sábado, 30 de marzo de 2013

El Capo y demás...


La violencia siempre ha sido un tema llamativo para alimentar el morbo de las masas, es algo así como, la manera más sutil de trabajar con una pornografía implícita que se deja moldear de acuerdo al contexto en el cual está inmerso.

Los canales de televisión de nuevo han hecho de las suyas, ya desde hace algunos años han producido y promocionado sin freno las miniseries y telenovelas que hablan sobre las andanzas de los antisociales con una ligereza increíble. Específicamente los canales del país vecino (Colombia), con temas que hablan de sicarios, narcotraficantes, secuestros, hampa organizada, mafias imposibles de eliminar que se hacen dueñas de un país.

Este caso en particular lo vemos en Colombia y nos llega a través de la televisión por cable, de sus canales principales que ven esta temática como una gran fiesta y procuran abrir el compás a una apología al crimen, donde lo que vemos con terror es lo apropiado.

Me molesta ver en cada esquina de San Cristóbal tiendas ilegales de DVD, que colocan como un gran logro la venta de estas series, que simplemente utilizan el tema de una masacre indiscriminada de un país para divertirse. Es posible que muchos lean estas series como una “denuncia” a un problema histórico reciente, pero cuando el objetivo es para deslizarse hacia una superficial telenovela que pueda venderse a miles de “autómatas sin criterio” de una manera jovial, no podemos estar de acuerdo.

Me preocupa de igual manera que no haya una regulación de estos temas en la televisión, además, cualquier persona tiene acceso a estas producciones tan burdas, que convierten en héroes a asesinos, y donde la posibilidad de una sociedad más justa es imposible. Es desde allí donde las estructuras de un imaginario colectivo se empiezan a desvencijar por dejarse llevar detrás de imágenes tan violentas a manera de caricatura. Vemos la violencia simplemente por la violencia como una alternativa de la que se puede vivir, con personajes que solucionan sus conflictos a través de la muerte y la tortura.

Es lamentable que estas escenas se repitan una y otra vez, que las personas no tengan más temas de conversación sino de las travesuras terroristas de unos personajes que deberían sepultarse, y no es posible, que se les rinda un homenaje tan absurdo. Siempre hablamos de la violencia en nuestro país, pero nunca nos detenemos a pensar en los ingredientes que le vamos agregando a medida que pasan los días y los meses. Somos víctimas de una sociedad que posee medios de comunicación que se vanaglorian de una cadena de homicidios, y estos a su vez van a ir incrementando en nuestra cotidianidad, no digo que la telenovela lo incremente, pero sí creo que ella puede llegar a ser uno de los detonantes.

Para nadie es un secreto que en Venezuela la inseguridad y el hampa son el pan diario, pero tampoco vamos promocionar la violencia histórica de un país como Colombia que viene luchado con fuerza desde hace tiempo contra ese flagelo del narcotráfico que tanto daño ha causado. No deberíamos permitir producciones que están alegremente colocadas en cualquier esquina de nuestra ciudad para que se distribuyan sin ningún tipo de regulación.

Es muy, pero muy preocupante que la violencia la veamos como una cotidianidad, cuando sabemos que estamos atrapados por la inseguridad, y por ello, no podemos sumar más imaginarios a un horizonte tan errado como estas series colombianas que de manera inescrupulosa se han adueñado una red de distribución sin medida de control.

Cada vez que usted ve un telenovela de estas, está apoyando la inseguridad y la delincuencia que tanto criticamos, necesitamos una regulación urgente de estos trabajos.

No hay comentarios: