martes, 6 de septiembre de 2016

FESTIVAL DE TEARO DE LA AZULITA 2016. Retornar al Origen

LLEGAR A LA AZULITA es tan contrastante como la gente que allí la habita, se tiene esa sesión entre calor y frío en cuestión de segundos, y es que esta población está en medio de un “dilema” geográfico entre la depresión del Lago de Maracaibo y La Cordillera de Los Andes, de esta manera es como lo sentimos, en ese intercambio de temperaturas, de sonidos de sensaciones y de colores. ¿Por qué hago esta acotación especial? Porque esta semana que recién concluye fuimos al FETAZUL el Festival de Teatro de la Azulita que llega a su Sexta edición y no se detiene, conocer un personaje como Ramón La Cruz, un hombre comprometido con el teatro, que ha atinado con llegar hasta acá con un evento que le pertenece en primer lugar a todos los que allí se congregan, porque genera un ambiente de amistad y de hermandad casi cófrade de quienes participan como artistas, pero también se siente que el pueblo lo considera como parte de sí. Hay que moverse hasta estos lugares para encontrarse con una actividad que regresa a sus orígenes, con juglares que van de camino en camino rebosando el ambiente con su alegría y con la fragilidad de sus historias, tratando de hacer sonreír un poco a la gente y nos reiteran que el teatro ha perdido, en muchos casos, este horizonte y pocos están tratando de recomponerlo.
Este Festival nos da ciertas sensaciones que voy a describirlas detalladamente:
En primer lugar se abre la brecha para enfrentarse a un festival comunitario, es decir, allí no aparecen los grandes carteles de obras y artistas que van en búsqueda de una definición de divismo -aunque uno que otro que quiere ser divo pero resultan inofensivos-, al contrario, el primer choque que sufres es que todas las obras se presentan en un fin de semana, en su categoría de “comunitario” vemos que hay un arreglo mutuo entre las agrupaciones para llevar piezas de pequeño formato, donde hay que ajustarse a tiempos y condiciones casi agrestes para el montaje, pero si alguien lleva su visión de trabajar en estos períodos planificados será más activo y se moverá en cuestión de minutos para su función. Es muy curioso, pues, puedes ver hasta cinco espectáculos por día, lo que representa un maratón físicamente para quienes somos adictos al teatro. Entonces podemos disfrutar de grupos que van desde algunos ejercicios teatrales hasta ver trabajos muy completos y en su mayoría con mucha juventud de por medio, y es allí donde puedes encontrar las condiciones de un teatro regional, de un teatro que se rejuvenece, de un teatro que respira este nuevo aire andino, que va saliendo en búsqueda de su lenguaje, de un teatro que se va desplegando en el interior del país para diseminarse, y que genera un punto de encuentro para hacedores de diferentes partes, porque en esta ocasión tuvimos la participación de artistas de Maturín, Puerto Ordaz, Caracas, Valencia, Mérida y San Cristóbal, pese a ser mi primera visita a este evento me pareció bastante llamativa la convocatoria que el mismo genera.

En segundo lugar, el convivio, hay una búsqueda de intercambio permanente, si de comunicación se refiere hay un juego de acciones que ellos realizan, y es que todos los que allí nos congregamos debíamos llegar a las horas de las comidas, de distracción y de trabajo en conjunto, es decir, que están cumpliendo con el convivió que tanto nos falta y todos terminamos por conocernos y realizar alianzas o redes de trabajo que se extenderán por todo el territorio. Este convivir, está incluso para dormir porque nos ubicamos en sitios donde debes compartir con gente de otros lugares aun sin conocerlas, es lo que genera que los lazos de fraternidad se fortalezcan y vayan más allá de lo que es el simple hecho teatral, y es que el teatro se construye en conjunto, desde el constante intercambio con quienes de él participan, por eso no es difícil ver que allí todos terminan siendo hermanos en igualdad de condiciones.
No es posible hacer teatro o fortalecerse en el tiempo con un festival que poco a poco se le han recortado el presupuesto y que está en vilo, pero entre todos los amigos se han negado a dejarlo “morir” y no permiten que se suspenda, este punto se anexa y suma en las condiciones en las que nace cada año. En este momento atravesamos una situación muy delicada en  cuanto a presupuestos y apoyos gubernamentales que están dejando fenecer las actividades artísticas, pero existen personas que se niegan a ocultarse detrás de esta imagen, y es que el trabajo surge por encima de cualquier impedimento, además es una situación donde los protagonistas, que son los mismos teatristas, llevan cada uno su apoyo, desde su transporte hasta una colaboración para la alimentación de todos en general.

