Armando Reverón es sinónimo de Luz, es el Mago de la Luz, del paisaje
conjugado en simbolismo dejando una estela ampliamente conocida no sólo dentro
de nuestro país, sino que extiende a otras fronteras. Sin embargo, siempre hay
factores que entristecen y es que hoy estamos en medio de una trifulca que se
erige como sombra en Venezuela y me preocupa sobremanera, por eso es indispensable
que recapitulemos, porque de lo contrario seguiremos avanzando hacia sendas que
nos llevan rápidamente al subsuelo de valores, patrones y convivio.
Hoy estaba a punto de escribir a mis grandes amigos los Artistas Plásticos,
debo reconocerlo, soy fanático de algunos, pero creo que me limitaré simplemente
a buscar las similitudes entre el universo de Reverón y las propuestas de lo
que estamos viendo cruzar el patio. Reverón cautiva con esta poética de la Luz,
que, no está de más decirlo, me cautiva ese performance en lo que se convierte
su vida, en lo que se puede hacer al girar la importancia del artista y su
legado.
Me atrevo a decir que es el primer “performer” registrado en Macuto, construyendo
su Castillete, sería algo como su laboratorio de la imagen. Estando allí sabía que
el arte es para probarlo, para encariñarse y para convivirlo a cada instante
–lamentablemente el Castillete fue devorado por la tragedia de 1999-, aun desde
las formas en que se integró al litoral. Reverón va en búsqueda de un lenguaje
que podemos seguirla desde su formación en Europa, y se evidencia en una
producción de más de treinta años donde exploró un sinfín de motivos para
buscar estos vericuetos de la Luz. Creció en la imaginación, respondiendo a sus
antigüedades, al sombrero Pumbá, a sus animales, a sus Muñecas y por supuesto
de Juanita que le acompañó desde aquella fiesta de carnaval en 1918, para convertirse
en su compañera, albacea y guardián erigiendo una historia fantástica.Esta
relación amorosa es un punto álgido que debemos desempolvar y estaríamos
reivindicando un personaje de la historia venezolana que fue pilar en la
construcción de este universo.
Efectivamente, este Performance, este Cuerpo que se empieza a desgastar
con el paso de los años, es lo que hace que Reverón empiece a reivindicar el
objetivo de su producción, tratando de manera implacable e incansable de
generar un espacio para que sus piezas se dinamicen en conjunto con su Cuerpo.
Las piezas hablan de este disfrute del contacto de su pie en la arena, esta sensación
del trazo que se desgasta con el sonido del mar, del viento corriendo sin
mesura en las telas empleadas y la mirada al infinito de las Muñecas que se
convertirán en las testigos de las andanzas del pintor en su Castillete.
Hablar de las Muñecas, es hablar sus compañeras fieles, que aun después
de muchos años –tuve la fortuna de verlas en la Galería de Arte Nacional de
Caracas hace apenas tres meses- y al estar tan cerca de ellas pude sentir esta implacable
textura que el pintor les otorgó, y están a punto de revivir, o así parece, porque
casi nos cuentan una nueva historia. Momentos mágicos que hacen sentir la presencia
del pintor en medio de esta soledad de la Galería, de esta frialdad en la que
están envueltas las dueñas del Castillete. Las Muñecas serán eternas guardianas
de sus sueños, narrándolo en sus ojos, aunque el Mago de la Luz ya no esté entre
ellas y relatan parte de su misterioso carácter.
Pero de lo que sí podemos estar seguros es que estamos frente a un
portento de la creación, de un poeta del trazo y de un interminable soñador que
dejó en sus obras, Cuerpo, Vida y Movimiento, para que hoy, día de su cumpleaños
también se lo adjudicamos al Día Nacional de Artista Plástico. Aunque en medio
de esta catástrofe en la que estamos sumidos, las celebraciones no están de más,
y podemos decir que estamos rescatando parte de la memoria de un país que necesita
mirar desde esta Luz de Reverón de nuevo, para buscar en los recodos de las
telas, en los retazos del color y en la frescura de su Macuto, esos rayos
luminosos de una esperanza para continuar avanzando en las sendas infinitas del
arte.
Saludos a mis amigos los artistas este día, y un enorme abrazo repleto
de Luz para parafrasear a Reverón.
jose
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