miércoles, 29 de agosto de 2012

Una Perla para el Torbes


Recuerdo muy bien que mi nona siempre decía “La Perla el Torbes” y hablaba de la población ubicada al lado de San Cristóbal donde le erigieron una Basílica a la Virgen que lleva por nombre Consolación y que realiza mil milagros por minuto cada día.

Recuerdo de la misma manera que esta “Perla” estaba como alejada de la ciudad y era un paseo llegar hasta allí, en una correrías dominicales en su plaza principal que terminaban en un almuerzo de gallina rellena, con mondongo y cuanta fritanga se encontrara por el camino mientras mi papá se emborrachaba con cerveza Zulia, y todo terminaba en una fiesta familiar que muchos de nosotros recuerda no con mucho agrado.

Pero  viendo este retrato, vemos que las expectativas de lo que antes era la “Perla” y su amiga San Cristóbal, se fueron desvaneciendo, y en lugar de largos paseos reconfortantes, estamos ante la hecatombe de efímeras posturas políticas vacuas inservibles, que los mismos habitantes, tanto de allá como de acá alimentamos todos los días. La semana pasada hablaba de un puente que se había caído, ahora es peor, estoy hablando no sólo del puente de la “Perla”, sino que presenciamos la debacle de un espacio que no sólo es físico, y que se proyecta en lo espiritual, en lo psicológico, en lo humano de la que no hay escapatoria. Tendremos que observar como testigos falsos esta caída vertiginosa de una sociedad totalmente deteriorada y acabada por su propia mezquindad.

No es problema único de políticos ineptos de turno, porque estos chavitos, perecitos, y ratoskistos estarán un rato y luego se irán a sus madrigueras para olvidarse del daño que hicieron, ahora estamos frente a una situación que nos corrompe en conjunto, y veo con desesperación a un grupo de personas que vivimos en este país que nos conformamos con las lisonjas y limosnas que nos regalan, que improvisamos todo, que no somos capaces que levantar una voz en contra de lo que nos están maltratando y estoy cansado de ver como con mis congéneres nos hemos convertido una especie de zombies que regurgitan baba y que sólo pensamos en dañar al otro.

Si quieren vayan y traten de pasar de un lado a otro entre SC y la “Perla” para que vean cómo los motorizados se han adueñado de un espacio en el que ellos son los amos y señores, y no hay poder oficial que los aplaque. Es que acaso ¿yo soy la única persona en este mundo que ve este atropello? ¿Yo soy la única persona en el mundo que está siendo agredida por todos los conductores? -no sólo de motos sino por taxistas-, por conductores abusadores que prefieren atropellar un perro o un niño que dejarlo pasar por la simple excusa de llegar más rápido, mas rápido!! ¿Cual rápido? si todos vamos para el mismo lado y todos nos vamos morir igual.

¡No le echen la culpa a ningún gobierno!, somos nosotros los culpables de esta desidia, de un pueblo acostumbrado a lo violento, a lo marginal, a la hipocresía, a la mentira, a la infamia, al egoísmo y a la alcahuetería.

Pobre pueblo mío que no sabe donde está parado, que sólo ve detrás de los ojos de un líder político, que no tiene la certeza de su destino, que simplemente busca ir hacia adelante sin ver las consecuencias.

Por esta y muchas razones más decidí no volver a salir a la calle para no encontrarme con este mundo tan ensordecedor que sólo deja miseria. Seguiré con mis libros y mis ideas hasta el día en que estas voces tengan algún eco.

Y por cierto la “Perla” de la hablaba mi nona se llama Táriba y ojalá esta Virgen que les dije, les haga por primera vez un milagro de verdad.

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