En tercer lugar y no menos importante pero sí relevante, es la preocupación de parte de la organización por generar un ambiente de formación entre quienes allí asisten, y para ello se llevan los conversatorios y talleres con el compromiso de asistir y de participar cada uno de los grupos, y este año estuvo como invitado especial el Maestro Rubén Darío Gil y por supuesto que  nos dejó parte de su experiencia con una charla y un taller sobre dirección y dramaturgia donde se reflexiona sobre las temáticas que abordamos actualmente en el teatro, se cuestiona el compromiso que tenemos para con el teatro en Venezuela y las vertientes que se generan desde  las propuestas estéticas que tanta falta nos hacen y aprovechar estas pequeñas palestras para que los hacedores entren en conflicto, vayan en conjunto a una exploración compleja, y se involucren en la investigación gestual profunda para llegar a conclusiones colectivas sobre la actualidad de nuestra dramaturgia y ese letargo que nos está absorbiendo. Pero no debemos dejar de buscar en cualquier trabajo que por pequeño que parezca y se quede allí ahogado en el silencio de la ignominia, este punto nos permite despegar hacia el certero trabajo de transformación de un teatro que se identifique con nosotros y que va de inmediato hacia este repunte que estamos ansiosos por alcanzar desde hace mucho tiempo.
Otro punto a favor  es el encontrarnos con personajes, que si bien han marcado un huella en nuestra literatura y reitero con Rubén Darío Gil, que es dramaturgo de oficio y poeta en su plenitud, que en medio de estas montañas logramos encontrar puntos de inflexión muy álgidos sobre el panorama contemporáneo del teatro en nuestro país, con aspectos que van desde lo artístico, lo humano, lo estatal y lo político –aunque este último punto es bastante agotador, se debe hacer un paneo general por las mismas características de nuestro movimiento teatral- porque allí realmente coincidimos en visiones, estamos en la prioridad de profundizar en el tema de la formación, la reflexión y el compromiso de nuestros pares en el teatro, porque sin investigación no podemos plantear nada, nos negamos a buscar nuevas expectativas, y anulamos nuestro entorno. Es urgente buscar en los recovecos, desempolvar los rincones que van a identificar nuestro teatro, y para ello se transita en medio de las puestas que van de la mano de lo que se compromete con el lenguaje regional, con una identificación de lo que nos rodea y la responsabilidad con la que se asume el hecho de crear, no podemos hablar de un cambio en nuestras perspectivas mientras los métodos y técnica de dramaturgia y dirección no se adapten a las circunstancias en las que nos vemos envueltos.
No podemos hablar de propuestas estéticas mientras no haya un proceso de asimilación del teatro como medio de exploración y siempre estaremos detrás del estereotipo que tratan de imponer algunos teatristas que sólo piensan en su sobrevivencia cotidiana detrás de públicos mal informados que sólo tratan de divertirse un rato, y mientras sigamos detrás de copias fieles de modelos comerciales y “micro/ligeros” que vienen desde Caracas o desde otras regiones del Mundo. Pero de lo que sí estamos claros es que debemos revisar muchas propuestas y luego depurarlas e insertarlas en nuestros contextos, o generar una manera particular de trabajo, para definir los juegos teatrales que estamos tratando de realizar. En tal sentido las salas deben ser los puntos de encuentro del público que termine siendo crítico de un hecho que está hablando de ellos mismo. Si logramos en conjunto que las nuevas generaciones de teatristas se dispongan en esta búsqueda, por supuesto encontraremos una nueva cartografía teatral que nos hace falta y que nos reclama desde hace muchos años, porque es fundamental que se despegue de una vez y sin medida desde estas propuestas que son las que nos pueden ayudar a crear una Escuela de Espectadores con certeza, que se le ha negado al teatro en esa falta de compromiso que está allí entre nosotros y que nos vamos minimizando de manera voluntaria.
Ramon Lacruz y Hortensia Quintero

Otro punto fue el estreno de un trabajo titulado “El Confidente” de autoría de Gilberto Pinto que amablemente me permitió dirigir mi querida Hortensia Quintero y que junto al actor Pablo Ordoñez fue toda una experiencia, -tiempo sin internarme en un proyecto anejo- razón por la cual quedo en compromiso de continuar en nuevos montajes y queda pendiente una temporada en San Cristóbal, pero volviendo al FETAZUL, este estreno permitió conversaciones con nuestros amigos para desenredar detalles, escuchar y sentir la receptividad del público, e intercambiar comentarios  que están a la orden del día en este ambiente, por ello debemos rescatar y apostar a estas alternativas.
Por ultimo quiero dedicar esta palabras a un gran amigo como Ramón Lacruz que le conocí en este FETAZUL y me ha dejado maravillado con su versatilidad en todas las áreas del arte, porque se transfigura como director y actor, pero a unísono es un fantástico artista visual que ha dejado La Azulita repleta de sus esculturas, pero él en sí mismo es un juglar pues le vimos en su rol de mimo, de cantante, de animador, de músico, de organizador, de gestor cultural y hasta de médico naturista, es todo un privilegio acercarse a este personaje lleno de tanta vitalidad y que ha logrado transmitir esto a sus hijos, puesto que todos participan en la organización y sientes que hay una necesidad familiar de trabajar en conjunto y con su ánimo involucran a cada uno de quienes nos acercamos a este grupo de personas. La Azulita, su Festival de Teatro, Ramón y su familia son realmente un juego de sensaciones que se viven, que se multiplican y estoy muy seguro se extenderá este evento por muchos años más.
En definitiva, hay muchos detalles que se me han pasado por alto y que quisiera poder seguir relatando pero podría incluso reiterar, y es por ello que sólo me deja la expectativa de algún día volver a este Festival, de retornar a las cálidas/frías tierras de La Azulita y compartir con esta gente maravillosa que nos recibió sin prejuicios.
Es por esta razón que podemos decir que en cualquier circunstancia o condición EL TEATRO ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA.

José Ramón Castillo
Domingo 04 de agosto de 2016





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