Recuerdo muy
bien que mi nona siempre decía “La Perla el Torbes” y hablaba de la población
ubicada al lado de San Cristóbal donde le erigieron una Basílica a la Virgen
que lleva por nombre Consolación y que realiza mil milagros por minuto cada
día.
Recuerdo de
la misma manera que esta “Perla” estaba como alejada de la ciudad y era un
paseo llegar hasta allí, en una correrías dominicales en su plaza principal que
terminaban en un almuerzo de gallina rellena, con mondongo y cuanta fritanga se
encontrara por el camino mientras mi papá se emborrachaba con cerveza Zulia, y
todo terminaba en una fiesta familiar que muchos de nosotros recuerda no con
mucho agrado.
Pero viendo este retrato, vemos que las expectativas
de lo que antes era la “Perla” y su amiga San Cristóbal, se fueron
desvaneciendo, y en lugar de largos paseos reconfortantes, estamos ante la
hecatombe de efímeras posturas políticas vacuas inservibles, que los mismos
habitantes, tanto de allá como de acá alimentamos todos los días. La semana
pasada hablaba de un puente que se había caído, ahora es peor, estoy hablando
no sólo del puente de la “Perla”, sino que presenciamos la debacle de un
espacio que no sólo es físico, y que se proyecta en lo espiritual, en lo
psicológico, en lo humano de la que no hay escapatoria. Tendremos que observar
como testigos falsos esta caída vertiginosa de una sociedad totalmente
deteriorada y acabada por su propia mezquindad.
No es
problema único de políticos ineptos de turno, porque estos chavitos, perecitos, y ratoskistos estarán un rato y luego se irán
a sus madrigueras para olvidarse del daño que hicieron, ahora estamos frente a
una situación que nos corrompe en conjunto, y veo con desesperación a un grupo
de personas que vivimos en este país que nos conformamos con las lisonjas y limosnas
que nos regalan, que improvisamos todo, que no somos capaces que levantar una
voz en contra de lo que nos están maltratando y estoy cansado de ver como con mis
congéneres nos hemos convertido una especie de zombies que regurgitan baba y
que sólo pensamos en dañar al otro.
Si quieren
vayan y traten de pasar de un lado a otro entre SC y la “Perla” para que vean cómo
los motorizados se han adueñado de un espacio en el que ellos son los amos y
señores, y no hay poder oficial que los aplaque. Es que acaso ¿yo soy la única
persona en este mundo que ve este atropello? ¿Yo soy la única persona en el mundo
que está siendo agredida por todos los conductores? -no sólo de motos sino por
taxistas-, por conductores abusadores que prefieren atropellar un perro o un
niño que dejarlo pasar por la simple excusa de llegar más rápido, mas rápido!! ¿Cual
rápido? si todos vamos para el mismo lado y todos nos vamos morir igual.
¡No le
echen la culpa a ningún gobierno!, somos nosotros los culpables de esta desidia,
de un pueblo acostumbrado a lo violento, a lo marginal, a la hipocresía, a la
mentira, a la infamia, al egoísmo y a la alcahuetería.
Pobre
pueblo mío que no sabe donde está parado, que sólo ve detrás de los ojos de un
líder político, que no tiene la certeza de su destino, que simplemente busca ir
hacia adelante sin ver las consecuencias.
Por esta y
muchas razones más decidí no volver a salir a la calle para no encontrarme con
este mundo tan ensordecedor que sólo deja miseria. Seguiré con mis libros y mis
ideas hasta el día en que estas voces tengan algún eco.
Y por cierto
la “Perla” de la hablaba mi nona se llama Táriba y ojalá esta Virgen que les
dije, les haga por primera vez un milagro de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario