martes, 23 de diciembre de 2014

Walking Dead

La semana pasada recién termina la quinta temporada de la serie The Walking Dead que es transmitida por Fox en un horario bastante particular por su contenido y su visión de la acción. La serie en sí ha llamado la atención de millones de personas en el mundo por su temática basada en un apocalipsis de muertos vivientes, llamados “caminantes”, que se expande por toda la superficie de la tierra en forma de virus que se transmite por una mordida, un rasguño o por la muerte en sí misma. Recordando que el objetivo de los “caminantes” es comer carne humana viva, nos representa la valoración del conflicto, por cuanto los sobrevivientes deben refugiarse de diferentes maneras para tratar de no ser convertidos o devorados.

Los guionistas de esta serie, que se basa en el comic de Robert Kirkman, han realizado un extraordinario trabajo de dramaturgia al modificarla, para llegar a una intención más agresiva, que pueda calar con mayor fuerza en los televidentes. El arte gore es el aditivo que detona las acciones, hay un desmesurado uso de las imágenes agresivas y grotescas, por ellos, la imagen de los personajes está siempre en decadencia y entra en el juego su deterioro físico puesto que van muriendo poco a poco.

Allí entra de manifiesto esta estética de lo obsceno, el gore que se deja arrastrar por lo subterráneo, lo que  está debajo, lo que es abominable y lo que plantea una manera de mostrar las escenas que casi raya en lo morboso y pornográfico, pero que con gran versatilidad, el equipo de producción llega a mostrar el mensaje sin graficar tan explícitamente –en la mayoría de los casos-, el gore existe y lo podemos identificar de inmediato con escenas donde los muertos se comen a los vivos de manera descarnada, los asesinatos que realizan los protagonistas entre sus compañeros de viaje, los antropófagos que desmembran a sus víctimas, o en el inicio de la segunda parte de la quinta temporada, la escena en la que Rick y sus amigos van a ser degollados,  empieza por darles un golpe en la cabeza para después dejarlos desangrar y prepararlos para ser comidos. Un escena que fue censurada en algunas regiones en Estados Unidos y para Latinoamérica, pero pese al horario en Venezuela se dejó ver, y pudimos presenciar un acción gore que es terriblemente agresiva para dejar de manifiesto la estética hacia la que apunta la serie.

Lo personajes los dejan a la deriva en un mundo donde todos tratan de sobrevivir, pero el problema radica en la peligrosidad de los demás humanos que pudieron hacerlo, puesto que la tesis de la serie es que desde el aislamiento, la desidia y la lucha por vivir un día más, los personajes se transforman en seres fríos más peligrosos que los “caminantes”, que son capaces de hacer atrocidades, no sólo de los que se van consiguiendo, sino que el grupo de Rick se ha vuelto más peligrosos aun, porque fueron aprendiendo a asesinar a medida que superaron los obstáculos que se les han presentado.

La serie posee unos visos de profundidad en su carácter psicológico, en cuanto a la propuesta de los “caminantes” que siempre están en constante degradación puesto que se supone han muerto hace mucho tiempo y ahora se van deteriorando. Lo que nos lleva a que en cada una de las series y capítulos son más decadentes, más putrefactos, están en todas partes y deja claro que el elenco camina entre una muerte constate sin piedad. Es un mundo gore de muerte donde se trata de sobrevivir, donde se coexiste con ella, por tanto la serie va enfocada hacia la muerte inminente de cada uno de sus protagonista, y es por ello que a medida que pasan los capítulos se van volviendo más agresivos, más viscerales y van cortando los vestigios de humanidad, donde ellos suponían que había gente que quería salvarse, pero que a fin de cuentas los humanos son más peligrosos que los “caminantes”.

La muerte que camina en medio de todos los escenarios es lo que cautiva, lo que lleva a no poder cerrar los ojos en los momentos de tensión –aunque la tensión está en todas las escenas- y que genera los grandes saltos emocionales, porque van descartando personajes a medida que van pasando los minutos. Ninguno está a salvo y es un punto álgido de la producción, porque piensan en cada detalle, en cada movimiento, parece que la serie no te deja un instante de sosiego.

El final de esta quinta temporada estuvo bastante estereotipado, en función de la formula a la que nos viene acostumbrando la serie, con unos personaje en un hospital falso, con policías falsos y que terminan en la desastrosa muerte de la bella Beth, pero es el juego de la serie y ya volveremos de nuevo en febrero a tratar de descifrar lo que viene, que de seguro será más agresivo aun de lo que hemos visto hasta ahora.


Por el momento me retiro a seguir leyendo el comic y a seguir la pista a The Walking Dead y su propuesta de arte gore y no se les olvide: EL ARTE ES UN PELIGRO PARA LA IGNORANCIA.

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