ambiente en el que las competencias van desde la “ciberposibilidad”
de estudiar miles de propuestas, pero Tomás está allí, llegando a cientos de
personas a diario, y no es raro que en cada país de nuestra Latinoamérica se
haya representado al menos un trabajo de nuestro compañero.
Es
un Teatro que entra en sintonía con el teatro estudiantil o escolar, que se desplaza hacia el teatro universitario,
que llega de manifiesto a los festivales nacionales donde las poéticas van de
la mano de grupos profesionales, puesto que vemos una dramaturgia que se adapta
a sus entornos, dentro una estética de lo cotidiano, pero también está dirigido
a la imaginación de los directores noveles y no tan noveles, aunque que a fin
de cuentas, Tomás ha abonado su
trabajo en la formación de muchos hacedores de teatro en muchas regiones.
No
es sorpresa para nadie que en México aparezca siempre en los festivales una
obra suya en cartelera o que esté siempre en temporada, puesto que es
asequible, que es descomplicado con sus lectores, y esta es una herramienta que
Tomás ha tomado desde siempre para
llegar a miles de personas.
No
me queda mas que saludar a Tomás y
alegrarme por este trabajo tan minucioso que lleva desarrollando desde hace más
de cincuenta años, donde su preocupación ha sido el rescate de un teatro mexicano
que va más acorde con sus necesidades, de un escritor que nos enseña día a día
que sólo en la constancia de escribir, de investigar y de explorar está la alternativa
de resolver los conflictos artísticos que a veces nos topamos.
Siempre
ha sido un gusto platicar con Tomás, ya
sea en su casa de México o cuando nos topamos en Chihuahua hace un par de años, -en el marco de la despedida del maestro Oscar Erives- porque realmente podemos confrontar ideas, contradecir poéticas, por supuesto,
enfrentar formas de ver el teatro y al final siempre entre discrepancias,
terminamos en una gran charla sobre diversos temas teatrales que terminan
siendo múltiples y de gran valor.
Es
un placer hablar de las propuestas de nuestros artistas que ofrecen miles lecturas
y que a fin de cuentas son una sola, el quehacer del proceso creativo, que se
multiplica con el pasar de los años.
Para
Tomás este proceso nunca termina y
si tienen la oportunidad de pasar por su pagina de internet www.tomasurtusastegui.com no van a perder su tiempo, puesto que van a
darse un gusto leyendo las ideas del maestro, y les recuerdo que se pueden
descargar para leerlas con calma y al mismo tiempo pueden entrar en contacto
con él.
Tomás es un ejemplo
de hacer teatro sin ataduras y sin restricciones.
Saludos Tomás
Hablar
de teatro siempre es fascinante por eso les digo: ¡EL TEATRO ES UN PELIGRO PARA
LA IGNORACIA!!!!.
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