martes, 17 de junio de 2014

Del Bicho al Hecho...

Del “Bicho al Hecho hay mucho Trecho”, es el nombre de la producción de Títeres Kinimarí que desde hace varios años le ha valido el reconocimiento de una propuesta estética y estilo único de lenguaje teatral. Es una agrupación que viene desarrollando desde hace muchos años un trabajo de exploración estético, y ha recorrido todo el país, sin contar que han visitado todos los municipios del estado Táchira, en este afán por promocionar el títere como forma de expresión artística.
  

Desde la pieza “Del Bicho al Hecho…” puedes presenciar las formas en las que el lenguaje se conjuga de manera magistral, con la creación de los personajes que nacen desde un simple juego de transformar el muñeco y darle vida con cientos de herramientas, que sólo un titiritero puede desarrollar, y logra que un objeto inanimado cobre vida y te lleve de la mano a sus insondables vericuetos de acciones, para terminar contando una historia que trae de trasfondo un significado. En el trabajo que presenciamos en la Casa Steinvorth logramos descifrar un despliegue de acciones, que hacen que hoy día Títeres Kinimarí siga a la vanguardia en nuestra región y que la exploración, experimentación y creatividad desenfrenada se mantenga activa, por ello, “Del Bicho al Hecho…” espectáculo para toda la familia nos lleva a un mundo en el que se lucha contra los estereotipos de las sociedades actuales, donde en medio de la risa y del juego de palabras los personajes se van dejando sentir en su afán por denunciar el daño implacable que nos puede generar el uso indiscriminado de los medios de comunicación.

Hay ciertos puntos en los cuales debemos enfocarnos en esta propuesta estética. La conjugación de un sujeto transformado de un mero muñeco a un personaje que trata de salir de su espacio, es una propuesta llevar las significaciones de un espacio, en medio del sentido lúdico, hasta llegar a la complejidad del símbolo que no es otro que la inmensa red de signos que se difuminan en el espacio, en el escenario. Es decir, que desde esta composición de ideas y la complejidad de lo que se está hablando termina por ser un camino simbólico, que pueden desencadenar en el público una serie de acciones y de interpretaciones que sólo desde las artes escénicas lo podemos hacer. Es fantástico ver cómo una simple conjugación de elementos, terminan por atrapar al espectador y hacerlo partícipe de una historia tan agresiva como es el de la crítica de los medios de comunicación.
Esta imagen la tomé del espacio de Títeres Kinimarí

Es posible que muchos de los que puedan ver el espectáculo lo cataloguen como parte de un proceso de adaptación del niño al trabajo en la escuela y a la promoción del juego, pero la orientación va mucho más allá, es un llamado a la reflexión de un contexto que está siendo abarrotado por la intríngulis de información descomunal y no hay manera de refugiarse de estas embestidas. Con la sutileza de un prestidigitador Títeres Kinimarí se inmiscuye en la conciencia de cada uno de quienes entramos en el juego y nos muestra una faceta peligrosa que la tenemos aquí enfrente y no hemos podido descifrar.

El lenguaje teatral que está en medio de “Del Bicho al Hecho…” es resultado de más de cuarenta años de trabajo de su director Carlos Tovar que va creando personajes para tratar de confrontar, por supuesto que la propuesta es radicalmente frontal, y da tregua para la denuncia, al unísono vemos este despliegue de técnicas, de estética, de compromiso profesional del elenco en conjunto, que hace que Títeres Kinimarí se ubique entre una de las agrupaciones más importantes en su género en el panorama artístico del país.

Es mediante esta simbiosis de trabajo que se logra una propuesta específica, es desde un conjunto de acciones como el convivio y el proceso de profesionalización del elenco que la agrupación logra entrar en las salas, para dejar su legado de reflexiones en torno al tema más importan que es el de llevar a todo público su propuesta.

Títeres Kinimarí de nuevo vuelve a entrar en esta sintonía con la acción que desencadena un largo tramo de preguntas, de respuestas inmediatas, de respuestas que quedan en el aire, de respuestas que están dirigidas concretamente a provocarnos una reflexión rápida. Esta facultad del ingenio es sólo posible con disciplina, responsabilidad y compromiso al conocerse, al plantearse y al obligarse a esta exploración que es indispensable en cada colectivo y en cada artista.

Este elenco que lleva centenas de funciones con el trabajo infatigable de Carlos Tovar y el apoyo de María Kloster, del elenco en general y del equipo técnico, -porque sería un exabrupto dejar a alguien de lado- que nos dejan ese hálito de alegría, de satisfacción y de admiración de un trabajo que es tan completo y que nos permite jugar a muchas ideas, jugar a ser niños y que nos podamos ver en medio de los personaje de “Del Bicho al Hecho…” con muchas ganas de continuar en esta senda de viajes, de fantásticas situaciones que sólo se logran desde la animación de un títeres y de una emoción única.

No me canso de decir que Títeres Kinimarí se está forjando un legado invalorable, atendiendo nuestro público desde los diferentes flancos de esta disciplina, porque está animando la creatividad desde las escuelas, liceos, colegios  y espacios no convencionales. Vemos la formación de este público que tanto lo necesita, vemos la consolidación de un criterio que es capaz de llevarnos otros niveles de comprensión y de comprensión de un movimiento teatral propio de nuestra región.

Es por esta razón que les envío mis saludos los amigos de Títeres Kinimarí y espero continúen con ese trabajo incansable y de muy extraordinaria factura.

Por eso les repito: ¡EL ARTE ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!!!


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