jueves, 28 de octubre de 2010

Andes Rock 2010

“Los espacios para el desarrollo de actividades culturales son nulos en nuestra ciudad” Casi siempre con esta frase iniciamos las conversaciones los que trabajamos en los gremios de alguna disciplina artística, ¿será que estamos acostumbrados a no hacer nada? ¿O será acaso que nos dejamos vislumbrar por lo foráneo y nos parece que lo local es muy simple o de poca importancia?
Es posible que las dos respuestas sean las mismas. Yo considero que acciones como el “Andes Rock” en beneficio del Grupo Experimental de Teatro UNET, fue todo un éxito por las siguientes razones:
Primero porque se dio la oportunidad de mostrar un género musical que aun no ha recibido la importancia que se merece. Y segundo, porque se percibe a los rockeros como unas especies de personas que destruyen todo a su paso.
Pues, contrario a lo escrito arriba, les comento que estuvo de maravilla este espectáculo, dejando mostrar lo mejor de dos bandas de Mérida y San Cristóbal, (Makinna y Guerra Santa respectivamente), que son un ejemplo de lo que es prevalecer en el tiempo con sólo ganas de proponer un estilo musical.
Si vemos la puesta en escena de las dos bandas, presentan una performance que trata de buscar un punto de conexión entre: la exploración musical y su relación con el público de San Cristóbal. Es una demostración de Rock Latinoamericano, y no latinoamericanos queriendo hacer rock que es muy diferente, pues en el segundo de los casos estarías copiando de manera fiel y exacta los clichés de los cuales siempre nos hemos quejado.
Al principio de la noche Makinna desarrolla una performance que entra en conjunto con su propuesta musical, un ensamble de diferentes ritmos venezolanos, que se extiende por varias regiones, en un proceso de investigación musical que termina presentando una especie de Rock muy venezolano a ritmo de golpes de tambor, aunado a medidas no convencionales empleadas en el rock, como el tamunangue, lo que da un beneficio de una propuesta casi único, que trata de integrarse con la performance de los diablos danzantes de Chuao, los chimbangles de Trujillo y la fuerza del calipso de El Callao. Creo que es por allí por donde deben estar las puertas musicales en efervescencia. Luego Guerra Santa presentó su recopilación de trabajos de más de dieciocho años y tratan de imponer su estilo, que bien, les ha merecido un espacio en le tapete de la música tachirense, dejando ver la maduración musical y la muestra de una fuerza de interpretación que busca nuevos horizontes.
Sólo resta decir que el publico se comportó de manera ejemplar y da pie para demostrar que sí se pueden realizar este tipo de actividades e incentivar a un buen movimiento de rock en nuestra región, esperemos se puedan repetir mas conciertos, con mas bandas y se vea el resultado de mas músicos que andan en búsqueda de un sonido y un espacio adecuado.
Recuerden, el arte es un atentado contra tu ignorancia, y vacílense lo que se haga en la ciudad.

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