martes, 29 de julio de 2014

Ella no merece ninguna piedad.

ELLA NO MERECE NINGUNA PIEDAD es la novela de Gustavo Ott ganadora del VI Concurso de Narrativa Salvador Garmendia de 2011 y luego publicada en 2012 por la Fundación Casa de Nacional de las Letras Andrés Bello. Con este trabajo el escritor caraqueño se vuelve a montar en su poética de la transgresión, lo grotesco y la ironía sin ningún reparo, lo que nos permite ver su evolución en la investigación de las letras, su preocupación por atinar a una narrativa feroz y sin frenos.

ELLA NO MERECE NINGUNA PIEDAD nos lleva en dos caminos vertiginosos de la familia Camacho, que no es más que un estereotipo de lo venezolano al mejor estilo maracucho-caraqueño, pero ubicado en la “gran manzana” Nueva York.
El relato de desplaza en varios caminos que empiezan a difuminarse a media que pasan los capítulos, con un personaje llamado Sergio Camacho y su hermano Iván cada uno con unas características muy particulares.

Sergio, muy voluminoso, con un cuerpo enorme que no es más que una imagen irónica de lo superlativo, de una narración que te va a empujar hacia algo descomunal. Es una herramienta que Gustavo Ott utiliza y nos pone en alerta para informar al lector sobre los relatos que allí se van a desarrollar. El GORDO Sergio Camacho en todos los capítulos no deja de caer en las contradicciones de lo superficial, pero con una fuerte determinación  a conseguir lo que desea, desde ser administrador del hotel familiar que es una suerte de Torre de Babel de desplazados de países de un “Tercer Mundo”, y que, en su misma situación generan situaciones que te hacen llegar a la risa interminable, dejándonos esa estela de lo latinoamericano. Lo ilógico va ante todo adelantándose, Sergio toma a su esposa, Marina, una inmigrante de Turquía, que es madre de un niño, cuyo padre era un Peruano terrorista que vivía en Londres, no obstante se imprime una constante que es la de una carrera sin tropiezos de la errancia de cada uno de los personajes. Para completar el universo donde se mueven, se erige una vecindad polifónica, y bastante colorida, que de un primer envión te arrastra más de cinco capitulo en definir las relaciones interpersonales que son bastante curiosas.

Por el otro extremo nos encontramos a Iván Camacho, hermano del gordo Sergio que es una especie de extensión del primero, será algo así como su alter ego, que lo lleva a involucrarse con sus pacientes depresivos y fantasear con historias de extraterrestres, secretos militares, conspiraciones caninas o sueña despierto desde una palabra que el mismo se ha inventado URICATO-3, que a fin de cuentas no sabemos cómo se desplaza esta palabra, pero que para encontrar una salida a la novela será un caso revelador. Para quien se arriesgue a leerla se divertirá mucho, puesto que Iván al igual que su hermano está detrás un amor imposible, pero que resulta todo un desafío literario la forma en que Gustavo desencadena las historias.

Encontrarse con esta narrativa, es desenredar los vericuetos de una escritura que se adentra en las formas de venezolanidad, con sitios comunes y sobretodo por el lenguaje empleado. La novela se intenta conectar al lector con la identidad cultural en su argot, lo que es muy importante, puesto que nos acercamos mas a nuestro entorno, y se añade de inmediato esta jocosidad única, que de seguro quien abra el libro se verá prendado desde el primer capítulo de la descripción del Gordo Sergio y lo que opina de la vida.
Por otro lado vemos la destreza de escribir una novela polifónica en la que cada uno de los personajes habla en primera persona y poco a poco se van diluyendo en una narración cada vez más lejana, para culminar en una en una visión más reflexiva sobre acontecimientos que se van suscitando, y que, de manera lógica podemos ver esta metamorfosis del discurso. Es un trabajo muy bien elaborado, de mucha experiencia al momento de modificar los tiempos narrativos, pero al unísono vemos que las líneas de unión del discurso se empiezan a alejar, para determinar el final en un hilo narrativo que empieza tomar la estética única que caracteriza a Gustavo desde sus obras de teatro y ahora las inserta en esta faceta de novelista.

Es preciso ver las diversas formas en las que el texto se va cruzando, se obliga  a mantener una narración que da sobresaltos y que vuelve a empujar al lector a una línea que mantiene un ritmo arrollador. Podríamos decir que es una novela vertiginosa por los cambios de ritmos tan violentos, pero también nos encontramos con una novela que se apega a las formas en las que se mueven sus lectores, trata de engañarnos y lo logra de inmediato para quedar prendados en este viaje fantástico.

ELLA NO MERECE NINGUNA PIEDAD es para Gustavo Ott un nuevo eslabón en esta carrera cómo novelista, que de seguro nos demostrará muchos más trabajos a medida que pasen los años, y que, de seguro nos seguirá sorprendiendo. Lean esta novela porque de seguro no perderán su tiempo, disfrútenlo al máximo, y por supuesto, no se les olvide que LA LITERATURA ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA.

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