martes, 18 de diciembre de 2012

Circuitos Culturales de Teatro 2012.


Desde el 03 hasta el 16 noviembre se desarrolló el Festival de Teatro correspondiente a los Circuitos Culturales del estado Táchira, allí se congregaron durante dos semanas agrupaciones provenientes de diversos municipios con temáticas inéditas y obras realizadas en conjunto por sus elencos de manera colectiva.

Este Festival competitivo arrojó al Grupo El Tablón de Ureña con su espectáculo “Requiem por el Río Táchira” escrita y dirigida por Chucho Castro como sobresaliente, por su aporte al desarrollo de la dramaturgia y puesta en escena.

Lo más importante de este evento es la posibilidad de recrear y de obligar a los grupos para realizar un trabajo de dramaturgia que es indispensable para que haya un movimiento artístico de creación inédita, y no una simple puesta en escena de autores que no tienen idea de lo que ocurre en el contexto regional.
 
Realizar un festival de temáticas que se encaminen hacia el rescate de la memoria colectiva es lo que impulsa un trabajo de revisión, acondicionamiento del elenco, preparación compleja de la agrupación, que puede desencadenar en una línea de investigación gestual y literaria que pesa por su propio estilo. Encontramos entonces grupos que se mueven en la búsqueda de una identidad cultural, que organizan el contenido y  luego se ve reflejado en la incorporación de elementos que comulgan con los espacios en los que se re-crea la obra, y de la cual, ella misma se alimenta sin desperdiciar los elementos más sencillos, así como la complejidad del espacio en el que está inmersa la performance.

Siempre he considerado que las agrupaciones teatrales deben apuntar hacia la construcción de performances y espectáculos que se originen en el seno de los elementos en los cuales conviven sus hacedores, para que el movimiento respire y se vaya renovando constantemente. Nada hacemos los teatristas si estamos a la espera de un propuesta dramatúrgica foránea para tratar de emular lo que nos venden desde “afuera”, pero también me preocupa a sobremanera la calidad de estos espectáculos, puesto que debemos apuntar hacia la formación de directores y de actores que dejen los estereotipos de principiantes con textos recitativos, y necesitamos “DIRECTORES” que se arriesguen con la escena, porque nada hacemos con obligarnos a trabajar en temáticas y dramaturgias nuestras, cuando no hemos podido superar aun las escenas reiterativa de estructuras que aprendimos hace más de treinta años que convierten un festival en repeticiones gestuales vacías.

La idea de los Circuitos Culturales está bien encaminada, pero es afectada por sus hacedores que no se preocupan por el proceso de construcción de estéticas definidas, de innovación  y experimentación. Sino que dejan al azar la puesta en escena y terminamos viendo casi todas las noches la repetición de la repetición, y al final, es difícil definir cuál es el más sobresaliente, puesto que es una amalgama de cosas similares todo el tiempo.

Considero que estos eventos deben estar ligados a la participación obligatoria de foros y desmontajes teatrales con los elencos y los especialistas, para que se puedan buscar otras ideas, es indispensable la renovación, puesto que es desde allí donde el movimiento teatral se alimenta, desde donde podamos disfrutar de agrupaciones que salgan de sus propuesta aficionadas y realmente tengamos grupos profesionales de teatro que puedan destacarse en la escena nacional, y no simples propuestas tímidas de directores que carecen de riesgo porque no saben más allá de sus simples conocimientos básicos.

Ahora mismo deben trabajar los organizadores, no sólo de los Circuitos…,  sino de los demás festivales y seminarios de teatro que desarrollamos en la ciudad, para que se concentren en la formación y dejemos de repetir estos juegos escénicos que han estado maltratando al teatro desde mucho tiempo.

Por los momentos nos alegramos de este Festival de Teatro que se desarrolló en la Escuela Regional de Teatro y en la sala del CEDIMET, lo que considero un extraordinario acierto porque necesitamos espacios para la representación.

EL TEATRO ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA.

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