Del
“Bicho al Hecho hay mucho Trecho”,
es el nombre de la producción de Títeres
Kinimarí que desde hace varios años le ha valido el reconocimiento de una
propuesta estética y estilo único de lenguaje teatral. Es una agrupación que viene
desarrollando desde hace muchos años un trabajo de exploración estético, y ha
recorrido todo el país, sin contar que han visitado todos los municipios del
estado Táchira, en este afán por promocionar el títere como forma de expresión
artística.
Desde
la pieza “Del Bicho al Hecho…” puedes
presenciar las formas en las que el lenguaje se conjuga de manera magistral,
con la creación de los personajes que nacen desde un simple juego de
transformar el muñeco y darle vida con cientos de herramientas, que sólo un
titiritero puede desarrollar, y logra que un objeto inanimado cobre vida y te
lleve de la mano a sus insondables vericuetos de acciones, para terminar
contando una historia que trae de trasfondo un significado. En el trabajo que
presenciamos en la Casa Steinvorth logramos descifrar un despliegue de acciones,
que hacen que hoy día Títeres Kinimarí
siga a la vanguardia en nuestra región y que la exploración, experimentación y
creatividad desenfrenada se mantenga activa, por ello, “Del Bicho al Hecho…” espectáculo para toda la familia nos lleva a
un mundo en el que se lucha contra los estereotipos de las sociedades actuales,
donde en medio de la risa y del juego de palabras los personajes se van dejando
sentir en su afán por denunciar el daño implacable que nos puede generar el uso
indiscriminado de los medios de comunicación.
Hay
ciertos puntos en los cuales debemos enfocarnos en esta propuesta estética. La
conjugación de un sujeto transformado de un mero muñeco a un personaje que
trata de salir de su espacio, es una propuesta llevar las significaciones de un
espacio, en medio del sentido lúdico, hasta llegar a la complejidad del símbolo
que no es otro que la inmensa red de signos que se difuminan en el espacio, en
el escenario. Es decir, que desde esta composición de ideas y la complejidad de
lo que se está hablando termina por ser un camino simbólico, que pueden
desencadenar en el público una serie de acciones y de interpretaciones que sólo
desde las artes escénicas lo podemos hacer. Es fantástico ver cómo una simple
conjugación de elementos, terminan por atrapar al espectador y hacerlo partícipe
de una historia tan agresiva como es el de la crítica de los medios de
comunicación.
Esta imagen la tomé del espacio de Títeres Kinimarí |
Es
posible que muchos de los que puedan ver el espectáculo lo cataloguen como
parte de un proceso de adaptación del niño al trabajo en la escuela y a la
promoción del juego, pero la orientación va mucho más allá, es un llamado a la
reflexión de un contexto que está siendo abarrotado por la intríngulis de
información descomunal y no hay manera de refugiarse de estas embestidas. Con
la sutileza de un prestidigitador Títeres
Kinimarí se inmiscuye en la conciencia de cada uno de quienes entramos en
el juego y nos muestra una faceta peligrosa que la tenemos aquí enfrente y no
hemos podido descifrar.
El
lenguaje teatral que está en medio de “Del
Bicho al Hecho…” es resultado de más de cuarenta años de trabajo de su
director Carlos Tovar que va creando personajes para tratar de confrontar, por
supuesto que la propuesta es radicalmente frontal, y da tregua para la denuncia,
al unísono vemos este despliegue de técnicas, de estética, de compromiso
profesional del elenco en conjunto, que hace que Títeres Kinimarí se ubique entre una de las agrupaciones más
importantes en su género en el panorama artístico del país.
Es
mediante esta simbiosis de trabajo que se logra una propuesta específica, es
desde un conjunto de acciones como el convivio y el proceso de
profesionalización del elenco que la agrupación logra entrar en las salas, para
dejar su legado de reflexiones en torno al tema más importan que es el de
llevar a todo público su propuesta.
Títeres Kinimarí de nuevo vuelve
a entrar en esta sintonía con la acción que desencadena un largo tramo de
preguntas, de respuestas inmediatas, de respuestas que quedan en el aire, de
respuestas que están dirigidas concretamente a provocarnos una reflexión rápida.
Esta facultad del ingenio es sólo posible con disciplina, responsabilidad y
compromiso al conocerse, al plantearse y al obligarse a esta exploración que es
indispensable en cada colectivo y en cada artista.
Este
elenco que lleva centenas de funciones con el trabajo infatigable de Carlos
Tovar y el apoyo de María Kloster, del elenco en general y del equipo técnico,
-porque sería un exabrupto dejar a alguien de lado- que nos dejan ese hálito de
alegría, de satisfacción y de admiración de un trabajo que es tan completo y que
nos permite jugar a muchas ideas, jugar a ser niños y que nos podamos ver en
medio de los personaje de “Del Bicho al Hecho…”
con muchas ganas de continuar en esta senda de viajes, de fantásticas
situaciones que sólo se logran desde la animación de un títeres y de una emoción
única.
No
me canso de decir que Títeres Kinimarí
se está forjando un legado invalorable, atendiendo nuestro público desde los
diferentes flancos de esta disciplina, porque está animando la creatividad
desde las escuelas, liceos, colegios y
espacios no convencionales. Vemos la formación de este público que tanto lo
necesita, vemos la consolidación de un criterio que es capaz de llevarnos otros
niveles de comprensión y de comprensión de un movimiento teatral propio de nuestra
región.
Es
por esta razón que les envío mis saludos los amigos de Títeres Kinimarí y espero continúen con ese trabajo incansable y de
muy extraordinaria factura.
Por
eso les repito: ¡EL ARTE ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!!!
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