Una
vez más llegamos al 28 de junio Día
Nacional del Teatro en Venezuela, fecha polémica desde su concepción, por
cuanto va sesgada por intereses históricos, pero por encima de todo, nos vemos
en medio de un gran celebración en todos los rincones del país.
El
TEATRO de nuevo se deja ver en medio de un mundo donde las prioridades son los
medios de comunicación, donde los conflictos económicos se acrecientan y donde
las posibilidades de espacios para el arte se ven amenazados por intereses
ajenos a su concepción. Permanece en un mundo donde estamos a expensas de los
movimientos mercantiles y de las embestidas de la economía de unos pocos que
perjudican a millones y donde tratamos de sobrevivir a diatribas que sólo han
traído sufrimiento y los embates de la crisis económica sólo han logrado la
multiplicación de la pobreza. Permanece donde los pueblos tratan de organizarse
para contrarrestar la fuerza de modelos económicos de imposición y donde el
capital humano es simplemente visto como un elemento de explotación industrial.
Igualmente debemos recordar que estamos en un país como Venezuela que se ve amenazado
de un conflictos entre sus habitantes por una diatriba política y económica,
que está dispuesta a meterse en nuestras conciencias, y que a fin de cuentas,
nos lleva al abismo del maltrato de unos contra otros.
El
TEATRO intenta de nuevo recuperar sus espacios y sobrevivir a la violencia por
la que se inclinan algunos, tal y como nos ocurrió en el estado Táchira a
principios de este año, de esta embestida que tratamos de contrarrestar por
medio de tomas culturales, pero que es casi imposible por el odio infundado en los
jóvenes que intentaron destrozar la ciudad. Dentro de este marco violento
estuvimos atrapados en nuestras casas por casi dos meses sin tener derecho a
transitar libremente, sin derecho al arte, sin derecho a hablar, sin derecho
vivir libremente y sin derecho a educación por una trifulca descomunal de
sentimientos agresivos, que sólo trajo un cuadro enfermo de una sociedad
envilecida por influencia foránea.
De
este panorama sale de nuevo airoso el TEATRO para demostrar que podemos vivir
en armonía, donde las formas de manifestación están dadas por las ideas y no por
las acciones violentas, donde los formatos educativos dejaron de manifiesto el
fracaso de las instituciones sin formación, sin horizontes y sin vínculos. El TEATRO
reaccionó, el TEATRO logró mantenerse, el TEATRO nos ayudó a reflexionar,
porque fue desde las iniciativas de las tomas teatrales que logramos
sobrellevar gran parte de esta violencia y apagarla un poco.
El
TEATRO volvió a convertirse en forma de expresión lacerante, en herramienta de
gran poder de comprensión de lo humano, para cuestionarse a sí mismo, para
indagar en cada uno de nosotros en la necesidad de hablar, de jugar a la
metáfora y de incitar a la crítica compleja directa y sin medidas.
Por
estas razones podemos decir que el Día Nacional
del Teatro es una fecha de unificación de los hacedores de TEATRO para
rencontrarse, para buscar soluciones a los problemas que tanto nos adolecen y
que han sido reiterativos años tras año en este transcurrir de la historia.
El
TEATRO una vez más nace en medio de una trifulca nacional, de conflictos y de panoramas
inciertos que tratan de opacarnos, pero que no podemos dejar que ellos nos
anulen. Desde siempre el TEATRO ha tratado de ser silenciado por los intereses
políticos de diferentes bandos, hoy en Venezuela estamos atravesando por la
senda de la reafirmación de un movimiento que se erige como una fortaleza, para
llevarnos a un espacio de reflexión, el TEATRO está luchando sobre lo que más le
adolece y sobre lo que más nos preocupa como es la edificación de la conciencia
del público.
El
TEATRO una vez más nace de las cenizas en las que intentaron hacerlo sumir,
pero a fin de cuentas, no es más que una circunstancia donde podemos presenciar
su fortalecimiento.
El
TEATRO de nuevo nos da el ejemplo de una manifestación que crece en cualquier
rincón, que sólo se necesita de un espacio y una idea para jugar a la ficción
cargada de realidad.
Es
por esta y miles de razones más debemos celebrar este día y todos los días del
año, porque el TEATRO VENEZOLANO va creciendo hacia nuevos horizontes y nuevas
formas de desarrollo que son capaces de ayudarnos a fortalecer y de cimentar
las bases de una manifestación artística que en sí misma es crítica y dinámica.
Un
saludo a todos los hacedores de TEATRO en Venezuela y sólo resta decir: ¡EL
TEATRO ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA!!!
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